Noche mozartiana
Se llenaron las dos salas del Auditorio Manuel de Falla para el concierto mozartiano de la Orquesta de C¨¢mara holandesa y Alicia de Larrocha, dirigido por Ros Marb¨¢. Resultar¨¢ in¨²til repetir lo muy sabido: la maravilla del genio de Mozart en sus tres estilos a los que, aproximadamente, responden la Sinfon¨ªa 14 en la mayor (1771), el Concierto para piano escrito en la misma tonalidad, n¨²mero 23, que es de 1786, el mismo a?o que la Sinfon¨ªa Praga, de tan diferentes ideario y procedimientos. Tanto que mientras el bell¨ªsimo concierto supone una culminaci¨®n del Mozart que, idea tras idea, tiraba la m¨²sica por la ventana, en la Praga se alza la sombra anticipada del Beethoven maduro, pues existen en la historia presombras lo mismo que en la ac¨²stica se habla de pre-ecos. La fuerza inusitada de la construcci¨®n en sus valores dram¨¢ticos y dial¨¦cticos resplandece en toda su originalidad y probablemente sin otra deuda que la tantas veces reconocida por Wolfgang Amadeus a Joseph Haydn.Si Ros Marb¨¢ consigue una versi¨®n de maestro en el caso de la Praga, se mueve con holgura en la simplicidad juvenil, -el frescor de tan raro encanto, del Mozart quince¨¢fiero de la Sinfon¨ªa 14, y une estrechamente su discurso al pianismo de Alicia de Larrocha en el Concierto n¨²mero 23. La curva evolutiva de la pianista barcelonesa es una demostraci¨®n de la progresiva saz¨®n de su talento, pues desde una general consideraci¨®n como traductora de Alb¨¦niz y Granados, para los que tiene no s¨®lo estricta fidelidad sino palabras propias, pas¨® a gozarla como rigurosa expositora de Mozart y Beethoven. No por ello renuncia a su amado Granados, al que ayer dedic¨® un programa con ocasi¨®n del 75 aniversario de su muerte en la mai. El ¨¦xito de la pianista, la formidable orquesta y su maestro habitual super¨® todas las previsiones.
La serie de memoriales Andr¨¦s Segovia fue iniciada por el guitarrista cubano Manuel Berrueco con un programa espa?ol, pues as¨ª podemos considerar a Scarlatti, que tantas veces espa?oliz¨® su nombre de Domenico para convertirlo en Domingo. Las sonatas scarlattianas adquieren distinta vida en la guitarra, lo que sucede con las danzas de Granados, cinco de las cuales, entre otras obras, toc¨® Berrueco en sus propias transcripciones. El guitarrista es m¨²sico de refinada sensibilidad y alta t¨¦cnica adem¨¢s de poseer un sonido precioso.
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