Gorbachov y la marcha de Radetzky

Mija¨ªl Gorbachov, el presidente de un pa¨ªs que se difumina como un espejismo, es una figura que oscila hoy entre lo tr¨¢gico y lo pat¨¦tico. -Parece no s¨®lo no entender la realidad que le rodea, sino tambi¨¦n negarse a entenderla y empe?arse en seguir viviendo (y mandando) en un mundo que no existe ya. -Despu¨¦s del anuncio, a traici¨®n y por sorpresa, realizado por los tres l¨ªderes de las rep¨²blicas eslavas en Minsk, Gorbachov se parece m¨¢s que nunca a un personaje de la La marcha de Radetzky. Esta novela de Joseph Roth es ¨²n cuadro magistral de la irremisible agon¨ªa hist¨®rica del Imperio Austro-H¨²ngaro y el fin de una ¨¦poca en la que algunos llegaron a creer que el emperador Francisco Jos¨¦ era eterno.
Gorbachov tuvo el m¨¦rito de sacar del frasco el virus que contagiar¨ªa una enfermedad mortal al sistema comunista sovi¨¦tico, pero tal haza?a no es suficiente aval para seguir siendo el principal protagonista del proceso que ¨¦l puso en marcha en 1985. El fallido golpe de agosto de este a?o asest¨® a su figura pol¨ªtica un golpe que muchos temen que puede ser mortal.
Gorbachov y algunos de sus consejeros m¨¢s pr¨®ximos parecen no haberse dado cuenta de que los tiempos han cambiado. Una prueba de la ceguera del presidente sovi¨¦tico es posiblemente su libro El golpe de agosto, donde mantiene un discurso que, s¨®lo por omisi¨®n, dibuja los contornos de la realidad. Gorbachov relata sin color ni pasi¨®n su confinamiento en For¨®s, una de las m¨¢s emocionantes odiseas vividas por un personaje pol¨ªtico contempor¨¢neo. A los dirigentes rusos y a Bor¨ªs Yeltsin les dedica un espacio tan reducido que resultar¨ªa imposible entender el papel que desempenaron los rusos en aquellos d¨ªas de agosto a quien no lo supiera de* antemano.
Aparte de algunos mea culpa vagos y generales, Gorbachov no profundiza en las causas del golpe. Prefiere dedicarse al proselitismo de la Uni¨®n de Rep¨²blicas Soberanas, una agrupaci¨®n id¨ªlica de Estados que el presidente, a¨²n considera posible.Alegato trasnochado
Gorbachov ha perdido su ¨²ltima baza, el magnetismo internacional que le serv¨ªa de talism¨¢n frente a Yeltsin.
El presidente de la Federaci¨®n Rusa y su equipo se disponen a introducir unas dur¨ªsimas medidas econ¨®micas en un peligroso vac¨ªo. Ni hay un partido comunista que sea una verdadera oposici¨®n; ni grupos dem¨®cratas suficienternente fuertes.
Muchos personajes en el entorno de Yeltsin no ocultan su profunda antipat¨ªa hacia Gorbachov-. Alg¨²n que otro pol¨ªtico pr¨®ximo al presidente de la Federaci¨®n Rusa, de visita en Washington, ha hecho correr la voz de -que Gorbachov parece estar bien "pringado" en el Golpe de agosto. En el fondo de estas actitudes hay una profunda desconfianza hacia Gorb¨¢chov y un temor a que ¨¦ste pueda aprovechar el m¨ªnimo margen de acci¨®n en provecho de unos intereses de Estado que no son los de la Federaci¨®n Rusa. Tal tipo de maniobras ha sido durante todos estos a?os la especialidad de Mija¨ªl Serguei¨¦vich.
Gorbachov parece haber forzado al m¨¢ximo la elasticidad de su intelecto para integrar la propiedad privada, que se negaba a reconocer invocando a su abuelo, el fundador de una unidad agr¨ªcola colectiva en su pueblo natal de Privolnoe. Ha pasado por el reconocimiento del B¨¢ltico, pero una Ucrania independiente parece m¨¢s de lo que puede asimilar.
Por otra parte, ninguna de las posiciones de Gorbachov parece ser definitiva, ni siquiera las conquistadas tras el golpe de agosto, y eso le convierte en un peligro para los Estados que tratan de ejercer su reci¨¦n lograda independencia. A principios de diciembre, Gorbachov dijo que las minor¨ªas del B¨¢ltico han pedido ,4 ser defendidas" por la URSS. Todo esto sucede cuando los conservadores prosovi¨¦ticos se reorganizan en el B¨¢ltico y el coronel V¨ªctor Alksnis asegura que Estonia, Letonia y Lituania volver¨¢n a la URSS en cuanto sus econom¨ªas se hundan.
Interrogantes
La comunidad eslava abre muchos interrogantes, empezando por su gestaci¨®n. Est¨¢ por ver si el reconocimiento de la integridad territorial de cada uno de los Estados de la comunidad es algo que se aplica tambi¨¦n en caso de que ¨¦sta se disuelva. La reacci¨®n" de Anatoli Sobchak, el alcalde de San Petersburgo, tras el refer¨¦ndum invita a pensar que Sobchak no sab¨ªa nada del proyecto. Con una muestra de poco tacto que contrastaba con la de Yeltsin, Sobchak dijo que, si Ucrania se separaba de la URSS, Rusia har¨ªa valer sus reivindicacionesterritoriales. El polit¨®logo Gueorgui Shajnaz¨¢rov, asesor de Gorbachov, escrib¨ªa recientemente,que la desintegraci¨®n de la URSS, supone inevitablemente la "desintegraci¨®n de Rusia". Si esta maldici¨®n se cumple, Rusia puede fragmentarse en numerosos Estados en un pro ceso que tendr¨¢ semejanzas con la desintegraci¨®n del, ?mperio espa?ol en Am¨¦rica. Y el fin pol¨ªtico de G orbachov, primero, y de Bo r¨ªs Yeltsin, despu¨¦s, pueden ser tan tr¨¢gicos como el de Sim¨®n Bol¨ªvar. En las, an¨¢rquicas condiciones actuales en lo que fue la Uni¨®n Sovi¨¦tica, no es correcto hablar de "un posible golpe". Se debe hablar de "muchos posibles golpes".
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