La escala del cuerpo escult¨®rico
El bloque de ¨²ltimas obras que actualmente est¨¢ presentando Antoni Garau (Lluchmajor, 1964), con una voluntad claramente unitaria, de conjunto, participa de ciertos presupuestos un tanto internacionales que han sintomatizado buena parte de la producci¨®n art¨ªstica en estos ¨²ltimos a?os. Se resumen en una voluntad de trascender las directrices heredadas de un notable formalismo de cariz minimalista por medio de la inclusi¨®n de par¨¢metros un tanto m¨¢s subjetivos, personales y adornados, am¨¦n de la fusi¨®n barroca de los t¨¦rminos del debate entre la apariencia de la pintura y la dimensi¨®n espacial del objeto escult¨®rico, con progresivos deslizamientos hacia la ampliaci¨®n enfriada del concepto de instalaci¨®n.Con toda probabilidad, la coherencia final que presenta esta obra procede de una directa resoluci¨®n en t¨¦rminos pict¨®ricos: se trata, aunque las apariencias lo pongan en crisis, de un ejercicio estrictamente pict¨®rico situado en una zona intersticial repleta de tensiones, de dudas y de indagaciones respecto a la naturaleza de las cosas y de sus usos.
Antoni Garau
Galer¨ªa Carles Poy. Jup¨ª, 4. Barcelona. Hasta el 14 de diciembre.
Antoni Garau parte de un presupuesto formalmente antropom¨¦trico para dotar a su obra de unas dimensiones equiparables a las propias del ser humano: nunca la proporci¨®n se impone, incluso cuando su especulaci¨®n se dirige al ¨¢mbito de la ocupaci¨®n espacial. En esta idea cercana a la de la escala humana, sus trabajos ponen a¨²n m¨¢s ¨¦nfasis en la frontera que separa -y une- la di sciplina pict¨®rica en tanto que tratamiento distanciado de superficies, con el volumen que ocupa, se instala y modifica sustancialmente la percepci¨®n, aunque no todo deba reducirse a una mera cuesti¨®n perceptual.
La dificultad en desentra?ar cu¨¢les son los mecanismos que permiten semejante convivencia y una tal implicaci¨®n de t¨¦rminos es, precisamente, el punto de equilibrio y de engarce que su trabajo mejor defiende.
Por tratarse de una obra cuyo conjunto -tanto formal como conceptualmente- se inserta enese ¨¢mbito intersticial, fronterizo y un tanto orillado -no en vano la exposici¨®n se titula Oder / Neisse-, las cualidades de su planteamiento se expresan mejor en las piezas cuyas referencias a la provisionalidad, al equilibrio y al peligro tensional son m¨¢s directas y extremas. Destaca, en este sentido, la obra formada por unos vol¨²menes que reposan sobre unos caballetes.
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