Huelga nacional de las mujeres en Suiza contra la discriminaci¨®n sexual laboral y familiar
Marchas, debates, paros en las empresas, supermercados medio vac¨ªos con cajeras luciendo distintivos, hogares sin men¨² y con cacerolas en las ventanas, guarder¨ªas atendidas por padres y ropa color fucsia por las calles: son algunos de los fen¨®menos a digerir por los comedidos ciudadanos suizos si se cumplen las previsiones de la huelga general de mujeres convocada para hoy y en la que, seg¨²n un sondeo, piensan participar unas 250.000 personas para luchar contra la discriminaci¨®n sexual laboral y familiar. Hoy, el salario medio de las trabajadoras es un 30% inferior al de sus compa?eros.
A los 10 a?os de la votaci¨®n federal que consagr¨® la igualdad entre hombres y mujeres, la acci¨®n convocada por organizaciones de mujeres y coordinada por la Uni¨®n Sindical Suiza (USS) pretende ser un aldabonazo que recuerde que la ley no ha sido aplicada nunca y que las desigualdades profesionales y familiares persisten en el civilizado pa¨ªs de los afamados relojes, chocolates y vacas, que ostenta una de las renta per c¨¢pita m¨¢s altas del mundo.En Suiza la huelga no existe legalmente -la sola palabra provoca sarpullidos en las empresas-, por lo que la iniciativa doblemente ins¨®lita, tiene ya desconcertada a una opini¨®n p¨²bli ca poco hecha a estos sobresal tos. Los juristas discuten si la huelga es pol¨ªtica, y por tanto irremediablemente ll¨ªcita; los pa tronos se dividen entre los que amenazan y los que se han adelantado a autorizar debates de media hora sobre la promoci¨®n de la mujer, y en las alturas se habla ya de acelerar el tr¨¢mite de la ley de aplicaci¨®n de la norma constitucional que se conmemora, y que se encuentra todav¨ªa ?en tr¨¢mite de consulta!
Mientras, el ciudadano medio no se cree del todo la convocatoria y la prensa habla m¨¢s y m¨¢s de ella conforme el d¨ªa se iba acercando. Algunos sectores critican a sus organizadoras su manifiesta "renuncia a parar la maquinaria econ¨®mica" del pa¨ªs.Pero ellas defienden esta huelga a la carta porque permite a cualquier mujer manifestar su des contento, de cualquier forma por modesta que sea y por d¨¦bil que sea su situaci¨®n laboral o familiar, sin culpabilizarse por la medida de sus contradicciones.
No ir¨¢n al supermercado
Las acciones, muy descentralizadas, ir¨¢n del ¨¢mbito dom¨¦stico y de barrio, en el que muchos hombres han asumido la parte que les toca, a los gestos simb¨®licos, multitud? nari os, o a los paros, a los que la Federaci¨®n de Sindicatos Patronales de la Suiza de habla francesa ha aconsejado no responder con el despido, lo que ser¨ªa "la consecuencia l¨®gica", sino con descuentos de salario, "para evitar dar a la huelga un eco que no se merece"."La huelga no va a poder ser secundada por muchas trabajadoras inmigrantes", afirma Pilar Ayuso, espa?ola del centro de contacto Swisses Immigr¨¦s de Ginebra, "debido a la precariedad de su situaci¨®n legal. Pero convocamos a no ir a los almacenes y supermercados ese d¨ªa, para por lo menos no hacer trabajar a las mujeres que no pueden hacer huelga".
Por su parte, M. T., catalana de 39 a?os y 18 de residencia en Ginebra, casada y con dos ni?os, cree que habr¨¢ represalias en los sectores de relojer¨ªa y microelectr¨®nica si se interrumpe el trabajo.
Ella, que trabaja como secretaria en una organizaci¨®n humanitaria, no tiene quejas laborales, pero ese d¨ªa, por solidaridad, no ir¨¢ a su trabajo -para lo que ha pedido el d¨ªa libre...- ni har¨¢ ninguna labor casera.
Ayer noche, miles de mujeres se durmieron pensando en Islandia -el ¨²nico precedente, en 1975, de una huelga similar, que colaps¨® el pa¨ªs-; hoy, un servicio telef¨®nico sindical permanente, naturalmente atendido por hombres, dar¨¢ a lo largo del d¨ªa un balance para mostrar si el sue?o de las mujeres se ha hecho realidad.
Salarios inferiores
La situaci¨®n salarial de las mujeres es especialmente mala comparada con la de los hombres en el comercio, con mucha mano de obra temporal, generalmente extranjera -y un gran porcentaje de espa?olas-, y en industrias como la de la relojer¨ªa, donde, aparte de una disciplina laboral f¨¦rrea, seg¨²n los datos de un informe que publica el semanario L'Hebdo, m¨¢s de nueve trabajadoras de cada diez ganan menos de 3.500 francos (unas 245.000 pesetas), considerado el l¨ªmite de la autonom¨ªa econ¨®mica. Ese mismo fen¨®meno afecta s¨®lo a tres hombres de cada diez.Tambi¨¦n el sistema de Seguridad Social suizo penaliza a las mujeres. La divorciada que no ha trabajado por cuenta ajena durante su matrimonio se ve privada de una parte notable de su pensi¨®n de vejez.
En cuanto a la formaci¨®n, nueve obreras de cada diez llegan al mercado de trabajo sin ning¨²n aprendizaje, y una de cada cuatro mujeres que cumplieron 20 a?os en 1985 no ten¨ªan ning¨²n diploma ni certificado de formaci¨®n profesional.
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