"Ni un solo pueblo sin paz y justicia "

ESTE A?O, en la alocuci¨®n del Rey a los espa?oles con ocasi¨®n de la Navidad, no ha habido menciones directas o alusiones pol¨¦micas a los peores aspectos de la actualidad pol¨ªtica, que han sido numerosos y complicados a lo largo de 1991. Lejos quedan los tiempos del discurso de Granada sobre la corrupci¨®n o de las palabras navide?as de hace un a?o reconviniendo a la prensa por sus eventuales excesos en la b¨²squeda de la sensaci¨®n por la noticia. Por el contrario, el tono del mensaje real en esta Nochebuena ha sido el de un suave y cordial "a buen entendedor, basta".Se nota, en efecto, que a don Juan Carlos le preocupa la posibilidad de quedar desconectado de sus compatriotas con un discurso de mero tr¨¢mite piadoso; por ello -no se olvide que la alocuci¨®n de la Corona es tambi¨¦n, en cierto modo, una alocuci¨®n del Gobierno y que las palabras se acuerdan con ¨¦ste-, no dej¨® de referirse a los temas que, en la calle, son objeto de discusi¨®n, irritaci¨®n o incluso esc¨¢ndalo: la ruptura con los principios ¨¦ticos de una sociedad volcada al consumismo o la necesidad de transparencia para "sancionar p¨²blicamente las acciones censurables" son algunos ejemplos de ello.

Sus alusiones, las primeras hechas por el Monarca, a la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y al buen comportamiento de la diplomacia espa?ola en la cumbre de la Comunidad Europea en Maastricht estuvieron formuladas, por ello, en clave de complacencia: Espa?a se ha mantenido alejada de problemas y, por otra parte, ha intervenido decisivamente en bastante de lo positivo que cabe apreciar en la escena internacional -la construcci¨®n de Europa y la pacificaci¨®n de Oriente Pr¨®ximo-

Todo lo que hacen los espa?oles de forma conjunta es positivo -"acuerdos en lo fundamental", "intereses nacionales f¨¢cilmente identificables"-, aun cuando puedan existir discrepancias, que don Juan Carlos cree superables con el recurso a la tolerancia.

S¨®lo en un momento, al referirse a las v¨ªctimas del terrorismo, se mostr¨® el Rey irritado con quienes hacen "manifestaciones ambiguas, vengan de donde vengan", o con Ias encubiertas equiparaciones entre quienes ejercen el terror y los que son objeto de su demencia".

Las ocasiones del V Centenario y de los Juegos Ol¨ªmpicos no estuvieron ausentes tampoco del discurso real. Con una referencia a las mismas concluy¨® sus palabras, no s¨®lo invitando a los espa?oles a hacer un esfuerzo solidario con las tres celebraciones de Sevilla, Barcelona y Madrid, sino neg¨¢ndose a cargarse de culpa por un descubrimiento que, dijo, se produjo en una ¨¦poca cuyas costumbres est¨¢n muy alejadas de los baremos del siglo XX. Y es en este siglo en el que asegur¨® que Espa?a se siente nuevamente unida a la Am¨¦rica Latina, a cuyas naciones dese¨® lo mejor: "Ni un solo pueblo sin paz y justicia, ni una persona sin dignidad, ni un solo ni?o sin ma?ana".