Quien bien te quiere te har¨¢ llorar
El p¨²blico de San Sebasti¨¢n de los Reyes trat¨® con especial inquina y dureza a su paisano Andr¨¦s Caballero, que reaparec¨ªa en su pueblo tras el grave percance en un tobillo que sufri¨® en este coso el pasado mes de marzo. A buen seguro que el espada no olvidar¨¢ a partir de ayer el manido aserto de que quien bien te quiere te har¨¢ llorar.
Todo por culpa del quinto mostrenco de la tarde, cuyo nombre era Traicionero, con lo cual nadie pod¨ªa ya llamarse a enga?o. Este galafate colorado y bocirrubio era tan descastad¨ªsimo como sus hermanos, pero careci¨® de la nobleza de ellos y demostr¨® sus aviesas intenciones.
Y si no, que le pregunten al subalterno Juan Gaona, al que de repente el malage, haciendo honor a su nombre, le busc¨® por debajo del capote y le encontr¨®, peg¨¢ndole una tremenda e impresionante tanganilla cuando bregaba con ¨¦l prepar¨¢ndolo para que Caballero se luciera con los palos. Gaoria se levant¨® maltrecho y con un puntazo, pero aguant¨® hasta que Caballero acab¨® con este bruto.
Cortijoliva / Mendes, Caballero, Ponce
Toros de Cortijoliva, desiguales de presentaci¨®n, descastados, flojos y noble3; excepto 21 y 51, peligrosos. V¨ªctor Mendes: silencio en los dos. Andr¨¦s Caballero: ovaci¨®n; bronca. Enrique Ponce: oreja; ovaci¨®n.El banderillero Juan Gaona fue cogido por el quinto toro, que le produjo una herida en la pierna izquierda de pron¨®stico menos grave. Plaza de San Sebasti¨¢n de los Reyes, 28 de agosto. Tercera corrida de feria. Algo m¨¢s de media entrada.
El lucimiento que pretend¨ªa el local con las banderillas, y que no consigui¨® en su anterior ni cuando altern¨® con Mendes, tampoco lleg¨® ahora con semejante oponente. El bicho ya hab¨ªa aprendido m¨¢s a¨²n de los muchos arcanos de mansedumbre con los que sali¨® y qued¨® emplazado en el platillo pidiendo guerra y carn¨¦s de toreros.
Caballero se neg¨® a identificarse y opt¨® por no ponerse pesado, intenci¨®n siempre loable en estos casos. Mas el breve macheteo por la cara no fue del agrado de sus paisanos, que tal vez esperasen el faen¨®n del siglo. En tarde aciaga de suerte, ya hab¨ªa soportado con valor las espeluznantes coladas del segundo, al que porfi¨® y hasta le extrajo alg¨²n muletazo bien dibujado, a base de jugarse el tipo.
Ponce, con el lote menos malo, realiz¨® dos faenas calcadas, llenas de elegancia, pinturer¨ªa y sandunga, aunque con tendencia a torear despegadillo y con cierto alivio piquero. Estas faenas las bas¨® m¨¢s en los detalles que en el toreo fundamental, que era casi imposible con sus flojos y mansurrones enemigos. El valenciano, tambi¨¦n elegante y f¨¢cil con el percal, ten¨ªa igualmente ganada la oreja del que cerr¨® plaza y con ella la puerta grande, pero fall¨® con la espada.
El lote de Mendes fue tan soso que s¨®lo le permiti¨® brillar con las banderillas. Frente a ambos enemigos, que escapaban de los enga?os, lo que el portugu¨¦s impidi¨® cuando pudo, ech¨® entrega y profesionalidad.
Babelia
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