"No vamos a aceptar condiciones de EE UU"
El bi¨®grafo de Isaac Shamir concluye su libro con estas frases: "Para unos es como un mineral pol¨ªticamente inerte; para otros, la ¨²ltima barrera antes de peligrosas concesiones". Shamir no habr¨¢ llegado a esta frase, pues, seg¨²n un pr¨®ximo colaborador, no ha terminado todav¨ªa la lectura de su biograf¨ªa. Pero de momento, le gusta. El primer ministro israel¨ª es realmente hombre de muy pocas palabras, con escasa producci¨®n literaria y tambi¨¦n oratoria, un hombre de acci¨®n, en definitiva, que a sus 76 a?os est¨¢ escribiendo, tambi¨¦n seg¨²n sus propios colaboradores, sus memorias para publicarlas cuando abandone el despacho".Esta entrevista se celebr¨® el viernes, poco antes del anuncio por parte del gobierno israel¨ª de la aceptaci¨®n de la fecha del d¨ªa 4 de dicli.embre, para el inicio de la nueva ronda de conversaciones de paz, aunque la delegaci¨®n israel¨ª tendr¨¢ un caracter t¨¦cnico hasta la fecha del 9 de diciembre.
Pregunta. En enero se cumplir¨¢n seis a?os del establecimiento de relaciones diplom¨¢ticas entre Espa?a e Israel, ?qu¨¦ balance hace usted de esta etapa de las relaciones bilaterales?
Respuesta. ?Seis a?os ya! El tiempo corre. Me acuerdo que fue muy estimulante para nosotros esta decisi¨®n del Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez. En aquel momento era muy importante para nosotros. Espa?a es un pa¨ªs que pesa en Europa y que juega un papel econ¨®mico y pol¨ªtico en la Comunidad. Tiene, adem¨¢s, relaciones muy amistosas con los pa¨ªses ¨¢rabes. A pesar de ello, expres¨® entonces su deseo de establecer relaciones normales con nuestro Estado. Recibimos esta decisi¨®n con alegr¨ªa. Las relaciones se han desarrollado con normalidad. Espero que con el tiempo ir¨¢n alcanzando metas ¨²tiles para Espafia y para Israel. Estamos muy contentos de recibir al se?or Gonz¨¢lez.
Buena 'qu¨ªmica'
P. Se ha dicho que hay una buena qu¨ªmica personal entre Gonz¨¢lez y usted. ?C¨®mo explica esta excelente comunicaci¨®n entre dos personas con perfiles, edades e itinerarios pol¨ªticos tan diferentes?
R. Ante todo le dir¨¦ que lo que usted dice es cierto. Tengo un gran aprecio por el se?or Gonz¨¢lez. Nuestras conversaciones durante la visita a Madrid en 1989 y mi ¨²ltima y breve visita en octubre con motivo del proceso de paz han sido muy satisfactori¨¢s, especialmente hace dos a?os, cuando tuvimos tiempo suficiente para hablar de nuestras relaciones con el mundo ¨¢rabe. El se?or Gonz¨¢lez mostr¨® una gran comprensi¨®n de nuestras posiciones, a pesar de que existen, evidentemente, diferencias en nuestros puntos de vista.
P. ?Puede precisar las diferencias?
R. No, no vale la pena ahora. Ahora estamos en un periodo de negociaci¨®n muy seria y no vale la pena entrar en el detalle de las diferencias. Pero yo aprecio mucho la franqueza y los sentimientos de amistad del se?or Gonz¨¢lez.
P. Pero, en cambio, entre usted y el presidente Bush la qu¨ªmica no funciona
R. No es verdad, no, no. Ante todo, yo no doy mucha importancia a las relaciones personales entre hombres de Estado o pol¨ªticos, porque, a fin de cu¨¦ntas, se trata de posiciones pol¨ªticas que son decisivas para el futuro de nuestro pa¨ªs. Todo este conjunto de problemas afecta de hecho a la existencia misma de nuestro pa¨ªs.
P. Usted ha visto en EE UU a representantes de la comunidad jud¨ªa norteamericana, ?ha encontrado alg¨²n cambio en sus posiciones respecto a su Gobierno? ?C¨®mo valora los recientes sondeos de opini¨®n que muestran c¨®mo un 88% de estos dirigentes est¨¢n a favor de un compromiso territorial en Gaza y Cisjordania?
R. He sido recibido por la comunidad jud¨ªa en EE UU con un entusiasmo extraordinario. No quiero exagerar, pero nunca hab¨ªa encontrado tanto entusiasmo. Siempre hay voces de una cierta minor¨ªa que no formanparte del apoyo general de la comunidad jud¨ªa a m¨ª personalmente y a mis posiciones. El conjunto expresa un apoyo aut¨¦ntico, amplio y profundo a Israel.
P. ?Pero ha le¨ªdo el sondeo?
R. No. S¨®lo he le¨ªdo los res¨²menes. Pero los expertos y conocedores norteamericanos me han asegurado que no tiene valor en comparaci¨®n con la recepci¨®n que he recibido de la gran mayor¨ªa.
La ayuda norteamericana
P. A finales de enero est¨¢ prevista la discusi¨®n sobre los cr¨¦ditos norteamericanos para ayudar a la nueva inmigraci¨®n, ?cree usted que podr¨¢ ofrecer antes de esta fecha alg¨²n progreso en las negociaciones de paz? ?Cree usted que Israel podr¨¢ ofrecer la congelaci¨®n de la colonizaci¨®n en Gaza y CisJordania?
R. Toda esta cuesti¨®n que afecta a las garant¨ªas crediticias es muy importante para nosotros, debido a la gran ola de inmigraci¨®n de jud¨ªos sovi¨¦ticos que llegan a Israel. Ning¨²n pa¨ªs, incluso entre los m¨¢s fuertes, podr¨ªa absorber a tal cantidad de gente en un periodo tan corto. Necesitamos la ayuda exterior durante un cierto tiempo. Esto permite ver la importancia que damos a las garant¨ªas bancarias, que, por otra parte, no costar¨¢n nada al tesoro norteamericano, ya que son s¨®lo eso, garant¨ªas, e Israel paga sus deudas, sobre todo a EE UU. Al final, Estados Unidos tomar¨¢ una decisi¨®n en favor nuestro. Ha sido y es una tradici¨®n que en las relaciones entre nosotros y los EE UU que no haya vinculaci¨®n ni condicionantes entre la ayuda que se nos aporta y el desarrollo pol¨ªtico de las propias relaciones. Los dirigentes norteamericanos han respetado siempre el principio de no condicionar una ayuda que se concede por razones humanitarias o morales a las diferencias pol¨ªticas que se plantean de cuando en cuando. Sostenemos este principio y creemos que finalmente ¨¦sta ser¨¢ la posici¨®n norteamericana.
P. Pero EE UU debe tambi¨¦n dar alguna satisfacci¨®n a sus alidados ¨¢rabes, ?no teme que se le pida un gesto, aunque sea discretamente?
R. No vamos a cambiar nuestra posici¨®n de principio. No vamos a aceptar la vinculaci¨®n entre estas dos cuestiones. De otra parte, estamos comprometidos en un proceso de paz con los ¨¢rabes sobre todos los problemas que nos dividen. Entonces todas estas cuestiones ser¨¢n discutidas y tambi¨¦n decididas en la negociaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ le produce mayor preocupaci¨®n, aparecer como quien cede un trozo, por peque?o que sea, de la tierra de Israel o como quien deja que se escape una oportunidad hist¨®rica y quiz¨¢s ¨²nica para la paz en la regi¨®n?
R. No pienso en el papel personal que se me deba atribuir en la historia de mi pa¨ªs. Mi principal tarea es preservar los intereses de mi pueblo, de mi pa¨ªs, lo mejor posible. Tambi¨¦n la paz con el mundo ¨¢rabe es un inter¨¦s vital de Israel. As¨ª, hace falta trabajar y luchar para obtener la paz y preservar nuestros intereses vitales. ?sta es mi pol¨ªtica.
P. ?Cree que su generaci¨®n, que ha hecho la resistencia y todas las guerras, podr¨¢ ver y encabezar la nueva etapa en paz con el mundo ¨¢rabe?
R. S¨ª, creo que podremos concluir y llegar a condiciones que har¨¢n posible la coexistencia entre nosotros y el mundo ¨¢rabe.
P. ?Con usted en cabeza del Gobierno?
R. Esto es otra cuesti¨®n. Somos un pa¨ªs democr¨¢tico.
P. Me refiero a los plazos, a si dentro de su actual mandato...
R. Yo no busco ning¨²n plazo. Y adeM¨¢s, no es una cuesti¨®n personal. Incluso si alguien me sustituye, esto llegar¨¢ un d¨ªa u otro. Quien ocupe las funciones de primer m¨ªnistro continuar¨¢, seg¨²n mi parecer, con esta pol¨ªtica.
P. Pero no es una cuesti¨®n personal, sino generacional. Quienes, como usted, hicieron la resistencia y crearon el Estado de Israel...
R. Claro que s¨ª. No hay contradicci¨®n entre estas dos tareas. Al contrario, es una fuente de satisfacci¨®n pensar que quienes hicieron la resistencia pueden ayudar a hacer tambi¨¦n la paz.
M¨¢s informaci¨®n en la p¨¢gina 18
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