Sur¨¢frica
Responder a los sesudos an¨¢lisis sobre Sur¨¢frica se estar¨ªa convirtiendo en un ejercicio de recurrencia, si no fuera por la tragedia que azota al conjunto del pueblo surafricano en el umbral de su emancipaci¨®n pol¨ªtica. Ello nos fuerza a repetir argumentos: no existen dos grandes movimientos negros en Sur¨¢frica, sino un gran movimiento multirracial reconocido internacionalmente (el ANC) y un partido conservador de las estructuras jer¨¢rquicas tradicionales de la naci¨®n (que no tribu) zul¨² (Inkatha); que ni siquiera este ¨²ltimo partido y sus actuaciones violentas son de car¨¢cter ¨¦tnico dadas las connivencias demostradas con la derecha blanca y el aparato del Gobierno; que lasv¨ªctimas de atentados indiscriminados no han sido consultadas previamente sobre su pertenencia ¨¦tnica; que s¨®lo los miembros de Inkatha pueden llevar armamento tradicional, mientras que la inmensa mayor¨ªa de zul¨²es carece de dicho permiso; que la violencia comenz¨® en la provincia de Natal, en la que viven mayoritariamente miembros de la naci¨®n zul¨², por lo que dif¨ªcilmente era una cuesti¨®n ¨¦tnica; que esta violencia tuvo como origen las campa?as de reclutamiento forzoso que sigui¨® Inkatha tras el fracaso de su pol¨ªtica de partido ¨²nico por la que se exig¨ªa la pertenencia a dicho partido para el acceso a cargos p¨²blicos.La alianza entre conservadores negros y blancos para detener el proceso de paz y democratizaci¨®n en Sur¨¢frica se debe a la p¨¦rdida com¨²n de privilegios que este proceso supondr¨ªa para los jefes conservadores bant¨²es, caracterizados por su colaboracionismo inmovilista, y para la minor¨ªa racista.
La expansi¨®n de la ola de violencia en momentos cruciales del avance de dicho proceso tiene f¨¢cil aclaraci¨®n. La Universidad de Massachusetts (EE UU) y los diarios liberales (dentro de lo que cabe) surafricanos coincidieron, en sendos sondeos independientes (y, lo que es m¨¢s importante, con garant¨ªa de anonimato) realizados en primavera y en junio-julio, en dar las siguientes expectativas de voto de celebrarse unas elecciones generales por sufragio universal: ANC (Nelson Mandela), 71%; Partido Nacional (De Klerk), 4%; Inkatha (Buthelezi), 3%; PAC (racistas negros), 3%. Con una ley electoral como la espa?ola, los mentores de la violencia, el Gobierno reformista y los colaboracionistas ser¨ªan extraparlamentarios. Inkatha quiere sentarse a la mesa de negociaciones a pesar de su nula representatIvidad. El Partido Nacional quiere tener alg¨²n tipo de aliado en la negociaci¨®n, presentarla a tres y no a dos bandas: democracia frente a fascismo. Occidente reserva el calificativo de conservadores para los que desean mantener sus privilegios, pero s¨®lo en el Este.- Jefe de Prensa del Comit¨¦ de Recepci¨®n Nelson Mandela
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