Reestreno del concierto de Monasterio
En el programa de ayer de la Orquesta Sinf¨®nica, dirigida por David Parry, hab¨ªa un reestreno especialmente digno de atenci¨®n: el Concierto en s¨ª menor para viol¨ªn y orquesta de Jes¨²s de Monasterio, compuesto a finales de 1859 e inexplicablemente olvidado, pues exist¨ªan partituras en varias bibliotecas, y sin ir m¨¢s lejos, en la Municipal de Madrid.Pocas figuras tan atractivas presenta la m¨²sica espa?ola del XIX como la de Monasterio, que enlaz¨® la escuela espa?ola de viol¨ªn con la belga. Disc¨ªpulos como Arb¨®s, Go?i, Urrutia o Manuel P¨¦rez abonan la calidad magistral del gran violinista monta?¨¦s (Potes, 1836-Casar de Pariedo, 1903), que tambi¨¦n fue excelente cuartetista, director brillante, compositor de nota y hombre de bien.
Orquesta Sinf¨®nica de Madrid
Director: D. Parry. Solista: A. Jes¨²s Garc¨ªa, violinista. Obras de Turina, Monasterio y V. Williams. Teatro Monumental. Madrid, 22 de junio.
El concierto, en versi¨®n trabajada y revisada por el mus Ic¨®logo asturiano Ram¨®n Sobrino, est¨¢ lejos de todo espa?olismo, incluso del superficial cultivado por el propio Monasterio en p¨¢ginas como Adi¨®s a la Alhambra, y se cine a gustos an¨¢logos a los que presiden los compuestos por Wienlawski, de la misma ¨¦poca, que han gozado de m¨¢s continuas interpretaciones. Una parte solista, de gran dif¨ªcultad, resplandece ante una orqu¨¦sta acompa?ante que funciona como tel¨®n de fondo.
La forma en tres tiempos agrupa un allegro en forma de sonata, un inspirado adagio de intensa cantabilidad y una polaca final, aire muy practicado por los m¨²sicos del tiempo cualquiera, que fuera su nacionalidad. Angel Jes¨²s Garc¨ªa hizo una verdadera creaci¨®n de la obra. La domina en todos sus aspectos, y si el virtuosismo llama la atenci¨®n, se vatora por estar siempre puesto al servicio de la idea musical. La t¨®nica amable, efusiva, tenuemente rom¨¢ntica del concierto hace su programaci¨®n perfectamente viable, como qued¨® demostrado por la respuesta calurosa del p¨²blico.
David Parry, puntual colaborador en la obra de Monasterio, nos ofreci¨® antes una espl¨¦ndida y vibrante traducci¨®n de las Danzas fant¨¢sticas de Joaqu¨ªn Turina, de las que supo evidenciar todo el refinamiento arm¨®nico instrumental que encierran, as¨ª como la bravura o la poes¨ªa propia de los ritmos populares empleados. La sesi¨®n se cerr¨® con la Sinfon¨ªa n¨²mero 4 en fa menor de Ralph Vaughan Williams.
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