La filosof¨ªa de la desesperanza
De Gaulle hac¨ªa una distinci¨®n entre Francia y los franceses, la legitimidad del poder y la sanci¨®n del voto particular. En Argelia, el Ej¨¦rcito se considera poseedor de la legitimidad. ?l consigui¨® la independencia del pa¨ªs, y el Estado subsiste gracias a ¨¦l. Por eso hoy considera necesario interrumpir la naciente democracia para salvarla.Deponiendo a Chadli Benyedid el 11 de enero, el Ej¨¦rcito, acaba el parto del partido que ha arruinado al pa¨ªs durante las tres primeras d¨¦cadas de su independencia. El FLN eligi¨® imitar en todo al Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, en su organizaci¨®n pol¨ªtica monol¨ªtica, en su econom¨ªa centralista y burocr¨¢tica, y tambi¨¦n, c¨®mo no, en su modelo de descr¨¦dito. Chadli paga tambi¨¦n sus vacilaciones con el Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS). Despu¨¦s de la tempestad de octubre de 1988, el jefe de Estado calcul¨® que unas elecciones libres permitir¨ªan unir al FLN y a los dem¨®cratas cont ra el FIS. Tambi¨¦n pens¨® que as¨ª eliminar¨ªa a los integristas, ayud¨¢ndose con una ley electoral absurda, pero esta maniobra se volvi¨® contra sus autores. El 26 de diciembre; el FIS obtuvo 12 veces m¨¢s esca?os que el FLN con so
lamente el doble de votantes. El partido isl¨¢mico apareci¨® como el gran vencedor a pesar del m¨¢s de 50% de abstenciones. y papeletas nulas, mientras que el FLN retrocedi¨® una cuarta parte en relaci¨®n a las elecciones local¨¦s de junio de 1990.
Despu¨¦s de este desastre, Chadli se dispon¨ªa a comprometerse con los integristas. El golpe de Estado del 11 de enero envi¨® el FIS a la oposici¨®n.
A continuaci¨®n de los disturbios de junio de 1991, el Ej¨¦rcito dio una ¨²ltima oportunidad a Chadli, imponi¨¦ndole su hombre de confianza a la cabeza del Gobierno, el tecn¨®crata Sid Ahmed Ghozali, sobre el q ue descansan ahora todas las esperanzas.
Su estrategia es sencilla. La composici¨®n del Alto Comit¨¦ del Estado, y especialmente la designaci¨®n a la cabeza de este organismo de Mohamed Boudiaf -el ¨²nico jefe hist¨®rico ajeno a los fracasos del FLN-, est¨¢ destinada a tranquilizar, tanto al pueblo como a los interlocutores (le Argelia, sobre el car¨¢cter legalista del proyecto. El Ej¨¦rcito y Ghozali apostaron a que el rechazo del FLN, combinado con el miedo suscitado por el FIS en una gran fracci¨®n de la poblaci¨®n, permitir¨ªa continuar al nuevo equipo. Contaban con que las reformas econ¨®micas emprendidas despu¨¦s de 1988 (liberaci¨®n de las estructuras, independencias. del banco central, apertura del capital petrolero a los inversores extranjeros) inspirar¨ªan confianza en el exterior y favorecer¨ªan el sostenimiento por parte de Occidente de una econom¨ªa sobreendeudada y hundida hasta el cuello.
Esta estrategia puede tener ¨¦xito, pero los obst¨¢culos son considerables. El Ej¨¦rcito mismo y la seguridad militar est¨¢n verdaderamente muy profesionalizados y muy bien controlados, pero, evidentemente ,no han quedado al abrigo de compromisos con el FLN. Sin duda, el FIS no ha conseguido infiltrarlo verdaderamente. Sin embargo, numerosos oficiales de rango intermedio hubieran preferido que no se interrumpiera el proceso de las elecciones. Nadie puede predecir c¨®mo se comportar¨¢n las tropas en caso de manifestaciones violentas.
Por otra parte, ?c¨®mo no inquietarse por las negociaciones -aparentemente contra natura a las que se presta el FFS de Hocine Ait Ahmed con las otras dos F, el FLN y el FIS?
Y sobre todo, ?los progresos econ¨®micos pueden ser tan r¨¢pidos que impidan las desilusiones de un pueblo que, en una gran proporci¨®n, podr¨ªa reforzar todav¨ªa las filas del integrismo?
Algunos opinan que hubiera sido necesario, en nombre de los principios democr¨¢ticos o simplemente en virtud de un razonamiento c¨ªnico, dejar al FIS que ganara las elecciones demostrando as¨ª su incapacidad para gobernar. La experiencia, para los partidarios de esta tesis, no podr¨ªa prolongarse m¨¢s all¨¢ de unos meses, o, en el peor de los casos, unos a?os. Pero deber¨ªamos comprender, despu¨¦s de los 70 a?os de marxismo-leninismo en la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica, la fragilidad de esta clase de especulaciones.
Ir¨¢n es hasta ahora el ¨²nico pa¨ªs musulm¨¢n en el que un partido isl¨¢mico ha tomado *el poder, y lo conserva-desde hace m¨¢s de 12 a?os. Jomeini consigui¨® sus fines porque el presidente Carter, en su momento, abandon¨® al Sha. Desde entonces, todos los reg¨ªmenes ¨¢rabes luchan, m¨¢s o menos abiertamente, contra el ascenso del integrismo, que no es, en definitiva, nada m¨¢s que la filosof¨ªa de la desesperanza. En el caso presente, Occidente deber¨ªa de tomar la palabra al nuevo r¨¦gimen de Argelia. Es ¨¦l el que tiene que demostrar su legalidad y justificar sus intenciones democr¨¢ticas. Nosotros deberemos ayudar a Argelia d¨¢ndole el m¨¢ximo de oportunidades para que consiga el ¨¦xito econ¨®mico.
es director del Instituto Franc¨¦s de Relaciones Internacionales.
Traducci¨®n: M, T. Vallejo.
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