La 'zona marco'
LA SUBIDA de tipos de inter¨¦s acordada el jueves por el Bundesbank ha demostrado una vez m¨¢s la independencia del banco central alem¨¢n respecto del Gobierno federal y la influencia de sus decisiones en la llamada zona marco. Los pa¨ªses directamente incluidos en el per¨ªmetro de esa frontera financiera ya han reaccionado a la decisi¨®n del Bundesbank revisando sus tipos al alza. As¨ª lo hicieron el mismo jueves los Pa¨ªses Bajos, B¨¦lgica, Luxemburgo, Dinamarca y Suiza. El viernes lo hizo tambi¨¦n Austria.Los pa¨ªses indirectamente incluidos en esta zona de influencia del marco alem¨¢n, o sea, el resto de los integrantes del Sistema Monetario Europeo, tambi¨¦n han sufrido las consecuencias de la pol¨ªtica alcista del banco central alem¨¢n. Francia y el Reino Unido, que se dispon¨ªan a reducir sus tipos de inter¨¦s para reavivar sus econom¨ªas, deber¨¢n ser muy prudentes antes de tomar ninguna decisi¨®n. La primera consecuencia para estos pa¨ªses, y tambi¨¦n para Espa?a, ser¨¢ el aplazamiento de cualquier retoque de tipos hasta el oto?o, siempre que el Bundesbank no decida una segunda revisi¨®n al alza, posibilidad que nadie descarta dada la moderaci¨®n de la subida decidida por el banco central alem¨¢n en el m¨¢s comercial de sus tipos: el llamado lombardo. De esta forma, las principales econom¨ªas occidentales ven una vez m¨¢s c¨®mo sus decisiones siguen estando condicionadas a las que previamente haya tomado la econom¨ªa alemana. La zona marco reafirma as¨ª su ¨¢rea de influencia.
La econom¨ªa alemana lleva caminos opuestos al Reino Unido, Francia o la propia Espa?a. Su gran preocupaci¨®n es la contenci¨®n de la inflaci¨®n, que por primera vez en 15 a?os ha hecho a?icos el list¨®n del 4%; al situarse en julio en una tasa interanual del 4,5%, ha despertado los antiguos fantasmas de la hiperinflaci¨®n de entreguerras. Este rebrote de la inflaci¨®n es producto b¨¢sicamente de las consecuencias de la reunificaci¨®n, que desat¨® un consumismo desenfrenado de los alemanes del Este y ha acabado provocando una sustancial subida de impuestos y del precio de la gasolina para financiar la unificaci¨®n e inversiones en infraestructuras.
La lucha contra la inflaci¨®n es sagrada en Alemania, y est¨¢ a menudo por encima del proyecto de construcci¨®n europea. La subida de tipos, al dificultar el recorte del precio de los cr¨¦ditos -cuando no los encarece, como en la zona marco-, retiene la inversi¨®n productiva y dificulta as¨ª que el resto de Europa pueda poner en marcha medidas para reducir los efectos del enfriamiento de sus econom¨ªas.
?ste es el caso especialmente de Francia y del Reino Unido, y en buena medida de Espa?a. Los tres pa¨ªses est¨¢n haciendo grandes esfuerzos para contener sus tasas inflacionistas, con gran ¨¦xito en Francia (3,3% interanual en julio), muy considerable en el Reino Unido (5,5%) y de menor calado en Espa?a (6%). Para los dos primeros pa¨ªses parec¨ªa inminente la reducci¨®n de tipos de inter¨¦s, que ahora deber¨¢ aplazarse casi con toda seguridad.
El caso espa?ol es distinto. La subida del Bundesbank refuerza las tesis de Carlos Solchaga y Mariano Rubio, favorables, ya desde antes de la decisi¨®n alemana, a mantener los tipos actuales y aplazar cualquier reducci¨®n, al menos hasta que la inflaci¨®n est¨¦ totalmente controlada. De hecho, han logrado una reducci¨®n por pasiva al disminuir su diferencial respecto a Alemania y la zona marco gracias a la subida europea acompa?ada de la estabilidad espa?ola, lo que ha permitido a los tipos espa?oles acercarse a la media de los pa¨ªses miembros del Sistema Monetario Europeo. La moderaci¨®n del alza alemana parece adem¨¢s alejar cualquier posibilidad de que finalmente el Banco de Espa?a opte a su vez por recortar sus tipos. A menos que una imprevista reacci¨®n alcista de Francia y del Reino Unido obliguen a ello.
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