Mehta, en frecuencia aguda

Comenz¨® en el Auditorio el desfile de grandes orquestas y directores famosos con la actuaci¨®n del Mayo Florentino con Zubin Mehta. Volvimos a escuchar las cuatro versiones originales de la Retirata nocturna de Madrid, de Luigi Bocherini. Todo fue bien, salvo desigualdades notables en la planificaci¨®n, pues por momentos los vientos se tragaban materialmente a losarcos.Luego la Octava sinfon¨ªa beethoveniana, de la que Mehta tiene una visi¨®n distinta de otros maestros y, para m¨ª, justificada. Olvidada la literatura que entiende la octava cual punto de reposo o momento de nostalgia clasicista, para situarla a niveles de la s¨¦ptima, tanto por el potencial r¨ªtmico cuanto por la disposici¨®n de los procesos de tensi¨®n, y hasta por ciertos frotamientos arm¨®nicos que debieron sonar muy violentos en su tiempo.

Para final, la Fant¨¢stica, de Berlloz, esa fuente de innovaciones desde la que oteamos a Liszt y Wagner, e incluso a Mahler. Mehta hizo una gran traducci¨®n con los m¨²sicos ?talianos -una, orquesta espl¨¦ndida, aunque tendente a las frecuencias agudas y, por lo mismo, un poco chillona, en comparaci¨®n con las centro-europeas.

San Juan de la Cruz

La idea de un concierto sobre obras inspiradas en san Juan de la Cruz, en el cuarto centenario de su muerte, es del todo acertada. El programa del ofrecido el! jueves por la ONE estuvo presidido por un cl¨¢sico de la contemporaneidad y del tema sanjuanista: Goffredo Petrassi. Su Noche oscura, estrenada en 1951, es obra plena de bellezas sonoras., con un refinamiento detallista propio del maestro que es el m¨²sico italiano.P¨¦rez Maseda ofreci¨® una s¨ªntesis instrumental a partir de La cruz, el cipr¨¦s y la estrella. El resultado tiene mucho de meditaci¨®n y de contemplaci¨®n, y trasciende impresiones ambientales vividas por el m¨²sico.

Sobre pasajes del C¨¢ntico espiritual y las Declaraciones ha construido ?ngel Oliver su cantata titulada El pastorcico. Sin analog¨ªa con la obra de su maestro, Petrassi, hay una cierta actitud frente a lo sonoro y ambiental, y una precisi¨®n de lenguaje que enlaza con el del autor de Noche oscura, aunque sea por conexiones secretas que no impiden, ni mucho menos, que la personalidad de Oliver se manifieste en su bello y grave lirismo. Todas las obras, muy dendefendidas por Temes y las formaciones nacionales, recibieron una acogida francamente positiva.