Faisal al Huseini, entre dos fuegos
Algunos medios de informaci¨®n han publicado que el Instituto Simon Whiesental ha descubierto que el jeque Haj Amin al Husseini, gran muft¨ª de Jerusal¨¦n, pidi¨® a Hitler que llevara sus c¨¢maras de gas a Palestina para completar el exterminio y acabar con la inmigraci¨®n de los jud¨ªos que hu¨ªan de la Europa nazi.El descubrimiento coincide con el ascenso de Faisal al Huseini, sobrino-nieto del muft¨ª, como interlocutor de James Baker. Sin embarg¨®, las autoridades israel¨ªes saben perfectamente que, lejos de los desvar¨ªos de su c¨¦lebre antepasado, Huseini es la prudencia hecha realidad en el mundo de la negociaci¨®n pol¨ªtica.
La fotograf¨ªa del jeque Haj Amin pasando revista junto a Heinrich Himmler a unas tropas en la Alemania de la preguerra ocupa un lugar destacado en el Museo Yad Vashem de Jerusal¨¦n, el Memorial del Holocausto, y ha servido siempre como punto de referencia para tanto intento in¨²til de vincular el nacionalismo palestino con el genocidio nazi, como si se tratara de dos manifestaciones de la misma voluntad exterminadora. Pero mientras se ha tratado de vender esta paradoja b¨²rda, las autoridades israel¨ªes han buscado permanentemente el contacto con Huseini, sabedoras de su influencia sobre los palestinos de Israel y de sus reservas frente al maximalismo de la OLP y de los hermanos de la di¨¢spora.
Por ello, la casa de este hombre, que ha cumplido el medio. siglo, sin m¨¢s estatuto ciudadano que el de presidente de una asociaci¨®n cultural musulmana, constituye un baluarte de discreci¨®n en las faldas del Monte. de los Olivos, frente al fuego cruzado de dos posiciones extremas. En esa vivienda grande, aunque humilde, acompa?ado siempre de sus guardaespaldas, ha negado con obstinaci¨®n su adscripci¨®n a la OLP porque, si la reconoce, los israel¨ªes le encarcelan. Del mismo modo, ha desmentido su rechazo del apoyo prestado por Yasir Arafat a Sadam Husein durante la guerra del Golfo o sus contactos con representantes del Gobierno de Israel.
Para los sectores israel¨ªes y palestinos m¨¢s dialogantes, Huseini es la paz que llegar¨ªa cuando la OLP de dentro de Israel adquiriese un mayor peso y autonom¨ªa con respecto a la direcci¨®n instalada en T¨²nez. Estos buenos deseos tropiezan siernpre con el problema de que no es f¨¢cil identificar en el lado hebreo una figura paralela a la de Huseini que sea igualmente representativa.
Su ascendiente sobre los palestinos deriva tanto de su adscripci¨®n a la OLP como de su pertenencia a una de las dos grandes familias ¨¢rabes de la zona. La otra es la de Sari Nuseib¨¦, joven, profesor universitario, moderado, e implicado tambi¨¦n en la dif¨ªcil mediaci¨®n norteamericana. A Nuseib¨¦, durante la guerra del Golfo, le encarcelaron los israel¨ªes de mala manera bajo la acusaci¨®n nunca probada de que espiaba para Sadam. A Huseini, ahora que Washington presiona para una soluci¨®n negociada, desde Jerusal¨¦n le recuerdan viejas histor¨ªas de su parentela.
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