La Real Academia Espa?ola necesitar¨¢ 375 a?os para terminar el 'Diccionario hist¨®rico'

La Real Academia Espa?ola sigue teniendo una asignatura pendiente: el Diccionario hist¨®rico, cuya misi¨®n es recoger los t¨¦rminos existentes en espa?ol. Al ritmo actual, la obra s¨®lo podr¨ªa terminarse en 375 a?os. Si el Estado no sufraga la tarea, la Academia no podr¨¢ culminarla. Sin embargo, la Espa?ola bate sus propios r¨¦cords al publicar, a finales de este a?o, una nueva edici¨®n del Diccionario de la Lengua Espa?ola, tras s¨®lo ocho a?os transcurridos desde la edici¨®n anterior (publicada, a su vez, 14 a?os despu¨¦s que su antecesora).

La nueva edici¨®n del Diccionario de la Lengua Espa?ola contar¨¢ de casi 80.000 vocablos, entre los cuales m¨¢s de 5.000 ser¨¢n palabras aceptadas recientemente por la Academia. El ritmo de esta edici¨®n se ha doblado en comparaci¨®n con la anterior, y la obra se pone al d¨ªa en terminolog¨ªa cient¨ªfica ("mamograf¨ªa") y de uso corriente ("gilipollas", "armamentista"). Pero la vida del Diccionario hist¨®rico es mucho m¨¢s triste."El Diccionario hist¨®rico espa?ol", dice el acad¨¦mico Manuel Seco, director del Seminario de Lexicografia, responsable del diccionario, "tendr¨ªa que ser el punto de partida no s¨®lo para el de la lengua, sino para todos los dem¨¢s. As¨ª sucede en el Reino Unido, donde el Diccionario de Oxford es la base de una larga escala. Pero nuestra marcha. es muy precaria".

Ahora se est¨¢ terminando el segundo tomo de la obra, a 30 a?os de su inicio: abarca hasta las dos terceras partes de la letra A. El plan final del Diccionario hist¨®rico prev¨¦ 25 tomos. "Al ritmo actual", dice Manuel Seco, "sale un plazo disparatado". En efecto, por simple regla de tres, 375 a?os.

La ¨²nica soluci¨®n es, seg¨²n Seco, que "el Estado, por inter¨¦s nacional, asuma los gastos. Los fondos de la Academia valen para mantener el motor en marcha, pero no para acelerar el ritmo. Con apoyo estatal, un plazo razonable ser¨ªan 40 a?os, pero se acabar¨ªa. Sin ese apoyo no veo c¨®mo".19 redactores

En el Diccionario hist¨®rico espa?ol trabajan 19 redactores, adem¨¢s de personal auxiliar. "Si el Estado sufraga los gastos, podr¨ªamos informatizar lo que sea susceptible", dice Manuel Seco. "Y, en cuanto a ampliar plantilla, lo har¨ªamos, aunque exige una fase de cualificaci¨®n, por la complejidad del acopio y tratamiento de datos". De momento, para acelerar el ritmo, el seminario se ha dividido en dos equipos de redactores: uno trata de completar la letra A, y otro comienza con la B.

El Diccionario hist¨®rico, a diferencia del de la lengua, no es normativo. Recoge los t¨¦rminos existentes, y, por tanto, puede ser fuente fundamental para la posterior admisi¨®n en el Diccionario de la Lengua. En especial, es muy ¨²til la aportaci¨®n que pueda tener en t¨¦rminos m¨¦dicos o tecnol¨®gicos, de uso cada vez m¨¢s frecuente. "Estoy convencido de que el Diccionario de la Lengua ganar¨ªa de forma espectacular si el hist¨®rico tuviese un desarrollo eficaz", afirma Manuel Seco. Se?ala que "varios acad¨¦micos" comparten esa tesis.

Por su parte, el Diccionario de la Lengua admite nuevas palabras tras un largo proceso. Las comisiones acad¨¦micas de Vocabulario T¨¦cnico, Diccionario, Gram¨¢tica y Ciencias Humanas recogen los vocablos susceptibles de todo tipo de obras, as¨ª como de los medios de comunicaci¨®n.

Las propuestas son debatidas en el Pleno de la Academia, que es quien decide si se incorporan o no al diccionario. Entre un 5% y un 10% de las palabras finalmente aceptadas son neologismos, preferentemente derivados del ingl¨¦s y del vocabulario t¨¦cnicocient¨ªfico.

"El Diccionario de la Lengua", dice el secretario de la Academia, Rafael Alvarado, "es un organismo vivo, como la propia lengua, e incorpora o elimina las palabras".

Ese organismo vivo tiene, no obstante, otro ritmo que la lengua: la palabra gil¨ª se acept¨® en 1984, y ha tardado ocho a?os m¨¢s en maridarse con pollas. Tanto gil¨ª, como pollas, como gilipollas, existen en la lengua desde bastantes a?os atr¨¢s.