S¨ªntoma de peligro
LAS ELECCIONES provinciales que se han celebrado el domingo pasado en Viena confirman el crecimiento del llamado partido liberal (FPOE), de inspiraci¨®n neonazi y que basa sus campanas electorales en el odio y el desprecio a los extranjeros. Su avance ha sido espectacular: casi ha triplicado los votos y ocupa ahora el segundo lugar en la asamblea provincial, mientras el Partido Popular, representante tradicio nal del conservadurismo democristiano, ha quedado relegado al tercer puesto.El hecho es que no se trata de un fen¨®meno limitado a la capital austr¨ªaca: en anteriores elecciones, en las provincias de Estiria y Alta Austria, el partido racista ha logrado avances sustanciales, sobre todo en detrimento de los democristianos, pero tambi¨¦n del partido socialdem¨®crata. En Viena, ¨¦ste ha perdido votos, sobre todo en los barrios donde existe un alto porcentaje de extranjeros, y se ha quedado por debajo de la mayor¨ªa absoluta que antes ten¨ªa. Dato significativo, sobre todo si se recuerda que Viena es uno de los baluartes hist¨®ricos del socialismo europeo. Por otra parte, no se puede desligar este auge electoral de, un partido xen¨®fobo en Austria de la creciente actividad que despliegan en Alemania grupos neonazis.
El l¨ªder del FPIOE, Haider, con una ideolog¨ªa pangermanista -para ¨¦l Austria es parte de la "naci¨®n alemana"-, no esconde su simpat¨ªa y admiraci¨®n por el hitlerismo. Es m¨¢s, fue destituido del cargo que desempe?aba como gobernador de Carintia por los elogios que hab¨ªa hecho de la pol¨ªtica de Hitler en cuestiones de trabajo. Tal destituci¨®n no ha impedido que crezca su popularidad en extensos sectores de la poblaci¨®n, como acaban de confirmarlo los resultados de las elecciones vienesas.
?Cabe atribuir estos ¨¦xitos en las urnas a un renacer de sentimientos pronazis entre los electores? Tal conclusi¨®n ser¨ªa exagerada. La mayor parte de los austriacos que votan por Haider lo hacen sobre todo a causa del miedo que sienten ante el flujo creciente de extranjeros, principalmente de pa¨ªses del Este, que en Viena se ha manifestado de manera muy clara desde que se han abierto las fronteras con el Este. Las campa?as de Haider establecen una identidad, perversa pero que impacta a mucha gente, entre el aumento de la criminalidad en Viena y el mayor n¨²mero de extranjeros llegados del Este.
El hecho m¨¢s lamentable es que, ante el problema real que representa esta presencia creciente de extranjeros del Este, los partidos democr¨¢ticos, tanto conservadores como socialdem¨®cratas, no parecen capaces de elaborar y presentar soluciones sensatas y razonables susceptibles de encontrar la comprensi¨®ny el apoyo de la ciudadan¨ªa. En t¨¦rminos generales, los Gobiernos de los pa¨ªses occidentales parecen colocarse a la defensiva ante los ataques de la demagogia xen¨®foba. Y en ese clima, el hecho de que una parte tan considerable del electorado, sobre todo en una ciudad con la tradici¨®n cultural de Viena, se deje influir por consignas, racistas puramente pasionales, detr¨¢s de las cuales no hay ninguna propuesta viable, indica una degradaci¨®n preocupante de la vida pol¨ªtica.
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