Una faena ideal
De los toros convendr¨ªa decir lo que san Agust¨ªn dijo del sufrimiento: "Es malo sufrir, pero es bueno haber sufrido". A los toros yo creo que no se puede ir, pero es bueno haber ido. No se puede decir "voy a los toros". En eso siempre hay una arrogancia y un folclorismo absurdos, de la misma manera que resultar¨ªa obsceno confesar: "Voy a sufrir un poco". Decir "vengo de los toros" es otra cosa. Eso s¨ª puede decirse, porque en ¨¦l haber visto una corrida de toros hay ya mucho de fracaso, de fugacidad y pasado, y el pasado y el fracaso terminan por redimirnos a todos.Siempre me han llamado la atenci¨®n los viejos aficionados taurinos. Todos, con tono m¨¢s o menos villoniano, hacen su balada de los toros y toreros de anta?o. Aseguran: "Yo vi torear a Joselito, a Belmonte, a Lalanda, a aqu¨¦l, al otro". El que ha visto a Manolete, no dice "yo he visto a Curro". Dice: "Yo he visto a Manolete". Los recuerdos tienen siempre su escalaf¨®n, y cuanto m¨¢s antiguos parecen tener m¨¢s estrellas en su bocamanga. Luego, los viejos aficionados se quedan pensativos y silenciosos, que da la impresi¨®n que en ese momento Belmonte o Joselito despliegan sobre su memoria todo su capote, envolvi¨¦ndoles en infinita tristeza por todo el tiempo irremediable y muerto.
Si, despu¨¦s de haber visto todo lo que confiesan haber visto, estos aficionados siguen yendo a los toros, no es m¨¢s que para corroborar una y otra vez que nada ni nadie podr¨¢ con aquellas lejanas y sofiadas figuras y aquellas faenas memorables, por la misma raz¨®n que ninguna nevada es m¨¢s intensa que las nevadas de la infancia, ni nieves m¨¢s quietas y silenciosas que las tristes y melanc¨®licas nieves de anta?o.
Aficionados catedr¨¢ticos
Todos llevamos, pues, una corrida de toros ideal en la cabeza, como dec¨ªa Plat¨®n que llev¨¢bamos las ideas. La m¨ªa transcurre en una plaza peque?a. En las plazas como Madrid la gente no va a los toros sino a medir en cent¨ªmetros d¨®nde se pone el subalterno y a pedir que se lleven preso al presidente. Los aficionados en Madrid son todos catedr¨¢ticos. Yo pienso en una plaza peque?a, de pueblo, vieja, con toreros honestos, ni de mucho ni de poco cartel. Regular. Y unos aficionados respetuosos, unos m¨¢s entendidos y otros menos, pero que saben estar callados cuando hay que estarlo. Y una tarde sembrada, aqu¨ª, all¨ª, de cosas inspiradas, es decir, inesperadas, nacidas no para ser juzgadas ni salir en los peri¨®dicos, sino para perderse, como la nieve, y para permanecer, como el recuerdo de la nieve. Si a esto le a?adimos unas viejas fotos en blanco y negro de los viejos maestros, dos o tres buenos libros taurinos y dos, o tres buenos poemas de lo mismo, podremos tener ya en la cabeza una faena plat¨®nica, una faena ideal. Esa para la que no es necesario ir a los toros, pero s¨ª haber ido, y muchas veces.
Andr¨¦s Trapiello es escritor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.