El buen toreo a caballo
Moura Cuatro rejoneadores
Toros de JoAo Antonio Romao de Moura, despuntados, bien presentados, mansos pero con casta. Manuel Vidri¨¦: rej¨®n atravesado y, pl¨¦ a tierra, descabello (vuelta). Jo¨¢o Moura:, rej¨®n trasero bajo atravesado, rueda de peones y, pie a tierra, descabello (vuelta). Javier Buend¨ªa rej¨®n enhebrado, otro cerca de brazuelo, otro, bajo sin soltar y Puevo rej¨®n enhebrado; mata el sobresaliente, Manolo G¨®mez, du estocada y dos descabellos (silencio). Leonardo Hern¨¢ndez: rej¨®n bajo sin soltar, otro muy bajo, rueda de peones y, pi¨¦ a tier-ra, descabello (aplausos y saludos). Por colleras: Moura, rej¨®n bajo sin soltar, Vidri¨¦, rej¨®n baj¨ªsimo y otro trasero (ovaci¨®n y salida al tercio). Buend¨ªa, rej¨®n metisaca; Hern¨¢ndez, rej¨®n ladeado y, pi¨¦ a tierra, dos descabellos (aplausos y saludos). Plaza de Las Ventas, 25 de mayo. l6a corrida de feria. Lleno de "no hay billetes".
El toreo a caballo existe. Bueno, eso lo sab¨ªan los m¨¢s viejos de la localidad. Quiere decirse que subsiste, y puede tener vida floreciente mientras contin¨²en en activo maestros de la tauromaquia ecuestre como Manuel Vidri¨¦ y Jo¨¢o Moura. Siempre que no les coman el terreno los especialistas de la tauromaquia caballar, que se propagan como hongos. La tauromaquia ecuestre y la caballar son ciencias distintas, aunque usted no se lo crea. La tauromaquia ecuestre es toreo, dar pases -vamos al decir- y la caballar, circo, pegar caballazos -si se permite decirlo- .
Una semanita mal contada hace que estuvieron en el ruedo de Las Ventas los especialistas de la tauromaquia caballar pegando caballazos y sombrerazos, tundiendo a sartenazos los inocentes lomos de unos toros indefensos ante la feroz carga de la caballer¨ªa, y aquel fue un suceso denigrante para la tauromaquia, para la raza bovina y hasta para el s,er humano que lo estuviera presenciando. Una semanita mal contada despu¨¦s, en cambio, dos maestros del toreo ecuestre derehabilitaban al ser humano, a la raza bovina y a la tauromaquia sus dignidades ofendidas.
Entre el buen toreo a caballo presenciado, uno se quedar¨ªa con el de Moura sin desde?ar, de ninguna manera, el de Vidri¨¦-, precisamente por el arte y la torer¨ªa que despleg¨® en todas sus intervenciones, y tambi¨¦n por su brevedad. Despu¨¦s de fijar al toro huidizo, prenderle rejones, banderillearle de poder a poder, de frente, quebrando y de cuantas maneras admite el toreo ecuestre; despu¨¦s de pegarle dos medias ver¨®nicas seg¨²n se dir¨¢ y darle muerte.' todo eso no hab¨ªa durado ni un cuarto de hora; casi la mitad del tiempo que emple¨® el comedido de sus companeros.
Rejonear, banderillear... Se dice pronto y no quiere decir nada si falta la menci¨®n especial al toreo que emple¨® Moura para todo ese ejercicio. Consisti¨® en llevar siempre encelado al toro, templarlo ofreciendo el caballo de frente y ejecutar las suertes sin soluci¨®n de continuidad, en corto y por derecho, para reunir al estribo y prender vertical en lo alto, saliendo reposadamente del encuentro. Y cuando el toro le persigui¨® con sa?a, pues ni toros ni nadie soportan que les pongan banderillas en lo alto sin enfurecerse, recibla la embestida y la reconduc¨ªa a donde su maestr¨ªa quisiera llevarla. En un par de ocasiones hizo girar al toro embebi¨¦ndole en el se?uelo del caballo, y esas fueron aut¨¦nticas medias ver¨®nicas belmontinas.
La realizaci¨®n de las suertes en pureza, el dominio, el ritmo, compusieron la espl¨¦ndida actuaci¨®n de Manuel Vidri¨¦ en el toro que abri¨® plaza. Y a¨²n ameniz¨® su rejonco con algunos alar-. des de doma, consistentes en que el caballo llamara al toro con la manita, o que plantara sus pezu?as delanteras sobre el estribo, y es verdad que esto no a?ade nada a la tauromaquia ecuestre, pero tampoco sobra y, adem¨¢s, alegra el cotarro.Por colleras, ambos ma . estros tuvieron el buen gusto de no abusar del toro, que estaba s¨®lo ante el peligro, y lo rejonearon con sobriedad. No tan sobrios estuvieron Javier Buend¨ªa y Leonardo Hern¨¢ndez, posiblemente porque pretend¨ªan desquitarse en collera del poco ¨¦xito obtenido en solitario., por matar mal, aunque hicieron un rejoneo sf-rio y, bien medido.
El buen toreo a caballo no mereci¨® ni una orc¨ªa, esa es la verdad. Tambi¨¦n es cierto que abarrotaban el tendido cr¨ªos con las abuelas y familiares en distin tos grados de los que tienen abo no, y lo que les interesaba, realmente, era ver galopar al S¨¦pti
mo de Caballer¨ªa. Lo cual es consecuencia l¨®gica de la infaus ta invenci¨®n de la tauromaquia del caballazo, el sombrerazo y e sartenazo, que la aFici¨®n recha za. Por eso, cuando anuncian re joneo, los aficionados ponen pies en polvorosa, y no aparece ni uno en var?os kil¨®metros a la redonda.
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