Foto de la orquesta
La orquesta posa para la foto antes de empezar a tocar. En la primera fila, el director ostenta una sonrisa modesta. Pone cara de compartir su ¨¦xito con los otros, ¨¦l lleva adelante a la comparsa, nadie se equivoca es ¨¦l, y nadie m¨¢s que ¨¦l, quien se dispone a dirigir la m¨²sica. Con mano de hierro.En la segunda fila, los primeros violines, que son tres. Est¨¢n de pie, uno al lado del otro, con .el instrumento bajo el brazo, se miran de reojo, uno se pregunta si se alegran de estar ah¨ª.
Para justificar su participaci¨®n, el violinista israel¨ª ha dicho: no hay otro camino. Tambi¨¦n ha dicho muchas otras cosas: no vemos ninguna raz¨®n - para detener los asentamientos en unos territorios que ni siquiera est¨¢n ocupados, Jerusal¨¦n ser¨¢ nuestro hasta la eternidad, proponemos cambiar paz por paz en lugar de paz por territorios, adem¨¢s de qu¨¦ territorios se trata, etc¨¦tera. Pero... no hay otro camino... el director de orquesta ha estado tan convincente...
El violinista sirio, por su parte, carece de estado de ¨¢nimo. Calcula su inter¨¦s al mil¨ªmetro, y mueve sus peones con una libertad de movimientos que s¨®lo la inexistencia de una oposici¨®n interior hace posible. Es un jugador astuto y prudente que va a intentar hacerse con la situaci¨®n, convertirse en ¨¦l principal violinista ¨¢rabe, de Oriente Pr¨®ximo.
Ha optado por decir a su pueblo. que la celebraci¨®n de esta conferencia no era posible m¨¢s que gracias a la.. victoria en la guerra ¨¢rabe-israel¨ª. de 1973. Incluso, el pasado 6 de octubre, organiz¨® un programa especial en Radio Damasco para celebrar el decimooctavo aniversario del conflicto. El programa guardaba silencio respecto a los reveses militares con los que concluy¨® la. guerra, explicaba profusamente que los valientes combatientes sirios que cayeron m¨¢rtires en aquella ocasi¨®n hab¨ªan limpiado el honor mancillado por la derrota de 1967 (La Guerra de los Seis D¨ªas) y abierto el camino para' una paz con honor, en la conferencia.
El viol¨ªn palestino, por su parte, viene de antiguo. Se ha peleado con todo el mundo, se ha intentado prescindir de ¨¦l mil veces, ha acumulado errores y fallos de c¨¢lculo, pero ha demostrado que era insubyugable. En 43 a?os de afrentas ha aprendido, duramente, que val¨ªa m¨¢s un mal arregl¨® que. un gran rechazo. Es el m¨¢s d¨¦bil de los tres, s¨®lo tiene un asiento supletorio, se ha visto obligado a aceptar la mayor¨ªa de las condiciones impuestas por el director, de orquesta, a esconder a sus representantes bajo la mesa, a compartir su sitio con el violinista jordano, pero eso es lo esencial, que ¨¦l est¨¢ ah¨ª.
Su ¨²nica fuerza es simb¨®lica. ?l es qui¨¦n tiene la llave. Toca leg¨ªtimamente en nombre de una amplia mayor¨ªa de palestinos, su palabra tiene peso, es la ¨²nica que convencer¨¢ a los pueblos ¨¢rabes de que el conflicto .puede acabar.
En la segunda fila est¨¢n colocados los segundos violines, acompasados,' poni¨¦ndole mucha buena voluntad, abri¨¦ndose paso a codazos para mejorar su posici¨®n y servir a sus intereses, pero qu¨¦ se le va a hacer, el director de orquesta los tiene sujetos por las riendas. Cada viol¨ªn tiene su timbre y su utilidad. El sovi¨¦tico est¨¢ satisfecho con su t¨ªtulo de codirector de orquesta al que nunca m¨¢s volver¨¢ a tener' derecho en el futuro, el jordano hace de carabina desinteresada, el egipcio busca la absoluci¨®n por su pecado de paz por su. cuenta, el liban¨¦s intenta existir, el europeo se alegra de que se mencione su presencia, el miembro de la ONU es el guardi¨¢n de la ley, pero las interpretaciones de la ley son impenetrables.
La orquesta no estar¨ªa completa sin los que est¨¢n entre bastidores, que hacen ruido y se mueven. El saud¨ª es el m¨¢s discreto de todos los que est¨¢n tocando en la sombra, -la guerra del Golfo lo ha dejado atado de pies y manos a merced del, director, sus medios econ¨®micos le permiten ejercer presi¨®n sobre todos los violinistas ¨¢rabes del planeta. Pero su acci¨®n se ve dificultada por consideraciones religiosas, es el guardi¨¢n de los Santos Lugares, as¨ª pues, de Jerusal¨¦n, todo el islam le' observa, ese tipo de m¨²sica no est¨¢ del todo en olor de santidad...
Los otros ocupantes de los bastidores son mucho m¨¢s ruidosos. Su voluntad com¨²n es impedir que toque la orquesta. Los extremistas israel¨ªes no escatiman esfuerzos, fuerzan las casas, arrojan piedras a todos los jardines, sacan a relucir la Biblia, intentan por todos los medios que se cancele el concierto.
Los partidarios de la negativa palestina y ¨¢rabe est¨¢n en el diapas¨®n. Multiplican la guardia e incluso las amenazas de muerte, se al¨ªan con la otra corriente de rechazo, la corriente isl¨¢mica, la que esgrime el Cor¨¢n...
A los grandes sacerdotes del no no les faltan medios para que !u peso se note sobre el escenario, para desempe?ar incluso un papel importante. Los diferentes m¨²sicos utilizar¨¢n sus respectivos bastidores para justificar su propia intransigencia, sus propias negativas.
Todo est¨¢ en su sitio, cada uno interpretar¨¢ su partitura. El conjunto es tan explosivo que es, probable que los participantes se tiren los instrumentos ..a la cabeza. Pero una excepcional configuraci¨®n de los astros y el inter¨¦s supremo del director les obligan por lo menos a disimular.
Antes de que estalle la cacofon¨ªa, hay que saber apreciar este cuadro improbable, esta milagrosa reuni¨®n de int¨¦rpretes-enemigos que est¨¢n presentes porque no tienen m¨¢s remedio. Esa foto de la orquesta es en s¨ª misma una victoria sin precedentes.
El director da unos golpes en el atril con su batuta, se hace el silencio. Con todos los violines armonizados, los artistas se inmovilizan para la eternidad ante el magnesio del fot¨®grafo. Por mucho que digan, la esperanza que suscitan es m¨¢s grande que ellos.
es escritor y periodista liban¨¦s.
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