La vocalister¨ªa andante

El gremio de los vocalistas es imperecedero y Alberto P¨¦rez es su profeta. Hay dos formas de escuchar a este conspicuo animador de bodas, jaranas, aniversarios, Fiestas mayores lugare?as y alegr¨ªas varias: una, poni¨¦ndose a bailar de inmediato lo que ¨¦l interpreta, mambo, guaracha, bay¨®n, cha-cha-cha, cumbia, pasodoble, tango, bolero y dem¨¢s ritmos interclasistas e integeneracionales; otra, observando detenidamente al artista. Escoltado por una soberbia banda de m¨²sicos contundentes, Alberto P¨¦rez irrumpe en el escenario como salido de una pel¨ªcula. De figura menuda y rostro anacor¨¦tico, luce chaquetas inefables que a nadie dejan indiferente. Pajarita multicolor sirve de adorno a un cuello digno de San Pedro de Alc¨¢ntara. Su talante esc¨¦nico es enternecedor, cosa de la que ¨¦l es consciente y que aprovecha h¨¢bilmente para inocular en los danzantes incitaci¨®n al arrejuntamiento y amables lujurias. Es algo as¨ª como Don Quijote clamando devaneos, bailongo y arrumacos. Alberto P¨¦rez gusta definirse como caballero de la vocalister¨ªa andante. Tambi¨¦n afirma que los vocalistas tienen la sagrada misi¨®n de "sugerir a la turbamulta que arrime la cebolleta". Pudiera parecer una procacidad, pero ¨¦l lo dice con tal unci¨®n, con tan grande humildad y tan honesto semblante que seguramente tiene raz¨®n.Su repertorio lo componen canciones cl¨¢sicas de baile, de ¨¦sas que han dado la vuelta al mundo y que son de obligada ejecuci¨®n para cualquier orquesta popular como Dios manda. Al mismo tiempo, intercala temas propios incluidos en su ¨²ltimo disco, Sobre la pista. Compuesto al alim¨®n con Chicho S¨¢nchez Ferlosio y a pesar de que apenas si ha tenido promoci¨®n, contiene canciones que llegar¨¢n a ser cl¨¢sicas, como Cabeza loca, El profesor de bay¨®n o Pena brava.

Baladas

Canta Alberto P¨¦rez La ovejita Lucera y todo el mundo bala. Canta Volver y todo el mundo tanguea. Canta Historia de un amor y todo el mundo se arrima. Es decir, que ejerce a la perfecci¨®n su papel de gran cham¨¢n a cuyo conjuro se, tornan retozonas las potencias espirituales y las otras. Incluso el grupo cimarr¨®n y especulativo que se parapeta en la barra -en el Vaiv¨¦n la barra est¨¢ a la vera del artista participa de la celebraci¨®n copa en mano jaleando a los m¨²sicos y a los danzantes.El resultado es un espect¨¢culo de baile ejemplar, en el que el p¨²blico forma parte fundamental. En resumen, magn¨ªficos m¨²sicos, excelente sonido, unos gui?os, unas risas, unas alegr¨ªas. Alberto P¨¦rez y su orquesta hacen que la insulsa noche del mi¨¦rcoles se convierta en noche de boda.