"Lo que Occidente destruy¨® est¨¢ perdido para siempre"
El investigador franc¨¦s publica 'Histoire de Lynx', sobre los ind¨ªgenas americanos y el Descubrimiento
El gran antrop¨®logo Claude L¨¦vi-Strauss prosigue su viaje a los pa¨ªses de los indios de Am¨¦rica. Su ¨²ltimo libro, Histoire de Lynx, es el contrapunto erudito y pol¨¦mico a las ceremonias del aniversario del descubrimiento del continente americano, y una meditaci¨®n sobre el profundo sentido de aquella filosof¨ªa. Para L¨¦vi-Strauss, no caben ilusiones: la destrucci¨®n que Occidente caus¨® en Am¨¦rica no tiene ya remedio; los indios esperaban a los blancos y los acogieron amistosamente, y los conquistadores les pagaron a sangre y fuego.
Pregunta. ?Podr¨ªa ser el 500? aniversario la ocasi¨®n de un nuevo descubrimiento?Respuesta. No, lo que Occidente ha destruido est¨¢ perdido para siempre. No hay que vivir de ilusiones. Incluso si miramos con simpat¨ªa la toma de conciencia a la que se asiste en los pa¨ªses de Am¨¦rica, tanto en el Sur como en el Norte, en la medida en que se genera bajo la forma sincr¨¦tica de una cultura india opuesta como tal a la cultura occidental, esto destruye la diversidad de las culturas particulares que constitu¨ªan esta cultura americana.
Fecha fat¨ªdica
P. Histoire de Lynx constituye una especie de conclusi¨®n general de sus Mitol¨®gicas.
R. ?Ser¨ªa demasiado ambicioso por mi parte! Desde mi punto de vista, lo que he hecho en el campo de la mitolog¨ªa puede dividirse en dos partes: por un lado, lo que denomino las grandes Mitol¨®gicas (grandes debido al n¨²mero de p¨¢ginas), es decir, Lo crudo y lo cocido, De la miel a las cenizas, Lorigine des mani¨¦res de table y El hombre desnudo. Y por otra, lo que considero peque?as Mitol¨®gicas, es decir, La voie des masques, La alfarera celosa e Histoire de Lynx. Por tanto, no veo en Histoire de Lynx una conclusi¨®n general que, en realidad, se encuentra principalmente al final de El hombre desnudo. En estas peque?as Mitol¨®gicas he querido tratar unos problemas que no pod¨ªan insertarse en las grandes y que justificaban un tratamiento espec¨ªfico. Son principalmente ap¨¦ndices.
P. Pero en Histoire de Lynx facilita sobre todo, m¨¢s que en otras obras, lo que podr¨ªa denominarse su visi¨®n del mundo.
R. Porque se produce un reencuentro entre el momento en que me puse a escribir este libro y una fecha fat¨ªdica: el 500? Aniversario del De scubrimiento del Nuevo Mundo, que va a celebrarse en 1992. Al mismo tiempo que trato de llenar una laguna, un problema que hab¨ªa dejado de lado, tuve que reflexionar sobre todo lo que s¨ªgnifica esto. En el fondo, el trabajo de las Mitol¨®gicas hab¨ªa consistido en gran parte en el deseo de reintegrar al patrimonio cultural de la humanidad una inmensa literatura oral que normalmente no es tenida nunca en cuenta en nuestra cultura, que en cambio concede un lugar al mundo antiguo o al Extremo Oriente. Llegado el final de mi investigaci¨®n, porque la edad no me permitir¨¢ prolongarla mucho tiempo, me pregunto qu¨¦ hemos aprendido sobre el pensamiento filos¨®fico y ¨¦tico de los pueblos amerindios.
P. Al comienzo de este nuevo libro, hace usted una afirmaci¨®n sorprendente: las semejanzas existentes entre la mitolog¨ªa americana y el folclore franc¨¦s.
R. Es otro aspecto. Exist¨ªa efectivamente ese problema que yo hab¨ªa dejado un poco de lado (hago alusi¨®n a ello en El hombre desnudo): el punto central de la mitolog¨ªa amerindia se situaba aparentemente en una regi¨®n de la costa pac¨ªfica de los Estados Unidos y de Canad¨¢. Gracias a los mitos de esta regi¨®n pude juntar todos los hilos que proceden de Am¨¦rica del Sur, del centro de Brasil, etc¨¦tera. Al mismo tiempo, cuando se observa m¨¢s de cerca esta mitolog¨ªa, se comprueba que est¨¢ repleta de muchos elementos europeos. Desde el primer tercio del siglo XIX, los indios han estado en contacto con los francocanadienses que practicaban el comercio de las pieles. Nos encontramos ante una paradoja: aquello que parec¨ªa constituir la quintaesencia de la mitolog¨ªa amerindia est¨¢ llena de folclore franc¨¦s. ?Significa que existe una mitolog¨ªa universal? ?Se trata de pr¨¦stamos?, y de ser as¨ª, ?c¨®mo se efectuaron?
P. Georges Dum¨¦zil se hac¨ªa siempre preguntas sobre esta cuesti¨®n, de un fondo com¨²n y universal, de la mitolog¨ªa.
R. Evidentemente es una idea que atormenta a todos los mitologistas, a la cual se resisten y contra la cual combaten. Cualquier esfuerzo de Dum¨¦zil se ha desarrollado contra la tentaci¨®n de esta mitolog¨ªa general. Deseaba aislar unos nexos espec¨ªficamente indoeuropeos. Por mi parte, trato de aislar algo que sea espec¨ªficamente amerindio. Como es l¨®gico, constantemente comprobamos unas semejanzas con otras regiones del mundo, y nos sentimos tentados a ceder. Pero tenemos que resistirnos. En el caso particular del que me ocupo, vemos ante todo que en ciertas versiones de estos mitos hay detalles que han sido evidentemente tomados prestados; cuando aparec¨ªan los fusiles, los cuchillos de metal, las patatas, los caballos de monta... A otro nivel el de la estructura profunda o relativamente profunda, uno se da cuenta de que la econom¨ªa de los mitos americanos y la econom¨ªde ciertos cuentos populares franceses es la misma: est¨¢n construidos de la misma formaran alrededor de los mismos temas a pesar de que a menudo, en las dos tradiciones, aparezcan invertidos. En este punto, ya no se sabe nada y uno se pregunta qu¨¦ ha sucedido. Es posible creer que temas que nacieron en Asia hubiesen podido viajar a Europa y seguidamente introducirse en Am¨¦rica en la ¨¦poca de las ¨²ltimas migraciones que se produjeron a trav¨¦s del estrecho de Bering. En este caso, aquello con lo que nos encontramos ser¨ªa un patrimonio com¨²n del Viejo y del Nuevo Mundo. Tambi¨¦n puede opinarse que el pensamiento m¨ªtico obedece a unas coacciones rigurosas y es inevitable que se produzcan las mismas combinaciones incluso si es efecto del azar, porque el n¨²mero de combinaciones posibles es extremadamente limitado.
Decantaci¨®n imposible
P. Pero tengo la impresi¨®n de que su libro renuncia a efectuar una elecci¨®n entre las hip¨®tesis.
R. No me decanto por ninguna de estas hip¨®tesis. Hay cosas que no sabremos jam¨¢s. El libro termina con esta afirmaci¨®n de incertodumbre o mejor dicho con esta interrogaci¨®n. Pero en este punto nos unimos entonces a un pensamiento que trato de demostrar en mi comentario de Montaigne. En la Apologie de Raimond Sebond se ve c¨®mo Montaigne utiliza el hecho del descubrimiento del Nuevo Mundo y los conocimientos adquiridos sobre la diversidad y la contradicci¨®n de las costumbres humanas para llegar a un escepticismo integral y a esta afirmaci¨®n sobre la cual insisto mucho: "No tenemos ninguna comunicaci¨®n con el ser". En el fondo, utilizo esta expresi¨®n por m cuenta para aquello que es la naturaleza ¨²ltima de la mitolog¨ªa No tenemos acceso a ella.
P. Las p¨¢ginas que dedica a Montaigne y las reflexiones que esto le inspira son el centro del libro. Demuestra que existe una diferencia radical entre la forma en que los indios se han abierto a los blancos y al contrario.
R. Es un hecho hist¨®rico. Los indios acogieron a los blancos con los brazos abiertos, y esto es evidente en los primeros testimonios de Col¨®n: se qued¨® estupefacto por su recibimiento. La actitud de los conquistadores fue a la inversa. Pero, de hecho, tambi¨¦n es una visi¨®n de conjunto a la que llego partiendo de un problema muy peque?o referente a la naturaleza de un mito sobre el origen del viento y de la niebla. Para m¨ª era importante porque m¨ª punto de partida en las Mitol¨®gicas era un an¨¢lisis de los mitos del agua y del fuego. Adem¨¢s, estos mitos del viento y de la niebla reproducen a peque?a escala los grandes mitos del fuego primigenio. La niebla, al igual que el fuego primigenio, separa el cielo y la tierra; y el viento dispersa la niebla, de la misma forma que el agua apaga el fuego. Existe un paralelismo formal entre los dos sistemas. Esta mitolog¨ªa del viento y de la niebla, que se introduce en la mitolog¨ªa bajo la forma de historietas, pone en evidencia a dos personajes: el Lince y el Coyote, unidos por v¨ªnculos antit¨¦ticos. Es la oposici¨®n entre f¨¦lido y c¨¢nido. Esto me llev¨® a percibir una constante del pensamiento amerindio: la idea de la gemelidad imposible. Se desear¨ªa que los gemelos fuesen parecidos, pero no es posible. Lo han sido, quiz¨¢, anteriormente, pero ha sido necesario que se conviertan en opuestos. He abordado todo el problema de los gemelos en los mitos amerindios: son gemelos, pero no lo son nunca. 'Nada m¨¢s nacer, se dividen. Es el profundo resorte del pensamiento amerindio: el mismo engendra siempre al otro.
Los se?ores de Espa?a
P. ?De d¨®nde procede sus an¨¢lisis seg¨²n el cual el lugar de los blancos ya estaba inscrito en el pensamiento ameridindio, incluso antes de su llegada?
R. S¨ª, en los mitos c¨®smicos el lugar de los blancos estaba marcado anteriormente en alguna forma, ya que la simple existencia de los indios implicaba que hab¨ªa tambi¨¦n no-indios. Entonces se comprende lo que ha podido parecer tan enigm¨¢tico en la actitud de los indios de M¨¦xico o de Per¨²: cuando los blancos llegaron, los indios les esperaban. Esa es la raz¨®n de que les abriesen los brazos.
P. Y los blancos destruyeron todo.
R. En Viena, en el tesoro de los Habsburgo, hay algunos objetos tra¨ªdos de M¨¦xico por Cort¨¦s que tienen esa belleza prodigiosa que tanto sorprendi¨® a Alberto Durero. A menudo me pregunto lo que hubiera pasado si en lugar de este comportamiento destructor se hubiese creado una especie de alianza entre los se?ores de Espa?a y los se?ores de M¨¦xico y de Per¨². Estar¨ªamos en un mundo que no tendr¨ªa ninguna relaci¨®n con aquel en el que vivimos actualmente.
P. Con este libro termina su Viaje por La mitolog¨ªa amerindia, pero ya trabaja en otro proyecto.
R. Durante mi vida he acumulado bastantes notas sobre temas de arte. Hace 40 a?os pens¨¦ incluso en escribir un libro de reflexiones sobre el arte que habr¨ªa titulado: P¨¦rissent tous les arts. Esto hac¨ªa referencia a una f¨®rmula de Gracchus Babeuf, que, como es l¨®gico, no hice m¨ªa: "Que mueran todas las artes si es necesario siempre que nos quede la igualdad real". Actualmente estoy estudiando estas notas para ver si puedo sacar algo de ellas.
Copyright Le Nouvel Observaleur.
Traducci¨®n: Esther Rinc¨®n del R¨ªo e Ignacio M¨¦ndez Cabez¨®n.
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