La obsesi¨®n por estrangular a Cuba
La cuesti¨®n cubana se ha convertido en ano de los fantasmas del presidente George Bush. La cumbre de Mosc¨² ha servido al l¨ªder norteamericano para repetir una y otra vez que desea terminar con Fidel Castro y el castrismo. Resulta parad¨®jico, sin embargo que la peque?a Cuba, la perla del Caribe, haya acaparado gran parte de las discusiones de la cumbre, que ha debatido nada m¨¢s y nada menos que el desarme nuclear estrat¨¦gico y la colaboraci¨®n futura de los dos poderosos pa¨ªses.
Bush que calific¨® a Cuba como "uno de los tres obst¨¢culos" territoriales que todav¨ªa existen en las relaciones sovi¨¦tico-norteamericanas, cree que "la URSS no necesita suministrar millones de d¨®lares en ayuda militar a Cuba, especialmente desde que Castro, aislado por un totalitarismo obsoleto, deniega a su pueblo cualquier avance hacia la democracia.
La escalada de enfrentamiento dial¨¦ctico hacia Cuba desplegada por EE UU en los ¨²ltimos meses no es interpretada por Washington como una presi¨®n para, conseguir mayores concesiones por parte de Mosc¨². Cuba, Castro, representan "un anacronismo, incluso para Gorbachov" en palabras del consejero de seguridad nacional, el general Brent Scoweroft, pero tambi¨¦n representan el ¨²ltimo basti¨®n del comunismo y del sue?o socialista, una filosof¨ªa de vida que checa frontalmente con la pol¨ªtica estadounidense.
Ayuda militar
La ayuda militar a Cuba sigue irritando a los legisladores norteamericanos, de la misma forma que hace 10, 20 o 30 a?os. El senador Jesse Helms, un ultraconservadore de Carolina del Norte, considerado como la quintaesencia del conservadurismo norteamericano, se ha cansado de repetir en. el Senado que cualquier ayuda econ¨®mica a Mosc¨² debe supeditarse, al cese del apoyo sovi¨¦tico a Castro.La postura de Helms es por ahora testimonial. El pasado martes, el mandatario norteamericano declar¨® en Mosc¨² que enviar¨¢ al Congreso su propuesta ,para que le sea concedida a la Uni¨®n Sovi¨¦tica la cl¨¢usula de naci¨®n m¨¢s favorecida comercialmente. La presi¨®n de Washington, sin embargo, se deja notar, y la URSS, que por el momento no ha abandonado oficialmente a Castro, ya ha reducido su apoyo. En 1990, la ayuda militar descendi¨® en un 20%.
A partir del pr¨®ximo a?o, Cuba deber¨¢ pagar al contado y en d¨®lares el precio del crudo sovi¨¦tico, que representa el 90% del suministro total. Mientras Castro contin¨²a diciendo que "hay que seguir en las barricadas hasta el final" la comunidad cubano-norteamericana con base en Miami y cifrada en 1,1 millones de personas se ha convertido en uno de los puntos de apoyo del presidente Bush. El lobby cubano es uno de los mas potentes en oponen, al acercamiento a Castro. Jeb Bush uno de los cinco hijos del presidente, es uno de los l¨ªderes de esta comunidad.
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