"S¨®lo tres d¨ªas me unieron con esa gente"
ANDR?I KARAOULOV Anatoli Luki¨¢nov estaba de vacaciones cerca de Novgorod, cuando el d¨ªa 18, a seis de la tarde, son¨® el tel¨¦fono. Era Valentin P¨¢vlov, ex primer ministro, que exig¨ªa su regreso a Mosc¨². Ya hab¨ªa enviado un helic¨®ptero a recogerle. "Yo no estaba de acuerdo", dice quien en ese momento presid¨ªa el S¨®viet Supremo. "Le dije a mi mujer que me iba con el coraz¨®n cargado. Pero puesto que me llamaban, deb¨ªa ceder".
P. ?Le esperaban?
R. Deb¨ªa regresar el d¨ªa 19, de acuerdo con lo que hab¨ªamos convenido con Mija¨ªl Gorbachov, para firmar el Tratado de la Uni¨®n. Pero en ese punto me dijeron que deb¨ªa regresar de inmediato, y sobre todo que un avi¨®n ya hab¨ªa despegado.
P. ?Para buscar a Gorbachov?
R. Me dijeron muy precisamente "para Crimea", y yo pens¨¦ que Gorbachov iba a venir. As¨ª que a las nueve yo estaba en el Kremlin. Pas¨¦ por mi despacho antes de subir a ver a. P¨¢v1ov, y fue all¨ª donde me encontr¨¦ a los golpistas.
P. ?A todos?
R. No, pero casi. Estaban P¨¢vlov, Yan¨¢iev, Kriuchkov y Y¨¢zov. Estaba muy sorprendido y les dije que no sab¨ªa nada y que me explicaran lo que quer¨ªan. Sobre el despacho de P¨¢v1ov hab¨ªa dos papeles, la declaraci¨®n de transmisi¨®n del poder y la del estado de emergencia. Les dije de inmediato que se lanzaban a una aventura irresponsable. lncluso llam¨¦ a todo eso el complot de los condenados. "Si se declara un golpe de Estado, provocar¨¢ la guerra civil, una ola inaudita de anticomunismo y causar¨¢ un perjuicio enorme a nuestra pol¨ªtica exterior". Me parec¨ªa haberles convencido, en cierta medida. Pero el grupo vuelto del Sur poco despu¨¦s estim¨® que si interrump¨ªan su acci¨®n se arriesgaban a perder la vida. Yo dije que era ilegal, que el poder no pod¨ªa ser transmitido sin el acuerdo escrito del presidente, y que yo no cre¨ªa que estuviera enfermo puesto que nos hab¨ªamos llamado por tel¨¦fono durante los d¨ªas precedentes. Se quejaba de ci¨¢tica, pero eso no era nada. Les ped¨ª que me dejaran unirme a ¨¦l. Me dijeron que no hab¨ªa l¨ªnea. Les dije que su comit¨¦ no ten¨ªa derecho a proclamar el estado de emergencia en todo el Estado. La ¨²nica cosa que pod¨ªa darles era mi declaraci¨®n sobre el Tratado de la Uni¨®n. Y despu¨¦s de esta fuerte discusi¨®n, bastante breve, sal¨ª del despacho de P¨¢vlov. Le confieso que no volv¨ª a mi casa, me qued¨¦ en el Kremlin. Me tend¨ª en la sala de descanso, pero no pude dormir. Yo cre¨ªa que esta gente iba a cambiar de idea. S¨®lo por la ma?ana, al o¨ªr ruido de tanques, puse la radio: difund¨ªa el comunicado del Comit¨¦ Estatal para el Estado de Emergencia. Me indign¨® que fuese mi declaraci¨®n la que leyeran primero.
P. Sin embargo, hubiera sido tan sencillo irme del despacho de P¨¢v1ov a la Televisi¨®n...
R. Se hace usted muchas ilusiones al creer que habr¨ªa podido hacer una llamada de tel¨¦fono o marchar as¨ª.
P. ?Estaba usted vigilado?
R. S¨ª, y lo sab¨ªa. Si llamaba por tel¨¦fono, me dec¨ªan que la comunicaci¨®n no pasaba, o que no hab¨ªa abonado en ese tel¨¦fono, etc¨¦tera.
La enfermedad
P. Era una situaci¨®n desesperada, entonces.
R. Hab¨ªa soluciones. Como siempre. Empec¨¦ por pedir de nuevo que me dejaran ir junto al presidente Gorbachov. Hab¨ªa llamado en la noche del 19..., no, antes, el 18, porque el 19 me dec¨ªan a cada rato que no hab¨ªa l¨ªnea. Pensaba que las instalaciones militares a lo largo de Foros [lugar donde estaba detenido Gorbachov] podr¨ªan establecer contacto con ¨¦l, pero no. Entonces, el 21, al final del d¨ªa, as¨ª como el 22, hice todo lo posible para que pusieran un avi¨®n a mi disposici¨®n para poder viajar a Crimea: les dije que en caso contrario ir¨ªa por mis propios medios... y que traer¨ªa a Gorbachov.
P. ?Quer¨ªa usted saber cu¨¢l era su enfermedad?
R. Me hab¨ªan dicho que estaba enfermo y no pod¨ªa levantarse. .
P. ?Les crey¨®?
R. Quer¨ªa persuadirme por M¨ª mismo.
P. De acuerdo. Gorbachov estaba enfermo, lo que imped¨ªa llamarlo. ?Pero Ra¨ªsa [la esposa de GorbachovJ? ?Y su hija, y su yerno? ?Crey¨® usted en esta epidemia?
R. Pero no pod¨ªan llamar, todo estaba bajo vigilancia. Adem¨¢s, me hab¨ªan dicho que Gorbachov conoc¨ªa ya la composici¨®n del comit¨¦, en el que me quer¨ªan incluir. Pero lo rechac¨¦ todo de forma categ¨®rica.
P. Desde la rueda de prensa del 19, Yan¨¢iev suger¨ªa que usted entrar¨ªa en el comit¨¦. ?Usted no estaba, simplemente, porque ten¨ªan necesidad de estar separados del Ejecutivo? -
R. Eso es. Claro, quer¨ªan absolutamente poner de su lado al presidente del S¨®viet Supremo. Pero no pudieron. Hice todo para impedir que la sangre corriera, para que la legalidad fuese respetada.
P. En efecto, casi no hubo ninguna violaci¨®n de la ley entre el 19 y el 21.
R. Pero no es todo. Tuve se?ales de la preparaci¨®n de un ataque contra la Casa Blanca. Llam¨¦ a los militares, y les dije muy firmemente que responder¨ªan con su cabeza si una acci¨®n era emprendida contra la Casa Blanca.
P. ?Habl¨® usted con Y¨¢zov [ministro de Defensa]?
R. Habl¨¦ con los militares, y entre ellos con Y¨¢zov. Y al respecto, ya pueden hablar, pero no hubo ning¨²n asalto contra el Parlamento. ?Ninguno! Hubo mucho ruido. Y barricadas. Pudimos lograr que una reuni¨®n tuviera lugar en el Ministerio de Defensa el 21. Por la noche, las divisiones armadas comenzaron a marcharse de la capital. Cuando el 20 Routskoi, Silaiev y Khazbulatov me vinieron a ver' discutimos una hora y media y nos pusimos de acuerdo sobre numerosos aspectos. Sent¨ª que ten¨ªamos una base para actuar.
No era serio
P. ?Por qu¨¦ Kriuchkov y Y¨¢zov fueron all¨ª?
R. Es dif¨ªcil decirlo. Pienso que quer¨ªan hablar con Gorbachov.
P. ?Eran tan ingenuos?
R. No era un complot serio. Se comportaron como aficionados. Los miembros del comite me repet¨ªan que iban a proclamar el estado de emergencia, 31 que Gorbachov regresar¨ªa y podr¨ªa recoger los frutos del restablecimiento del orden.
P. ?El Politbur¨® y el Secretariado del Comit¨¦ Central del PCUS jugaron un papel clave?
R. No creo que el partido haya sido el principal organizador de este... acto. Acto que le ha perjudicado notablemente.
P. ?El Ej¨¦rcito?
R. No puedo decirlo.
P. Si la junta hubiese vencido, ?qu¨¦ puesto ocupar¨ªa usted?
R. ?Yo? Si hubieran vencido, piense, que no estar¨ªa aqu¨ª.
P. ?Quiere decir vivo?
R. S¨ª. S¨®lo ten¨ªan necesidad de m¨ª en un cierto momento.
P. ?Tiene usted buenas razones para creerlo?
R. Creo que no pod¨ªa haber democracia con la junta. Adem¨¢s, "el moro ha hecho su trabajo" el moro puede morir".
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