Kerbala, dinamitada por decreto
El coraz¨®n del shiismo iraqu¨ª paga el precio de su revuelta contra Sadam Husein
Una cat¨¢strofe natural no habr¨ªa logrado una destrucci¨®n tan ordenada. Los tejados se han desplomado sobre los suelos aplastando los pisos intermedios como si se tratara de un bocadillo. Entre las monta?as de escombros, las c¨²pulas doradas de las mezquitas de los imames Husein y Abadas destellan a¨²n con m¨¢s fuerza. ?Da?os de la aviaci¨®n aliada o de los disturbios?, preguntan con malicia los periodistas. "No, esta zona la ha dinamitado el Gobierno para renovarla", contesta sin asomo de verg¨¹enza el funcionario que nos acompa?a.
Las tres razones oficiales para esta demolici¨®n masiva de edificios son que eran muy viejos, que hay un proyecto para reestructurar el casco antiguo de la ciudad y que resultaron afectados por las recientes revueltas. Sin embargo, cuando esta enviada especial visit¨® Kerbala hace un a?o, ni la ampl¨ªa calle peatonal que comunicaba los dos templos, ni sus alrededores, se encontraban en ruinas.Tampoco parece que el embellecimiento del coraz¨®n del shiismo, sea una necesidad acuciante en un momento en que el pa¨ªs atraviesa graves dificultades econ¨®micas.
La impresi¨®n es que, tal como denunciaba hace un par de semanas la agencia iran¨ª de noticias Irna, el ej¨¦rcito ha arrasado las casas para sofocar la resistencia. Una r¨¢pida encuesta entre los viandantes s¨®lo obtiene contestaciones de compromiso. "Van a hacerlo todo nuevo", responde un joven sin demasiada convicci¨®n. ?Cree que va a quedar mejor?, le pregunto. "Inshaal¨¢" (Si Dios quiere).
El sometimiento a la voluntad de Dios. Es el sino de los shi¨ªes, que ya sufrieron su primera derrota, en ¨¦sta su Kerbala querida, siglos atr¨¢s cuando Yasid, el gobernador de Bagdad, dio muerte a Husein y Abas, hijos de Al¨ª, a quien ellos reconocen como heredero del profeta.
En las paredes de ambas mezquitas, las consignas contra Sadam Husein han sido tachadas con tinta negra. Las puertas est¨¢n reventadas y hay da?os en los mosaicos de las paredes y en algunos de los techos. Palas y camiones trabajan para desescombrar la zona.
?Qu¨¦ ha pasado?, inquiero a un grupo de obreros que descansa. "Los mujarrab¨ªn (saboteadores)", responden casi al un¨ªsono. La misma palabra se repite en boca de todos los preguntados. Tan s¨®lo un muchacho que parece ser un estudiante va m¨¢s all¨¢: "Ha habido enfrentamientos entre el Gobierno y la oposici¨®n". No dice m¨¢s. Tiene prisa.
Vigilancia militar
Varios soldados vigilan las entradas de los templos, en las que han colocado retratos de Sadam Husein. Me acerco a una de las puertas, en la mezquita del imam Abas. ?Qu¨¦ van a hacer aqu¨ª? "No sabemos exactamente, el plan inicial era reconstruir todo en un radio de un kil¨®metro alrededor de los santuarios, pero ahora hemos o¨ªdo que se va a dejar una explanada". ?Qu¨¦ se ha hecho con la gente que viv¨ªa en estas casas? "Se les ha trasladado a otras zonas".Los periodistas solicitan visitar a esas familias, pero el acompa?ante oficial objetan que no sabe a d¨®nde han ido. Refugiados citados por la agencia iran¨ª Irna aseguran que muchos han huido a los palmerales y las marismas al sur del pa¨ªs.
El jeque Karim Abdlamir Abud, imam de la mezquita, no sabe lo que ha pasado a su alrededor, aunque confirma la versi¨®n de que se va a renovar el barrio. Aseguraba que se encontraba en su casa, a las afueras de la ciudad, cuando se produjeron los disturbios.
Preguntado c¨®mo es posible que no viniera a ocuparse del templo, explica que uno de sus ayudantes estaba de guardia. Atribuye los da?os del santuario a los saboteadores, pero ?c¨®mo pudieron disparar un ob¨²s a una de las c¨²pulas?
De nuevo intervienen los soldados, para explicar que los mujarrab¨ªn se apoderaron de armas del ej¨¦rcito durante la evacuaci¨®n de Kuwait. Afirman que dispusieron de tanques y ca?ones. De acuerdo con su relato, la revuelta se inici¨® el 5 de marzo y durante 11 d¨ªas los rebeldes tuvieron a la ciudad en jaque.
A partir del d¨ªa 16, lleg¨® la Guardia Republicana y en cuatro d¨ªas se hizo con el control. ?Los responsables? Para ellos est¨¢ claro, iran¨ªes y turcos. M¨¢s tarde, en un recoveco del zoco, alguien lograr¨¢ vencer el miedo y me confesar¨¢: "Est¨¢bamos todos en esto, pero vinieron los militares y nos hicieron lo mismo que hab¨ªan hecho en Kuwait".
El 'peque?o Teher¨¢n'
Mujeres de negro y hombres de mirada huidiza pasan r¨¢pidamene sin, detenerse. Las esperanzas han quedado enterradas en esta especie de peque?o Teher¨¢n, que s¨®lo hace un a?o bull¨ªa de peregrinos y comerciantes de recuerdos y objetos sacros. A 15 kil¨®metros de distancia, en Nayaf, donde se encuentra el sepulcro del imam Al¨ª, la situaci¨®n es a¨²n m¨¢s sombr¨ªa.La mezquita ha sido sellada y sus alrededores, prohibidos al tr¨¢nsito. Los tanques permanecen en posici¨®n defensiva. Los soldados son m¨¢s numerosos y van armados.
Con todo, el capit¨¢n Basel Tarck Ibrahim, responsable del puesto que vigila el templo, insiste en afirmar que "los incidentes internos", como aqu¨ª se les denomina de forma eufem¨ªstica, no han sido un levantamiento sino obra de bandidos. "Hab¨ªa unos g¨¦rmenes y hemos acabado con ellos", explica quitando importancia al asunto.
Para ¨¦l, los revoltosos eran apenas "unas decenas de ladrones, ex presidiarios y criminales incitados por agentes externos". Le hago notar que los resultados parecen entonces haber sido excesivos. Responde con el plan de renovaci¨®n.
Renovar, ?para qui¨¦n? Nayaf es una ciudad fantasma. El zoco est¨¢ destrozado y, sin peregrinos, la poblaci¨®n no tiene de qu¨¦ vivir. Las persianas de las tiendas est¨¢n bajadas. Los comerciantes m¨¢s astutos ya han escrito en ellas con spray. "Larga vida a Sadam".
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