Gorbachov viaja a Madrid dejando atr¨¢s una URSS inestable y en plena crisis
El presidente de la URSS, Mijail Gorbachov, llega hoy a Madrid habiendo dejado a sus espaldas un pa¨ªs inestable en una catastr¨®fica situaci¨®n econ¨®mica y una crisis interna sin precedentes desde la II Guerra Mundial. Tal estado de cosas, sin embargo, no es un estorbo para la primera visita que realiza el l¨ªder sovi¨¦tico a Occidente tras el fallido golpe de Estado del 10 de agosto, ya que las sacudidas en el territorio que form¨® la URSS no dependen de ¨¦l.
El destino de Gorbachov y el de los ciudadanos de la URSS se han desligado y la sensaci¨®n de angustia que los reformistas ten¨ªan cada vez que el presidente se iba, ha desaparecido de la escena pol¨ªtica. En esta escena, con el papel de protagonista, ha irrumpido una nueva ¨¦lite liderada por el presidente ruso, Bor¨ªs Yeltsin.El papel de Gorbachov cambi¨® radicalmente tras el golpe de agosto y el presidente es comparado hoy por muchos con una "reina de Inglaterra" sin poder real. Las encuestas muestran que los rusos mayoritariamente desconf¨ªan de Gorbachov. A¨²n as¨ª, y con varios cuerpos de ventaja por parte de Bor¨ªs Yeltsin, el l¨ªder sovi¨¦tico sigue siendo el segundo personaje de Rusia por su popularidad, y un 50% de los ciudadanos de esta rep¨²blica est¨¢n a favor de que exista una presidencia de la URSS Y que ¨¦sta sea ocupada por Gorbachov.
Aunque el poder de Gorbachov ha sido claramente disminuido por el golpe, los pol¨ªticos divergen sobre el margen de maniobra e influencia que ¨¦ste pueda ejercer a¨²n. Los representantes de las diversas fracciones del Parlamento ruso discrepaban la semana pasada ante una pregunta sobre el papel de Gorbachov en el futuro. Mientras unos pensaban que el l¨ªder ha agotado sus posibilidades, otros cre¨ªan que a¨²n le quedan recursos. Pocas hora! antes, un alto funcionario que hace equilibrios entre Gorbachov y Yeltsin advert¨ªa de la existencia de un grupo antigorbachov en la direcci¨®n rusa.
Uno de los m¨¦todos para perjudicar a Gorbachov ser¨ªa una investigaci¨®n a fondo de la trama golpista y un implacable rigor con las responsabilidades por el golpe. Sin embargo, Yeltsin tiene poco que ganar de un proceder semejante, dado que los an¨¢lisis sobre el arraigo del golpe demuestran que el Comit¨¦ de Emergencia recibi¨® un apoyo bastante extenso y ramificado. El 45% de los ciudadanos, seg¨²n el diario Izvestia, sienten nostalgia de los tiempos anteriores a la perestroika. El mensaje golpista de implantar "medidas extraordinarias" ten¨ªa base social, seg¨²n Izvestia, "se fortalece no por d¨ªas, sino por horas".
El viaje de Gorbachov a Madrid coincide con el inicio del Congreso de los Diputados de Rusia, donde Bor¨ªs Yeltsin esbozar¨¢ su programa de reformas econ¨®micas.
La liberalizaci¨®n de los precios es el paso que se anuncia como m¨¢s inmediato. El Parlamento ruso, a la gre?a con Bor¨ªs Yeltsin, ha aprobado una ley para subir los salarios de acuerdo con el coste de la vida. Si se aplica, el d¨¦ficit presupuestario ruso se disparar¨¢ y una nueva emisi¨®n monetaria a?adir¨¢ nuevos rublos (tal vez exclusivamente rusos) a una masa monetaria que en gran parte es s¨®lo papel.
Descontento popular
La insatifacci¨®n popular que se expresa estos d¨ªas en huelgas de reivindicaciones inmediatas salariales, muy distintas a las huelgas que se produjeron en 1989. Los precios se han disparado ya por s¨ª mismos hasta niveles insoportables para quienes viven de un salario fijo. El az¨²car, que a pesar de estar racionado se compra s¨®lo ocasionalmente y con grandes dificultades en las tiendas del Estado, cuesta ya 30 rublos en el mercado libre (algo menos de un d¨®lar, al cambio tur¨ªstico), lo que es pr¨¢cticamente prohibitivo para un salario mensual medio de 10 d¨®lares.
Para el pol¨ªt¨®logo Igor Kliamkin, Gorbachov tiene ahora la posici¨®n "m¨¢s c¨®moda", ya que puede distanciarse de las impopulares medidas de los dirigentes rusos ante la crisis econ¨®mica. Gorbachov, seg¨²n la l¨®gica de Kliamkin, puede reservarse un papel de ¨¢rbitro y colocarse por encima de las ingratas tareas cotidianas. El an¨¢lisis de las posibilidades positivas al alcance de Gorbachov se acompa?a en algunos medios de serias dudas: ?entiende realmente Gorbachov d¨®nde est¨¢ y c¨®mo ha cambiado la realidad desde agosto?
En la URSS hay una crisis de, legitimidad. En ausencia de ¨¦sta, todos se sienten con derecho a hacer lo que les viene en gana. El pa¨ªs parece estar en un estado de magma que a¨²n no ha cristalizado en un a nueva sociedad. No hay divisiones claras de fronteras internas, ni entre los tres poderes, ni entre lo privado y lo p¨²blico, ni entre la ¨¦tica pol¨ªtica y el negocio personal. Hasta la propiedad parece en estado de magma, a juzgar por las dificultades con las que topa la privatizaci¨®n de viviendas iniciada en distintas ciudades, incluida Mosc¨².
Mientras los vencedores del golpe se debaten en un mar de problemas, los comunistas vencidos se reorganizan en torno a organizaciones con la Uni¨®n de las Fuerzas de Izquierdas de Orientaci¨®n Socialista, que celebr¨® el pasado fin de semana su conferencia constituyente con figuras como Roy Medvedev y Anatoli Denisov.
Los aparatchiki m¨¢s avispados ya se hab¨ªan buscado una salida en la pol¨ªtica o en los negocios y hoy aprovechan cada error reformista para hablar de neobolchevismo o autoritarismo.
La primera generaci¨®n pol¨ªtica de la nueva era tiene sus ra¨ªces en la vieja era y est¨¢ contagiada por los g¨¦rmenes que quiere destruir. "La valent¨ªa de Yeltsin es superior a sus posibiliddes como reformador, no son muy grandes. Estamos ante una generaci¨®n pol¨ªtica de transici¨®n", me dec¨ªa Kliamkin. El cambio es cuesti¨®n de tiempo.
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