Norberto Bobbio afirma que los perdedores de hoy pueden ser los ganadores de ma?ana
El fil¨®sofo y senador italiano critica a 'Il Manifesto' en el 20? aniversario del peri¨®dico
En una entrevista concedida al peri¨®dico Il Manifesto en el 20? aniversario de su fundaci¨®n, Norberto Bobbio, el mayor fil¨®sofo de este pa¨ªs, senador vitalicio y conciencia cr¨ªtica universalmente reconocida, ha tocado tres temas importantes y delicados: la diferencia entre estar de la parte de los equivocados y de la parte de los perdedores, la diferencia entre moderado y extremista y entre la ¨¦tica de los principios y la ¨¦tica de las consecuencias.
Los fundadores de Il Manifesto se hab¨ªan definido a s¨ª mismos como personas que han acaba do siempre "de la parte de los equivocados". Y Bobbio les dice que ni eso es cierto y que ni ellos estuvieron nunca convencidos de tal colocaci¨®n. Distingue entre estar con los que no tienen raz¨®n y con los perdedores. Y explica que no siempre los perdedores, en la historia dejaron de tener raz¨®n."Lo ¨²nico que os puedo decir, frente a esta historia universal de la que s¨¦ tan poco" afirma el fil¨®sofo, "es que generalmente los perdedores de hoy son los triunfadores de ma?ana. Ya ha acaecido en nuestro pa¨ªs no hace mucho. Durante el fascismo, por ejemplo, Salvemini y Gramsci, Goberti y los hermanos Roselli fueron perdedores, pero desde el punto de vista de la historia de la que naci¨® nuestra Rep¨²blica, en la que nos hallamos a¨²n, aunque con alguna trepidaci¨®n, ?no fueron ellos los vencedores?".
Bobbio considera que los que dieron vida y siguen a¨²n alimentando la publicaci¨®n de Il Manifesto, tras la ruptura con el viejo partido comunista de Togliatti, son extremistas, mientras que ¨¦l se define a s¨ª mismo "un moderado". Pero el fil¨®foso analiza enseguida ambos conceptos y critica a quienes se niegan a darle, como hace ¨¦l, un valor s¨®lo neutral, y afirma: "Yo me considero un moderado porque en las cosas de la pr¨¢ctica pienso que es m¨¢s conveniente huir de las posiciones extremas. Soy un seguidor convencido de la antigua m¨¢xima: 'In medio stat virtus'. Pero con ello, que quede bien claro, no pretendo decir que los extremistas se equivoquen siempre y que los moderados acierten. Por otra parte, no podr¨ªa afirmarlo por coherencia con mi principio, porque decir que los extremistas nunca aciertan y que los moderados, nunca se equivocan ser¨ªa razonar como un extremista. El moderado puede s¨®lo afirmar que en la mayor parte de los casos de la vida las soluciones mejores son las de los moderados".
Bobbio pone dos ejemplos: "Frente al fascismo y al nazismo huboque comportarse como extremistas, escogiendo entre resignarse y resistir. Y no dudo que fueron los extremistas de entonces los que llevaron raz¨®n. Pero en una sociedad democr¨¢tica, pluralista, donde existen varios grupos en libre competici¨®n, con reglas del juego que deben ser respetadas, mi convicci¨®n es que tienen mayor posibilidad de ¨¦xito los moderados (...) Guste o no guste, las democracias suelen favorecer a los moderados y castiga a los extremistas. Se podr¨ªa tambi¨¦n sostener que es un mal que as¨ª ocurra. Pero si queremos hacer pol¨ªtica, y estamos obligados a hacerla seg¨²n las reglas de la democracia, debemos tener en cuenta los resultados que este juego favorece". Y a?ade: "Quien quiere hacer pol¨ªtica d¨ªa a d¨ªa debe adaptarse a la regla principal de la democracia, la de moderar los tonos cuando ello es necesario para obtener un fin, el llegar a pactos con el adversario, el aceptar el compromiso cuando ¨¦ste no sea humillante y cuando es el ¨²nico medio para obtener alg¨²n resultado".
?tica
Por ¨²ltimo, Bobbio aborda la diferencia entre ¨¦tica de los principios y ¨¦tica de las consecuencias. La primera, dice, es la del moralista, entendida en sentido positivo, y la segunda, la del pol¨ªtico. Y poniendo el ejemplo del concordato en Italia entre el Estado y la Santa Sede afirma: "Desde el punto de vista de la ¨¦tica de los principios, no cabe duda de que el concordato es incompatible con un Estado no confesional, como el italiano y, por tanto, con cuantos luchan para abolirlo. Pero ?qu¨¦ ¨¦xito puede tener un pol¨ªtico de este estilo en un pa¨ªs en el que el partido de mayor¨ªa relativa, que mantiene las riendas del poder en sus manos desde hace casi medio siglo, es un partido de inspiraci¨®n cristiana, que juega con la venta a de observar algunas reglas y principios de que la Iglesia considera irrenunciables? En un pa¨ªs donde la mayor¨ªa de los ciudadanos son cat¨®licos, aunque m¨¢s por inercia que por profunda convicci¨®n, ?qu¨¦ posibilidades de ¨¦xito puede tener una denuncia contra el concordato?". Y a?ade: "Ciertamente que en caso de una verdadera persecuci¨®n religiosa, probablemente la moderaci¨®n ya no servir¨ªa. Entonces tambi¨¦n el moderado deber¨ªa hacerse extremista. Por desgracia nunca ocurre lo contrario, es decir, que el extremista de hoy est¨¦ dispuesto a ser el moderado de ma?ana".A los amigos de Il Manifesto que le piden un parecer sobre lo que deber¨ªa ser hoy la publicaci¨®n tras la ca¨ªda del comunismo, Bobbio responde: "Par favor, yo nunca me permitir¨ªa dar consejos a nadie. Me han pedido una opini¨®n sobre los 20 a?os de vuestro diario y yo he aprovechado para hacer algunas consideraciones sobre el contraste entre extremismo y moderatismo y sobre la relaci¨®n entre moderatismo y democracia, naturalmente sin ninguna pretensi¨®n de hacerles cambiar de idea".
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