Sihanuk, en casa
LA LLEGADA ayer del pr¨ªncipe Sihanuk a la capital camboyana, Phnom Penh, abre una nueva etapa en la historia tr¨¢gica que este pa¨ªs ha vivido en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Sihanuk vuelve como presidente del Consejo Nacional Supremo (CNS), ¨®rgano en el que est¨¢n representadas todas las tendencias pol¨ªticas la del actual Gobierno y las tres de la resistencia. Si bien el CNS simboliza la reconciliaci¨®n de grupos que se han enfrentado en largas contiendas, la desconfianza entre sus componentes sigue siendo muy fuerte.Un punto esencial del acuerdo que puso fin a las hostilidades estipula una dr¨¢stica disminuci¨®n en un 70% de todos los efectivos armados, en una operaci¨®n que controla la ONU. Pero existen serias dudas de que tal desarme se lleve a cabo de modo efectivo. Sobre todo por parte de los jemeres rojos, responsables de horribles matanzas en la etapa en que gobernaron el pa¨ªs, y cuya trayectoria se ha caracterizado por la utilizaci¨®n de m¨¦todos violentos siempre que lo requirieran sus planes. Por eso la fase de transici¨®n no se presenta exenta de peligros e incertidumbres. Por otra parte, el CNS tiene una gran fuerza moral como encarnaci¨®n de la soberan¨ªa camboyana hasta las elecciones, pero carece de instrumentos de poder.
En esas condiciones, el entusiasmo popular que ha rodeado el retorno de Sihanuk demuestra que ¨¦ste goza de una simpat¨ªa especial que no tiene ning¨²n otro dirigente. Permanece el recuerdo de la ¨¦poca en que ¨¦l era el rey, y en la que la vida era m¨¢s segura y tranquila. No es casual que el jefe del actual Gobierno, Hung Sen, haya ido a Pek¨ªn para acompa?ar a Sihanuk en su viaje de regreso. Este apoyo a Sihanuk en las calles de Phnom Penh y el acercamiento entre ¨¦l y el actual Ejecutivo son datos pol¨ªticos positivos para la fase de transici¨®n en la que ha entrado Camboya. Ayudar¨¢ a que las actitudes moderadas tengan mayor respaldo y a tratar de controlar los probables excesos que cabe esperar por parte de los jemeres rojos. Precisamente para facilitar la cooperaci¨®n con Sihanuk, el Gobierno de Hung Sen ha tomado en los ¨²ltimos tiempos una serie de medidas para adaptarse a la nueva realidad pol¨ªtica. En particular, la liberaci¨®n de los presos por causas ideol¨®gicas y los cambios introducidos en el partido gobernante, de matiz comunista, pero que ha cambiado de nombre y de programa, suprimiendo toda alusi¨®n al socialismo.
En los pr¨®ximos meses, la ONU, con sus delegados civiles y sus unidades militares, va a ser -en mayor medida que en otros casos parecidos- el factor decisivo que debe garantizar una transici¨®n sin violencia y con el menor n¨²mero posible de traumatismos sociales. La misi¨®n preparatoria ya ha llegado, y comenz¨® a funcionar. Todo ello en espera de que, a partir del 1 de enero de 1992, la Autoridad Provisional de la ONU (Apronuc), con unas 12.000 personas, militares y civiles, establezca una verdadera tutela sobre el pa¨ªs con el fin de garantizar el orden p¨²blico para que pueda celebrarse la consulta electoral. Para la ONU ser¨¢ quiz¨¢ la prueba m¨¢s dif¨ªcil de las diversas operaciones que ha llevado a cabo para devolver la paz y la normalidad democr¨¢tica a un pa¨ªs.
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