Teolog¨ªas
El se?or P¨¢niker, en su art¨ªculo Teolog¨ªa de Bangladesh (EL PA?S, 21 de mayo), proclama irrisoria toda teolog¨ªa de un Dios bueno; uno es libre de opinar lo que quiera, pero quiz¨¢ no sea tan bueno proclamar directamente irrisorio lo que no se comparte. P¨¢niker ni quiere ocultar ni oculta la inspiraci¨®n hinduista de sus postulados teol¨®gicos. Yo jam¨¢s osar¨ªa proclamar irrisoria la compleja cosmolog¨ªa hind¨².Adivino, no s¨¦ si acertadamente, una cierta influencia de Carl G. Jung en afirmaciones como la "ambivalencia sublime / espantosa de lo divino" o la "sistem¨¢tica represi¨®n del desorden"; pero Jung estudiaba lo numinoso en la naturaleza humano divino. La ecuaci¨®n de igualdad entre ambos factores, muy hind¨², no se impone por s¨ª sola.
El yogui hind¨² proclama "Yo soy Brahma" (el absoluto, Dios); el cristiano dice, con san Pablo: "Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en m¨ª". Hay similitudes aparentes, pero todo un mundo de diferencia.
En cuanto a la enormidad del mal en el mundo natural, ?elimina sin apelaci¨®n a cualquier Dios bueno? No lo creo, si no se considera el pecado original como un "fatal error gastron¨®mico", sino como el s¨ªmbolo de una fisura terrible entre Dios y su criatura, ca¨ªda en la que es arrastrada la creaci¨®n misma. Por eso san Pablo dice que "la creaci¨®n entera aguarda la manifestaci¨®n de los hijos de Dios". Para la "irrisoria" teolog¨ªa en la que yo creo, Dios s¨®lo ser¨¢ plenamente omnipotente cuando se consume la victoria libre del amor. Mientras tanto, Dios anular¨ªa al hombre si eliminara el mal.
El m¨ªo no es el Dios del absoluto informe y ambivalente -aunque tambi¨¦n sea indecible-, sino un Dios que llora en el hombre que: llora y sufre en el hombre que sufre. Si a alguien esto le parece irrisorio, a m¨ª no.-
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