La frontera del S¨¢hara
Mauritania busca en el r¨ªo Senegal refugio frente a las arenas del desierto
ENVIADA ESPECIALEl r¨ªo Senegal es la frontera entre Mauritania y Senegal. Sus aguas oscuras son hoy el seguro de vida de Mauritania, un pa¨ªs que lucha por no ser engullido por las arenas del S¨¢hara. Desde Rosso, el puesto fronterizo del lado mauritano, Senegal se halla a la vista, en la orilla opuesta, situada a apenas unos 200 metros. Aparcado en el poblado, permanece inactivo el transbordador que, hasta 1989, fue el s¨ªmbolo de las hasta entonces concurridas relaciones comerciales y humanas entre las dos orillas.
Las arenas del S¨¢hara que van engullendo a una velocidad de 10 kil¨®metros por a?o las ciudades mauritanas en direcci¨®n norte-sur, ya no se detienen ni siquiera ante las orillas del r¨ªo Senegal. Pero las aguas oscuras, que en el pasado marcaron el fin del S¨¢hara, obran un poderoso milagro con inmensos cultivos de vegetales y hortalizas. All¨ª, hasta las plantaciones de arroz, iniciadas por la cooperaci¨®n china a mediados de los ochenta, brotan con fuerza como entre las dunas. "El arroz est¨¢ sustituyendo al sorgo, que es el cereal favorito de los mauritanos, pero no acepta otro riego que el de la lluvia", explica un residente de Rosso.Los resultados son un verdadero man¨¢, si se tiene en cuenta que en Nuakchot, la capital, situada a apenas 250 kil¨®metros de distancia, el retraso de las lluvias ha desencadenado, un a?o m¨¢s, la alarma entre los ganaderos. Estos han organizado con urgencia el traslado de miles de camellos hacia la ¨²nica regi¨®n del pa¨ªs, en las proximidades de la ciudad de Boutlimit, donde se han producido algunas precipitaciones.
La fertilidad del r¨ªo
La clave del milagro est¨¢ en la construcci¨®n de la presa de Manantali, que, desde su inauguraci¨®n, en 19.88, ha permitido aumentar los terrenos cultivables en unas 16.000 hect¨¢reas. Otras presas y grandes proyectos de riego han sustituido los anteriores cultivos artesanales con grandes extensiones a lo largo del curso, desde que, a principios de 1980, se puso en marcha, con aportaciones procedentes de la cooperaci¨®n internacional, la Organizaci¨®n para el Desarrollo del R¨ªo Senegal (OMVS), integrada por Mauritania, Senegal y Mali. "Ahora, el curso del R¨ªo", como se le llama generalmente, "es controlable y puede dar sus frutos", explica un m¨¦dico de la zona.Esta esperanza ha atra¨ªdo al r¨ªo a miles de mauritanos de las etnias ¨¢rabe-ber¨¦beres moras, una zona habitada por negroafricanos. La pr¨¢ctica de los cultivos, tradicionalmente despreciadas por la vocaci¨®n comerciante y trashumante de los moros, se ha convertido en su baza para escapar al cintur¨®n de chabolas. que rodean Nuakchot y que se fue tejiendo con la avalancha de desplazados por las sequ¨ªas, que no dan tregua al pa¨ªs desde los a?os setenta. "Mi familia ven¨ªa del norte, formamos parte de una tribu arab (guerrera) y nos dedic¨¢bamos a la ganader¨ªa. La sequ¨ªa mat¨® a nuestros camellos y nos trasladamos al r¨ªo. Empezamos a cultivar hace un a?o y ahora hemos vuelto a tener camellos", cuenta Sarir, un harratine, o, como dicen otros, un moro negro, pues desciende de los esclavos libertos.
Controversias
Para ¨¦l, al igual que sus antiguos patrones moros blancos, "el problema es que el Gobierno es quien asigna las tierras, y a quien no tiene dinero ni enchufes le cuesta muy caro", a?ade al apuntar las controversias suscitadas por la revalorizaci¨®n de las tierras."Muchas de nuestras aldeas han sido arrasadas, y sus habitantes, expulsados en bloque a Senegal con el falso pretexto de que eran senegaleses", explica un opositor negroafricano.
"Los moros nunca estuvimos en el r¨ªo", admite un empresario moro-blanco que ahora tiene un granja con cultivos de arroz en las proximidades de Rosso. "Pero es cuesti¨®n de vida o muerte, y en el r¨ªo hay sitio para todo el mundo; lo malo es que los sucesos de 1989 han roto de tal forma el tejido social, por culpa de la actitud del Gobierno, que la posibilidad de convivencia aut¨¦ntica parece alejarse cada vez m¨¢s", a?ade al referirse a la espiral de matanzas de mauritanos en Se negal y de senegaleses en Mauritania y a las expulsiones con que ambos Gobiernos intentaron resolver el conflicto antes de cerrar sus fronteras.
Desde entonces, el transbordador BAC mauritano, que en Rosso comunicaba las dos orillas del r¨ªo, ha permanecido inactivo, salvo la excepci¨®n hecha la pasada semana para facil¨ªtar material y psicol¨®gicamente la visita a Nuakchot de una delegaci¨®n senegalesa en el marco de la OMVS. El ¨²nico niovimiento en el r¨ªo son ahora las mujeres haciendo la colada y los ni?os chapoteando.
Las posiciones parecen ser inflexibles, y las reivindicaciones aireadas por Senegal sobre parte de las aguas ha herido a¨²n m¨¢s la. delicada sensibilidad mauritana, que a¨²n guarda a flor de piel el contubernio marroqu¨ª-senegal¨¦s para repartirse Mauritania.
Sin embargo, la necesidad de recuperar los retrasos provocados por la incomprensi¨®n mauritano-senegalesa parece llamar a la raz¨®n a las dos partes. Bajo la excusa del r¨ªo, "los contactos con Senegal est¨¢n siempre presentes", afirma un alto dirigente mauritano, que a?ade que "hay buenas posiblidades" de que se cumplan los rumores de reconciliaci¨®n para finales de este a?o.
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