El Papa advierte en Hungr¨ªa sobre los l¨ªmites de la libertad
Juan Pablo II advirti¨® ayer que la libertad no resuelve todos los problemas en su primer d¨ªa de visita a Hungr¨ªa, donde permanecer¨¢ hasta el pr¨®ximo martes. Al pie de la escalerilla del avi¨®n, que le hab¨ªa transportado desde su Polonia natal hasta Budapest, el Pont¨ªfice cit¨® al rey santo de los h¨²ngaros, san Esteban, quien sent¨® las bases de la cristianizaci¨®n de su pa¨ªs y lo aline¨® con el feudalismo europeo."Si Dios est¨¢ conmigo, qui¨¦n puede estar contra m¨ª", dijo el Papa citando al monarca que instituy¨® una peculiar ley del tali¨®n, y agreg¨®: "He aqu¨ª por qu¨¦ nuestra indomable estirpe ha sabido reemprender, despu¨¦s de cada gran calamidad nacional, la reconstrucci¨®n del pa¨ªs". En esa misma l¨ªnea se expres¨® el presidente de la rep¨²blica, Arpad Goncz, quien subray¨® que la joven democracia h¨²ngara encuentra un "incalculable apoyo en la enc¨ªclica Cent¨¦ssimus annus". Goncz dijo que sin la cristiandad "Hungr¨ªa no hubiera llegado a ser una naci¨®n europea". Esa afirmaci¨®n, que en boca de un jefe de Estado europeo occidental hubiera sorprendido, no lo ha hecho en Hungr¨ªa, donde la recuperaci¨®n de la independencia nacional hace converger el sentimiento nacionalista con el papel hist¨®rico de la Iglesia cat¨®lica.
La coincidencia de ambos factores ha hecho emerger ciertos frutos ultranacionalistas, como el que amenaz¨® anteayer con una bomba a una sinagoga de Budapest. No obstante, apenas se ha dado importancia a este incidente, ni a otro de signo contrario: una manifestaci¨®n que se registr¨® el mi¨¦rcoles en la capital h¨²ngara contra la visita del Papa. La mayor parte de: la poblaci¨®n de este pa¨ªs -un 66%- se confiesa cat¨®lica. Ello, no obstante, no impide que de los algo m¨¢s de cinco millones de mujeres existentes, el n¨²mero de abortos anuales ronde los 90.000. Quiz¨¢ ¨¦se era uno de los temas en los que pensaba el Papa cuando se refiri¨® a los peligros de la libertad.
Hungr¨ªa, con todo, ha acogido de manera entusiasta la visita de Juan Pablo II, que llega al pa¨ªs en plena Fiebre de la econom¨ªa de mercado.
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