Joaqu¨ªn D¨ªaz decepciona y Chiquil¨ªn sufre una lesi¨®n grave

Tres bravos novillos, de los cinco que mat¨® Joaqu¨ªn D¨ªaz, se fueron con las orejas puestas al desolladero, cuando si hubiera confirmado la excelente impresi¨®n que caus¨® en su anterior actuaci¨®n, hubiera salido por la puerta del Pr¨ªncipe. Desgraciadamente no fue as¨ª, y la cotizaci¨®n de este novillero, en quien la afici¨®n sevillana hab¨ªa puesto todas sus esperanzas, cay¨® estrepitosamente. Es cierto que el compromiso era fuerte y en el ¨¢nimo del novillero de Utrera pes¨® la responsabilidad de la plaza y el haberse quedado como ¨²nico espada por percance de Chiquil¨ªn. Pero, precisamente, la asunci¨®n de esas responsabilidades es lo que distingue a los elegidos.Ratific¨® en algunos pasajes de sus faenas, especialmente en el cuarto, su buen gusto, destacando los naturales, los pases de pecho citando de frente, trincherazos y ayudados, pero le falt¨® continuidad. Cort¨® las tandas, como si anduviera agobiado en la cara del novillo. Su toreo fue desigual, con enganchones.

Chiquil¨ªn tambi¨¦n desaprovech¨® las buenas cualidades del ¨²nico novillo que mat¨®. Le ahog¨® la embestida y los muletazos fueron de corta trayectoria. Al entrar a matar result¨® alcanzado en un ojo, probablemente con una banderilla. Sufre herida en el p¨¢rpado superior del ojo derecho, con desgarro en ¨¢ngulo interno y contusi¨®n globoocular.

Antonio I. Vargas coloc¨® los tres rejones iniciales en el espacio de un duro. Cabalg¨® templando las embestidas pero no estuvo acertado con las banderillas.

Muchos aficionados cordobeses que hab¨ªan acudido a ver a Chiquil¨ªn se mesaban los cabellos por la mala suerte de su ¨ªdolo. Los de Utrera, tambi¨¦n numerosos, sal¨ªan cabizbajos.