En memoria de Juan Talega

Una reuni¨®n flamenca sin espectacularidad, pero con la intenci¨®n de que en cierto modo fuera una evocaci¨®n del arte jondo que vivi¨® Juan Talega en su tiempo, puso fin a la semana de estudios y homenaje que se ha celebrado con motivo del centenario de este cantaor gitano.El cante discurri¨® por esos cauces. Un Miguel Vargas digno y sobrio hizo con autoridad la sole¨¢ de Alcal¨¢, una obra patrimonio exclusivo de la famifia de Talega. Tambi¨¦n la siguiriya, y en gracia a ser v¨ªsperas navide?as una flamenqu¨ªsima versi¨®n de Los campanilleros.

Jos¨¦ de la Tomasa, perteneciente a otra gran familia del cante gitano-andaluz -la de los Torre-, se emple¨® en una l¨ªnea m¨¢s brillante, con gran alarde de facultades. Lo contrario de In¨¦s Bac¨¢n, hermana de Pedro, que hace sus primeras armas en actuaciones p¨²blicas con el cante de su casa, austero, incluso un tanto monocorde, pero de una jondura y autenticidad absolutas. In¨¦s Bac¨¢n demostr¨® que todav¨ªa en algunas familias gitanas se hace un cante de otros tiempos, de muchos quilates, aunque tenga poco que ver con el de los profesionales.

El baile y la fiesta tuvieron cumplida representaci¨®n en la Familia Fern¨¢ndez, trianeros que elevan sus antecedentes flamencos nada menos que a los Cagancho, y Concha Vargas. Arte genuino, puro, en que el alma gitana se expresa con formidable verdad. Todos oficiaron entregados a este arte que afortunadamente sobrevive a todos los avatares del tiempo actual.