Bloqueada la publicaci¨®n de las obras completas de Antonin Artaud
La edici¨®n de las obras completas del escritor y artista Antonin Artaud (1896-1948) por parte de la editorlal Gallimard permanece bloqueada, a partir de su 261 volumen, a demanda de los herederos del autor, sus sobrinos Serge y Ghislaine Malauss¨¦na.El diario Lib¨¦ration explic¨®, en su ¨²ltimo suplemento de libros, la querella que enfrenta a los familiares de Artaud y Paule Th¨¦venin, antigua secretaria y amiga de ¨¦ste y, desde hace muchos a?os, cerebro en la sombra de Gallimard cuando de Artaud se trata.
Los familiares desconf¨ªan de la exactitud del trabajo de Paule Th¨¦venin y alegan que ellos nunca han podido ver los manuscritos, a pesar de que les corresponden los derechos de autor y los morales. Para Paule Th¨¦venin, no hay que olvidar que si Artaud sali¨® del sanatorio despu¨¦s de siete a?os de electrochoques se debe a la campa?a montada por intelectuales como Paulhan y Adamov. La familia, y al frente su hermano Fernand, fallecido en 1989, no cre¨ªa que a Antonin le conviniese la libertad.
Cuando Artaud muere, los familiares no encuentran ning¨²n manuscrito en la casa. Paule Th¨¦venin posee una carta en la que el escritor le autoriza a "recibir todas las cantidades que se me daban por la venta de mis libros", documento al que ella no atribuye valor jur¨ªdico alguno, pero s¨ª "un valor simb¨®lico: Artaud quer¨ªa que sus papeles no corriesen peligro y que su familia no tuviera nada que ver con ellos". Y no hay que olvidar que Antonin hab¨ªa presentado a su hermano Fernand a Paule diciendo: "Quiero que mis amigos conozcan a mis enemigos".
Coser botones
Serge Malauss¨¦na admite: "Mi familia era decimon¨®nica", pero eso no significa que Artaud amase a Paule: "Ella le ayud¨®, le cos¨ªa los botones, le pasaba a m¨¢quina las cartas, pero no significaba nada para ¨¦l. Ella carece de alg¨²n tipo de competencia especial y creer que ¨¦l ha podido pedirle a alguien que ordenase lo que ¨¦l escrib¨ªa en el desorden es anti-Artaud, supone convertirle en un escritor burgu¨¦s que prepara la edici¨®n de su obra y su muerte". Malauss¨¦na afirma que Ias generaciones futuras no podr¨¢n leer a Antonin Artaud, sino el Antonin Artaud de Paule Th¨¦venin". S¨®lo si ve los manuscritos, "que parecen salir de la nada", cambiar¨¢ de actitud: "Si los veo, el tomo 26 puede aparecer ma?ana mismo".Son muchos los que defienden la competencia de Paule Th¨¦venin, que no quiere aceptar el control familiar: "Se conf¨ªa en alguien o no".
Pero muchas de las piezas que pudieran desvanecer las dudas de Malauss¨¦na ya no existen. Paule recuerda que en la ¨¦poca no hab¨ªa fotocopiadoras y que ciertas cartas, como las escritas desde el sanatorio y luego adquiridas por un coleccionista privado, hoy nadie sabe d¨®nde est¨¢n. Las copias de Paule son el ¨²nico rastro. Y ella lo sabe. "Se conf¨ªa en alguien o no", repite.
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