El fin del comunismo
Sobre la repercusi¨®n de los acontecimientos acaecidos en la URSS, escribe Juan Luis Cebri¨¢n un art¨ªculo, titulado El fin del comunismo, en EL PAS del domingo 25 de agosto. Lo m¨¢s interesante del mismo es la reflexi¨®n sobre la necesidad de una autocr¨ªtica por parte de algunos movimientos de izquierda que vaya m¨¢s all¨¢ de simples argumentaciones autoexculpatorias. Comparto que, a pesar de los esfuerzos indudables de los comunistas espa?oles en y por la transici¨®n democr¨¢tica de nuestro pa¨ªs, seguramente no se valor¨® de forma valiente y abierta el proceso general del socialismo real. De ah¨ª la cadena de sorpresas y la ca¨ªda de mitos. Tambi¨¦n la alegr¨ªa libertaria y, qu¨¦ duda cabe, la preocupaci¨®n por el futuro del movimiento comunista dentro y fuera de Espa?a. Lo que no entiendo es a qu¨¦ viene la llamada a la guerra del Golfo. No conoc¨ªa la posici¨®n del se?or Cebri¨¢n sobre la cuesti¨®n, pero debo suponer que la izquierda (no toda la izquierda) que seg¨²n cre¨ªamos algunos se opuso a la guerra, al desastre de la guerra, en realidad "se confabularon para arrojar a las tinieblas exteriores a todo aquel que no apoyara la causa criminal de Sadam Husein". Querido Cebri¨¢n, no es mi caso, ni el de otros tantos, intelectuales o no, a juicio de lo que yo mismo puedo conocer en mi entorno inmediato de los pronunciamientos y comentarios que he podido leer en ese mismo peri¨®dico. Creo que una aseveraci¨®n semejante deja fuera de juego a quien la perpetra. Insiste, adem¨¢s, en los famosos tics antinorteamericanos.Vamos a ver. No se trata de ser antinada. S¨®lo de poder pensar que el ¨¦xito del modelo capitalista como sistema de creaci¨®n y distribuci¨®n de riqueza no s¨®lo no genera ni busca por principio conservar, apuntalar o crear democracias, sino que, muchas veces, las combate.
Estados Unidos busca, y lo ha dicho Bush, sus propios intereses. Por defenderlos apoy¨® y financi¨® el golpe de Pinochet, arm¨® y finalmente combati¨® a Irak (?d¨®nde est¨¢ la democracia?, ?en el Kuwalt liberado o en el Irak derrotado?), y, sin ir m¨¢s lejos, sostiene una monarqu¨ªa feudal como la de Marruecos (adi¨®s, S¨¢hara, adi¨®s). Ni tic ni tac. Esto es as¨ª. Est¨¢ claro que el socialismo real ha corrompido los principios, pero es que al capitalismo real le resbalan.
As¨ª que, de acuerdo con la otra parte de su art¨ªculo, debemos seguir buscando respuestas y lanzando preguntas. Malo ser¨¢, para ello, el otorgar o quitar con tanta alegr¨ªa y a palo seco la entidad moral o intelectual de grupos y personas que defienden posturas diferentes.- .
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