Objetivo funerario
EN Su desesperada b¨²squeda de nuevos objetivos sobre los que intervenir -es decir, que sembrar de ca d¨¢veres-, los terroristas, esos zotes sin coraz¨®n, alcanzaron el viernes, por correo, la c¨¢rcel de Sevilla, y asesinaron a dos reclusos, un funcionario -delegado sindical de CC OO- y un familiar. Todo est¨¢ dema siado claro como para insistir en la irresponsabilidad criminal, pero a la vez en el atroz infantilismo, de unos activistas a quienes sus jefes han convencido de que el dolor y la destrucci¨®n que producen es, si tal vez lamentable, en todo caso inevitable, pues la causa lo exige. Pero Izquierda Unida ha dicho esta vez algo que va m¨¢s all¨¢ de las condenas habituales: "A este paso", ha dicho la formaci¨®n que preside Anguita, "acabar¨¢n convirtiendo a Amedo en un m¨¢rtir". Cuando empez¨® el juicio de los GAL, la actitud de la opini¨®n p¨²blica ante lo que esas siglas representan oscilaba entre el abierto rechazo y la indiferencia. La nueva escalada de ETA, con acciones como la de Vic, dos o tres d¨ªas antes de la apertura de la vista, Madrid y Sevilla, entre otras, han conseguido que la opini¨®n oscile ahora entre la indiferencia comprensiva y la simpat¨ªa. Horas antes de que la bomba de Sevilla segase cuatro nuevas vidas y mutilase los cuerpos de muchas m¨¢s, un portavoz de Herri Batasuna, el sucesor de Montero en el Parlamento Europeo, viajaba a Madrid para proclamar ante los periodistas que el verdadero responsable de los GAL se llama Felipe Gonz¨¢lez. Horas antes de la explosi¨®n, es decir, cuando el paquete entregado en Valladolid por los amigos del eurodiputado viajaba ya hacia Sevilla en busca de nuevas v¨ªctimas. Pero, a diferencia de los paquetes, el rid¨ªculo no mata.
?ltimamente se ha sostenido desde diversos medios la teor¨ªa de que ETA es, cierto, muy criminal, pero tambi¨¦n muy inteligente, ya que siempre consigue golpear donde m¨¢s duele; y que existe una racionalidad en sus acciones, en la medida en que ellas resultan funcionales para la obtenci¨®n de sus fines. Es una teor¨ªa discutible. De entrada, esa identificaci¨®n entre inteligencia y eficacia (o ¨¦xito) en cualquier empe?o, cualquiera que ¨¦ste sea, no es sostenible, aunque resulte muy representativa de cierta mentalidad contempor¨¢nea. Y considerar racional, aunque perversa, la pr¨¢ctica de ETA equivale a ignorar evidencias como que desde hace a?os sus acciones son, como m¨ªnimo, incapaces de hacer avanzar un mil¨ªmetro cualquiera de las causas proclamadas por el abertzalismo radical.
De irracional cabe tachar, por ejemplo, a un activismo que ha conseguido separar cada d¨ªa un poco m¨¢s a Navarra de la comunidad aut¨®noma de Euskadi; o que ha convertido al Pa¨ªs Vasco en el territorio europeo con m¨¢s polic¨ªas por kil¨®metro cuadrado, y en uno de los que m¨¢s debe gastar en seguridad, detrayendo fondos de actividades m¨¢s acordes con el objetivo de "rnejorar las condiciones de vida y trabajo de los asalariados". El cierre a bombazos de Lem¨®niz puede ser prueba de la eficacia letal de ETA, pero resulta contradictorio con el objetivo de autonom¨ªa energ¨¦tica de una hipot¨¦tica Euskadi independiente.
La racionalidad de ETA es la del paranoico que toma por realidad sus fantas¨ªas. Porque incluso en el terreno inmediato, de la pol¨ªtica diaria, objetivos que se supone sustanciales para la causa aberizale, como la denunc¨ªa de la guerra sucia, la obtenci¨®n de solidaridad, o al menos neutralidad, por parte de sectores de la poblaci¨®n espa?ola no vasca, el afianzamiento de lazos con organizaciones revolucionarias de las dem¨¢s nacionalidades peninsulares, ejes todos ellos inspiradores de la pol¨ªtica de ETA cuando ¨¦sta era un grupo antifranquista, son directamente incompatibles con la pr¨¢ctica del asesinato indiscriminado, su exclusiva actividad actual.
Entonces, el ¨²nico objetivo que avanza es el de la muerte. ETA es una organizaci¨®n funerar¨ªa, y el medio no se diferencia ya del fin.
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