Las vueltas de la historia
El 29 de diciembre de 1991, Javier Pradera publicaba en la secci¨®n Semana / Espa?a un art¨ªculo con el t¨ªtulo Las vueltas de la historia, que ofrece, con motivo del XIII Congreso del PCE, elementos de reflexi¨®n importantes en lo referente al mito de los valores cuasi¨¦picos que a menudo se han atribuido a los/las militantes y a la pol¨ªtica general del PCE.As¨ª, es correcta la aseveraci¨®n de Pradera "la III Internacional, incluida su rama espa?ola, se caracteriz¨® por su crueldad e intolerancia con los discrepantes y heterodoxos, objetos a veces de represalias sangrientas".
Y esta actitud del PCE tuvo unos destinatarios con nombres y apellidos, y, m¨¢s a¨²n, un partido pol¨ªtico, el POUM, cuyas posiciones pol¨ªticas de izquierda independiente le llevaron a condenar como nadie en 1936 esas "aberraciones respaldadas por el PCE" -que muy acertadamente denuncia Pradera- como fueron los procesos de Mosc¨², el pacto nazi-sovi¨¦tico, as¨ª como la implantaci¨®n del culto al poder impuesto por el terror del camarada Stalin, sus purgas a la oposici¨®n de izquierdas (que finalmente redonde¨® con el asesinato, a manos del espa?ol Ram¨®n Mercader, de Le¨®n Trotski), etc¨¦tera.
La concreci¨®n que la pol¨ªtica estalinista supuso en el Estado espa?ol el secuestro y posterior asesinato de un intelectual revolucionario de la talla de Andr¨¦s Nin; la persecuci¨®n, encarcelamiento y asesinato de militantes poumistas, y el propio proceso contra el POUM -calco de los de Mosc¨² en su intencionalidad y trama, que no en sus resultados, a falta de la confesi¨®n que no le pudieron arrancar a Andr¨¦s Nin-, alentado en algunos (como, por ejemplo, el de Jos¨¦ Bergam¨ªn) y silenciado por otros por parte de los intelectuales espa?oles, es un episodio a cargar en el debe del PCE (v¨¦ase Fernando Claud¨ªn, La crisis del movimiento comunista internacional) que pod¨ªa haber sido expresamente se?alado por Javier Pradera en su brillante art¨ªculo.
En un momento en que tantos r¨ªos de tinta se vierten contra los desmanes del estalinismo, justo es que hablemos y reflexionemos no s¨®lo de Karnenev, Bujar¨ªn, etc¨¦tera. Hablemos abiertamente de aquellos que en una ¨¦poca dif¨ªcil (1936), de silencios c¨®mplices con el estalinismo, tuvieron el acierto y el coraje de denunciarlo y combatirlo.
El PCE y la izquierda en general le deben al POUM un p¨²blico reconocimiento y una reflexi¨®n,-
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