El declive del tabaquismo
El autor del art¨ªculo subraya que los gastos sanitarios que causa el h¨¢bito de fumar superan los beneficios econ¨®micos que produce y que est¨¢ demostrado de forma inequ¨ªvoca que "a m¨¢s tabaco, menos salud".
Despu¨¦s de cerca de 500 a?os en los que el h¨¢bito de fumar se ha ido extendiendo como si de una epidemia se tratara, por distintos ,pa¨ªses y grupos de poblaci¨®n, asistimos en la actualidad a un punto de inflexi¨®n y declive. Son tres, entre otros, los factores que han influido en este cambio. En primer lugar, a partir de los a?os sesenta se han publicado investigaciones que de forma irrefutable demuestran que el tabaco es la principal causa de m¨²ltiples patolog¨ªas (sobre todo del aparato respiratorio), y, adem¨¢s, es un factor de alto riesgo de otras patolog¨ªas, como las cardiovasculares, digestivas, etc¨¦tera.En segundo lugar, los an¨¢lisis econ¨®micos que desde la perspectiva del Estado se han realizado sobre costes-beneficios de las actividades relacionadas con el tabaco revelan con claridad que los costes (gastos sanitarios) superan a los beneficios (ingresos fiscales). Por ¨²ltimo, los Gobiernos y las instituciones sanitarias han comenzado a elaborar pol¨ªticas informativas y restrictivas que tienen como objetivo reducir el porcentaje de fumadores-as.
?Qu¨¦ factores est¨¢n implicados en el proceso de aprendizaje de la adicci¨®n tab¨¢quica? Habr¨ªa que distinguir entre determinantes sociohist¨®ricos (culturales) y psicol¨®gicos (personales).
Factores de propagaci¨®n
Pueden mencionarse cuatro factores que contribuyeron a que el uso del tabaco se propagara r¨¢pidamente. En primer lugar, el tabaco fue introducido por los descubridores, un grupo que en aquellos momentos gozaba de un gran prestigio social por el ¨¦xito alcanzado. Si ellos fumaban, la poblaci¨®n pronto les imitar¨ªa. En segundo lugar, al tabaco se le empezaron a atribuir una serie de efectos terap¨¦uticos, siendo en muchos casos los mismos m¨¦dicos quienes lo recetaban. Se llegaron a identificar m¨¢s de 60 trastornos para los que se recomendaba, desde las cefaleas hasta, incluso, el asma.
M¨¢s tarde, y en tercer lugar, la revoluci¨®n industrial posibilit¨® la producci¨®n en serie de cajetillas de cigarrillos y es a partir de este momento cuando el h¨¢bito de fumar se convierte masivamente en adicci¨®n al posibilitar el cigarrillo manufacturado la satisfacci¨®n inmediata y repetitiva del deseo. Durante la Primera Guerra Mundial, el cigarrillo se convierte en una necesidad de primer orden, equiparado a la alimentaci¨®n. Por ¨²ltimo, hay que mencionar la influencia de la publicidad, de las canciones, del cine y, en general, de los medios de comunicaci¨®n.
Adem¨¢s de este contexto sociohist¨®rico, son, sin duda, los factores psicol¨®gicos los que nos permiten comprender por qu¨¦ una persona se inicia y se instala definitivamente en esta modaIidad adictiva. En nuestra cultura el cigarrillo se ha convertido en el s¨ªmbolo m¨¢s asequible y extendido, a trav¨¦s del cual la persona puede satisfacer (m¨¢s en la fantas¨ªa que en la realidad) una serie de necesidades psicol¨®gicas, como, por ejemplo: pertenencia a un grupo determinado, rebeld¨ªa o autoafirmaci¨®n ante lo prohibido, libertad, ser o aparentar m¨¢s adulto-a, o seductora, correr riesgos, excitaci¨®n, relajaci¨®n, etc¨¦tera.
La satisfacci¨®n de estas y otras necesidades simbolizadas en el cigarrillo junto a la presi¨®n social (amistades, publicidad, cine, etc¨¦tera) son las dos condiciones fundamentales para establecer los primeros contactos con el tabaco. ?stos suelen ser durante alg¨²n tiempo desagradables (aspecto que con frecuencia se olvida), ya que la inhalaci¨®n del humo provoca tos, n¨¢useas, sensaci¨®n de mareo u otras formas de malestar f¨ªsico.
Si la presi¨®n social externa y la interna (necesidades psicol¨®gicas) son m¨¢s intensas que el malestar f¨ªsico provocado por la inhalaci¨®n del humo, la persona se convertir¨¢, casi con toda probabilidad, en fumadora. En caso contrario (es decir, cuando no existe presi¨®n interna ni externa), ser¨¢ dificil que la persona se convierta en fumadora por el simple hecho de que fumar es en s¨ª mismo algo aversivo.
Una vez ocurridos los primeros contactos con el tabaco y presionada la persona (interna y externamente) a continuar fumando, comenzar¨¢ a establecerse metas u objetivos. Uno de los primeros va a consistir en inhalar el humo sin toser. Posteriormente, ser¨¢ inhalar el humo y despu¨¦s de un intervalo de tiempo exhalarlo. Poco a poco se originar¨¢ una dependencia f¨ªsica y psicol¨®gica del cigarrillo de forma que en el futuro resulte dificil 0 imposible prescindir de ¨¦l. Si se hace, aparecer¨¢ el s¨ªndrome de abstinencia. Evitar el malestar que provoca ¨¦ste se convertir¨¢ en otro de los motivos para seguir con la adicci¨®n.
A todo este proceso hay que a?adir que las lesiones org¨¢nicas o el riesgo de enfermedad s¨®lo aparecen despu¨¦s de muchos a?os de consumo diario, continuado y abusivo. Por otra parte, la persona que fuma empezar¨¢ a utilizar mecanismos psicol¨®gicos que justifiquen su conducta. Dos son los m¨¢s frecuentes: negaci¨®n de! la nocividad del tabaco y racionalizaci¨®n.
Comportamiento y salud
En las sociedades desarrolladas la salud es, sin duda alguna, uno de: los valores m¨¢s apreciados. A menudo s¨®lo se aprecia en su justa medida cuando se pierde, cuando se enferma. ?Qu¨¦ factores son los responsables del nivel de salud? Hace alg¨²n tiempo se pensaba que estaba, sobre todo, en. manos de Dios. Despu¨¦s pas¨® de: las manos de Dios a las de los m¨¦dicos.
En la actualidad se piensa que est¨¢ en funci¨®n de m¨²ltiples factores: biol¨®gicos, psicol¨®gicos, socioecon¨®micos y culturales, fundamentalmente. A medida que la Medicina avanza, que mejora la asistencia sanitaria y el nivel socioecon¨®mico, recae una mayor responsabilidad sobre la salud en la propia persona, en su comportamiento, es decir, en el factor psicol¨®gico.
Las autoridades sanitarias intentan potenciar esta responsabilidad individual, aunque, a veces, sus mensajes sean contradictorios o tan complejos que la ciudadan¨ªa no pueda asimilar. Sin embargo, con respecto al tabaco, los mensajes son, desde hace ya algunas d¨¦cadas, inequ¨ªvocos: tabaco o salud. 0 dicho de otra forma menos dram¨¢tica: a m¨¢s tabaco, menos salud.
Dejar de fumar se ha convertido en un deseo o en una realidad para muchos fumadores-as. Toda persona que abandona su dependencia del tabaco lo hace bas¨¢ndose en alguna t¨¦cnica o mecanismo psicol¨®gico. Si a fumar se aprende, tambi¨¦n se puede aprender a dejar de fumar.
Jos¨¦ Antonio Garc¨ªa Marcos es psic¨®logo cl¨ªnico de la Unidad de Salud Mental del complejo hospitalario de Segovia.
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