A?o Nuevo
A?o Nuevo. Movida por ese casi siempre in¨²til frenes¨ª de renovaci¨®n que suele acometemos a los humanos por estas fechas, reviso los viejos papeles que fui guardando en una carpeta, en previsi¨®n de posibles art¨ªculos que, por una u otra causa, nunca llegaron a salir. Hay algunas cartas de lectores desesperados en denuncia de algo: de lo sucedido con esa chica de La Coru?a violada por dos tipos a los que el juez absolvi¨® con una sentencia abracadabrante, o de los insulsos mi y objetores de conciencia encarcela dos, pongo por caso. Pero sobre todo hay recortes de peri¨®dico que yo misma arranqu¨¦. Noticias sobre las matanzas de ni?os en Brasil. Sobre negros aporreados y mendigos quemados vivos. Sobre el continen te africano agonizando de sida y de miseria. O esa encuesta seg¨²n la cual un tercio de los profesores y casi la mitad de los alumnos no universitarios de nuestro pa¨ªs creen que la raza blanca es superior. En fin, una colecci¨®n muy completa de es pantos. Que no se arreglar¨¢n en el nuevo a?o. En este archimentado 1992 que cre¨ªmos que jam¨¢s llegar¨ªa y que, sin embargo, ya ha empezado a descont¨¢rsenos inexorablemente de lo que nos resta de nuestras vidas. Pronto el 92 ser¨¢ pasado: se habr¨¢ ido. Como se fueron para siempre personas a las que quisiste. Y tu rostro juvenil, perdido en qui¨¦n sabe qu¨¦ espejo. Silba en nuestros o¨ªdos el viento de los d¨ªas, el tiempo fugitivo, mientras nos precipitamos vertiginosamente hacia lo oscuro. Tiro hoy la carpeta de los horrores del 91, y abro una nueva a la espera de las atrocidades del 92. Que legar¨¢n. Pero adem¨¢s de las injusticias, y del dolor inevitable, y de las p¨¦rdidas, habr¨¢ tambi¨¦n quietas noches de agosto con el cielo cruzado de cometas, pieles acogedoras, instantes perfectos, atardeceres grandiosos como incendios. El esplendor de la vida, pese a todo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
