Gamsajurdia huye de su bunker escoltado por 200 leales y se refugia en Armenia
RODRIGO FERN?NDEZ ENVIADO ESPECIAL La resistencia numantina del presidente de Georgia, Zviad Gamsajurdia, de 52 a?os, termin¨® ayer con m¨¢s pena que gloria cuando, poco despu¨¦s de las cinco de la madrugada (dos horas menos en territorio peninsular espa?ol), dej¨® su bunker de la Casa de Gobierno de Tbilisi con unos 200 leales y, escoltado por tres carros blindados, huy¨® rumbo a la vecina Rep¨²blica de Azerbayan, para refugiarse finalmente en territorio de Armenia. Tras ¨¦l qued¨® el recuerdo de un enfrentamiento que se ha cobrado cerca de 200 vidas. en las ¨²ltimas semanas, un edificio en llamas en el que sus partidarios eran abatidos y una oposici¨®n unida s¨®lo por su odio a quien consideraba un dictador.
El Consejo Militar que ahora est¨¢ al frente de Georgia, y que s¨®lo ayer se supo que tan s¨®lo est¨¢ compuesto por Tenguiz Kitovani, jefe de la Guardia Nacional, y Dzhava loseliani, jefe del grupo armado Mjedrioni (Caballero), se manifest¨® dispuesto a celebrar elecciones en abril. Los nuevos dirigentes se?alaron la posibilidad de restaurar la monarqu¨ªa. Tambi¨¦n expresaron su admiraci¨®n por el general Francisco Franco porque "salv¨® a Europa de la expansi¨®n del comunismo".La fuga de Gamsajurdia que tan s¨®lo el d¨ªa antes hab¨ªa expresado su voluntad de resistir hasta la muerte- se produjo cuando, tras soportar un intenso bombardeo, anunci¨® a sus partidarios que estaba dispuesto a utilizar los t¨²neles de comunicaciones para abandonar, con unos 200 diputados y guardias adictos, la Casa de Gobierno, en la que ven¨ªa resistiendo los ataques de las fuerzas de oposici¨®n desde el pasado 22 de diciembre.
Gamsajurdia aprovech¨® la oscuridad de la madrugada para escabullirse en un peque?o convoy formado por autobuses y veh¨ªculos blindados. Una parte de los fugitivos fue interceptada cerca de un puente sobre el r¨ªo Kura, que atraviesa Tbilisi. El enfrentamiento, subsiguiente produjo al menos cinco muertos y una quincena de heridos, seg¨²n un balance provisional ofrecido por el Ministerio de Sanidad georgiano.
Diversas informaciones atribuidas al ex primer, ministro georgiano Tenguiz Sigua aseguraban anoche que Gamsajurdia hab¨ªa huido con el tesoro de la rep¨²blica, unos 700 millones de rublos, algo m¨¢s de 600 millones de pesetas al cambio actual.
"Nosotros nos vamos. Dentro de media hora podr¨¦is salir. Todo depender¨¢ de vosotros y de vuestra suerte", dijo un guardia a Timur Kulumbekov, militante del opositor Partido Nacional de la Independencia y prisionero de Gamsajurdia en los s¨®tanos de la Casa de Gobierno, junto con otros 40 opositores. Cuando abandonaron su encierro comprobaron que estaban solos.
Pasa a la p¨¢gina 3
M¨¢s informaci¨®n en la p¨¢gina 4
Editorial en la p¨¢gina 12
Los rebeldes, toman un Parlamento envuelto en llamas
Viene de la primera p¨¢ginaAlgunos de los prisioneros salieron del edificio -envuelto en llamas tras ser bombardeado por- la artiller¨ªa de las fuerzas rebeldes, dirigidas por el ex jefe de la Guardia Nacional Tenguiz Kitovani- para advertirles de que la presa hab¨ªa escapado. Otros "se armaron y avanzaron piso por piso, aniquilando a los francotiradores refugiados entre el humo y las ruinas y que, en su mayor parte, ignoraban que su jefe hab¨ªa huido.
Gamsajurdia, acompa?ado por unos 200 hombres, logr¨® abrirse paso con una escolta de tres carros blindados a trav¨¦s de los controles que hab¨ªa instalado la oposici¨®n, y pudo llegar as¨ª al puente Rojo, en el punto que separa la rep¨²blica de Georgia de las de Armenia y Azerbaiy¨¢n, todas ellas en el C¨¢ucaso.
La gente pululaba por la avenida Rustaveli, una especie de Gran V¨ªa de Tbilisi y que, tan s¨®lo el d¨ªa anterior, permanec¨ªa totalmente desierta a causa del elevado peligro de muerte por disparos de los francotiradores. Todos se dirig¨ªan a la Casa de Gobierno para ver lo que de ella hab¨ªa quedado tras los encona dos combates.
El imponente conjunto, construido despu¨¦s de la II Guerra Mundial por prisioneros alemanes, ofrec¨ªa un aspecto dantesco decorado por varios incendios: mientras los guardias nacionales adictos a la oposici¨®n y milicianos armados saqueaban las habitaciones de lo que hab¨ªa sido el refugio de Zviad. Gamsajurdia y se llevaban cualquier objeto de valor que se pon¨ªa a su alcance, desde televisores a radiocasetes.
Prohibida la entrada
La entrada del bunker en el que hab¨ªa vivido el que hace apenas unos meses era el pol¨ªtico m¨¢s popular de Georgia, primer presidente de la antigua URSS elegido democr¨¢ticamente, con el 87% de los votos, el pasado 9 de abril, y acusado luego de dictador, estaba custodiada por unos guardias que imped¨ªan el paso con el argumento de que Gamsajurdia pod¨ªa haber colocado minas.
El testimonio de Timur, impresionante con su descuidada barba y abrigo ra¨ªdo, sobre los ¨²ltimos momentos del sitio, fue corroborado indirectamente por el vicepresidente del Parlamento, Nemo Burchuladce, cuando cont¨® por televisi¨®n que, poco antes de las cuatro de la madrugada, el presidente reuni¨® a los diputados y ministros que permanec¨ªan con ¨¦l y les comunic¨® que el mando militar hab¨ªa decidido abandonar el edificio.
Tres horas antes, el comandante militar de Tbilisi, Guia Karkarashvili, hab¨ªa dado la orden de comenzar el cerco total del Parlamento en un radio de dos kil¨®metros y medio. Hasta ese momento, hab¨ªa numerosas fisuras en el sitio, por las que se colaban desde periodistas que participaban en las conferencias de prensa de Gamsajurdia hasta algunos fieles de ¨¦ste que iban dejando de serlo a medida que se la derrota se ve¨ªa inevitable.
Sin embargo, el comandante subray¨® que sus fuerzas no pensaban lanzarse al asalto esa noche. Mientras, la artiller¨ªa abr¨ªa fuego y los soldados tomaban posiciones. Seg¨²n Karkarashvili, el presidente se abri¨® paso por la calle Leslelidze, donde el puesto de 15 soldados all¨ª instalado no pudo detener a la caravana formada por tres tanques, tres autobuses, y 15 autom¨®viles que salieron de la Casa del Gobierno.
Los hombres del presidente depuesto tuvieron una peque?a escaramuza, en la ciudad de Rustavi, a unos 30 kil¨®metros de la capital Seg¨²n dijo ir¨®nicamente, imitando el estilo de los cuentos populares, Zhaba loseliani, uno de los nuevos gobernantes georgianos, por ¨²ltima vez se vio a Gamsajurdia meditabundo en el Puente Rojo, desde donde parten los caminos a Armenia y Azerbay¨¢n: a la izquierda vas, morir¨¢s; a la derecha vas, morir¨¢s.
As¨ª se cierra una tr¨¢gica p¨¢gina de la historia de Georgia, pero nadie est¨¢ seguro hoy de que en el futuro pr¨®ximo no estallen nuevos enfrentamientos armados. No se puede descartar que Gamsajurdia trate de organizar una resistencia en el oeste de la rep¨²blica, donde tiene muchos partidarios.
Tambi¨¦n existe el peligro de que los diversos grupos armados que se unieron para derrocar al presidente comiencen a luchar entre ellos, como algunos hac¨ªan hasta hace poco.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.