Secesiones peligrosas
POR PRIMERA vez desde la II Guerra Mundial, dos pa¨ªses -Croacia y Eslovenia- han roto las estructuras estatales existentes y han decidido crear dos Estados independientes. La gravedad de la decisi¨®n radica en que, salvo la unificaci¨®n de Alemania, es la primera vez que se produce una modificaci¨®n de fronteras en Europa, lo que rompe con el principio b¨¢sico del sistema de seguridad implantado por el Tratado de Helsinki de 1975. No obstante, las decisiones tomadas el 25 de junio por los Parlamentos de Liubliana y de Zagreb no han sido una sorpresa, sino fruto de sendos referendos en los que los ciudadanos manifestaron, por amplia mayor¨ªa, su deseo de independencia. En ambos casos las autoridades de las nuevas rep¨²blicas hab¨ªan fijado un plazo para que las rep¨²blicas que conformaron Yugoslavia llegasen a un acuerdo sobre una nueva forma de asociaci¨®n entre s¨ª. Y el plazo se ha cumplido sin que se realizara el acuerdo.Es dif¨ªcil prever qu¨¦ va a ocurrir de modo inmediato. La moneda es com¨²n en toda la federaci¨®n yugoslava. Existen adem¨¢s una fuerte deuda exterior y una situaci¨®n econ¨®mica angustiosa, compartidas por el conjunto de Yugoslavia. A ello hay que a?adir la presencia de tropas federales en Croacia y Eslovenia. Por tanto, incluso para que la secesi¨®n se formalice, resultan ineludibles unas negociaciones dif¨ªciles. El Gobierno federal ha declarado ilegales las proclamaciones de independencia, pero, si no se sale del ¨¢mbito del sentido com¨²n, est¨¢ obligado a negociar con Liubliana y Zagreb. Todo recurso a actos de fuerza ser¨ªa una locura. En las zonas de Croacia donde los serbios son mayor¨ªa, existen ya grupos armados y una situaci¨®n explosiva que ahora se puede agravar. Hace falta recordar que si la Comunidad Europea y EE UU son favorables a la permanencia de un Estado yugoslavo han condenado tambi¨¦n de manera tajante todo empleo de la violencia. El evidente riesgo de guerra civil deber¨ªa de ser evitado por todos los protagonistas del conflicto.
Las tesis independentistas, tanto eslovenas como croatas, postulan que los dos experimentos hist¨®ricos -el de la monarqu¨ªa Kraganovic entre las dos guerras mundiales y el de Tito despu¨¦s de la segunda- por mantener unidos a los "eslavos del Sur" han fracasado. Por ello, la creaci¨®n de las dos nuevas rep¨²blicas, que son las m¨¢s avanzadas de Yugoslavia, ser¨ªa un paso positivo incluso para la estabilidad de nuestro continente. Sin embargo, en la explosiva situaci¨®n actual del Estado yugoslavo han intervenido varios factores, especialmente la pol¨ªtica ciega de Serbia -con su dirigente comunista Milosevic- intentando perpetuar su hegemon¨ªa en la estructura federal yugoslava. De esa manera se han materializado en Belgrado los dos "males" m¨¢s odiados por croatas y eslovenos: neocomunismo y dominaci¨®n serbia. No cabe duda de que en la voluntad de independencia -expresada en las urnas- ha pesado sobre todo la voluntad de romper con esos "males".
En la posici¨®n de la CE y de EE UU se tienen en cuenta, sobre todo, los efectos desestabilizadores que pueden surgir de la secesi¨®n de las dos rep¨²blicas yugoslavas. Los Balcanes pueden volver a ser el polvor¨ªn de Europa. ?Qu¨¦ ocurrir¨¢ en otras rep¨²blicas? ?Por ejemplo, en Macedonia, sobre la que los pa¨ªses vecinos tienen pretensiones territoriales? Fuera del ¨¢mbito yugoslavo, ?qu¨¦ impacto tendr¨¢ en zonas donde existen demandas nacionalistas exacerbadas? Podemos asistir en zonas de Europa central a una agravaci¨®n de la amenaza de guerras civiles provocadas por los nacionalismos. En una ¨¦poca hist¨®rica en que fronteras y soberan¨ªas pierden validez, conviene que la presi¨®n internacional se intensifique no para mantener en Yugoslavia un statu quo desfasado, sino para ayudar a sus l¨ªderes a inventar un tipo nuevo de confederaci¨®n que encuentre un m¨ªnimo de consenso.
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