Wittgenstein

En un comentario an¨®nimo aparecido en las p¨¢ginas de Bolsa de su peri¨®dico el pasado 5 de octubre se cita a Ludwig Wittgenstein ("El mundo es lo que es el caso") para a?adir que la "insufrible pedanter¨ªa" de ese fil¨®sofo "no pod¨ªa disimular lo limitado del contenido de su proposici¨®n".Como quiera que, seg¨²n el an¨®nimo cronista, nuestros mayores dec¨ªan las cosas m¨¢s gr¨¢ficamente con expresiones como "no hay m¨¢s cera que la que arde", se me ocurre que tal comentario es producto de una educaci¨®n para mastuerzos y pr¨®xima a las sacrist¨ªas como la propia cera, o es sinraz¨®n y desconocimiento. En cualquier caso, es desatino que anima a instalarse en la utop¨ªa de la que su an¨®nimo redactor parece re. comendar la lejan¨ªa.

Wingenstein dejaba claro al final del Tractatus logico-philosophicus que sus proposiciones, incluida la tan desgraciadamente citada, val¨ªan en tanto en cuanto eran pelda?os por los que hab¨ªa que subir para, una vez arriba, poder prescindir de la escalera utilizada. Seg¨²n sus propias palabras, hay que superar esas proposiciones para alcanzar una justa visi¨®n del mundo. 0 de las versiones del mundo, que hasta ah¨ª llegan incluso algunos comentarios como los de Nelson Goodman, desde luego m¨¢s interesantes que la burda descalificaci¨®n que reproduce su peri¨®dico.

Con referencias tan pedestres, ni Russell ni Moore ni Ayer habr¨ªan reparado en su comentarista de Bolsa. Y es que, en definitiva, ya lo dej¨® dicho el propio Wingenstein y en esa misma obra: "De lo que se puede hablar, mejor es callarse". Y flaco servicio se hace como peri¨®dico al propio diario, a la Bolsa y a sus lectores de no seguir tan prudente m¨¢xima.- Gregorio Cantera.