Gassman convenci¨® y Woody Allen decepcion¨®
ENVIADO ESPECIALSe proyect¨® la primera pel¨ªcula espa?ola en concurso -El largo invierno, producida y dirigida por el catal¨¢n Jaime Camino y pas¨® aceptablemente, pese a sus altibajos, la prueba de la emisi¨®n para la prensa. No es una buena pel¨ªcula, pero lleva dentro una sobria e inteligente interpretaci¨®n del actor italiano Vittorio, Gassman, que se sit¨²a autom¨¢ticamente como el primer aspirante serio al premio al mejor actor. El otro gran figur¨®n del d¨ªa, Woody Allen, decepcion¨® una vez m¨¢s, pero aqu¨ª lo hizo en un soso y confuso y filme titulado Sombra y niebla.
Sigue sin despegar, atascada a ras de suelo, la secci¨®n oficial de esta edici¨®n de la Berlinale. La pel¨ªcula australiana ?ltimos d¨ªas en nuestra casa, dirigida por la joven Gilliam Armstrong, quiere ser al mismo tiempo muchas pel¨ªculas y finalmente no es ninguna. S¨®lo ment¨ªras -tambi¨¦n dirigida por una mujer: Paule Muret- es una indigerible ensalada de cuernos intelectuales a la francesa, que s¨®lo se sostiene porque la encargada de ponerlos es la guap¨ªsima Fanny Ardant. Un poco mejor es la alemana Gudrun, dirigida por el veterano Hans Geissendorfer, muy conocido aqu¨ª por sus s¨®lidas series para la televisi¨®n alemana. Pero no remonta el vuelo.Como no lo hace en su conjunto El largo invierno, de Jaime Camino, pel¨ªcula don mucho celuloide sobrante y que est¨¢ pidiendo a gritos la tijera de un buen peluquero. Da la impresi¨®n de estar concebida como dos o tres telefilmes que -han sido reducidos a uno, para conformar un largometraje destinado a la pantalla grande. El problema es que debiera haberse reducido m¨¢s y que, al provenir de una serie de televisi¨®n, est¨¢ realizada de manera bastante mec¨¢nica e incluso a veces simplona. El resultado es correcto y nada m¨¢s.
Las escenas de guerra, terror y acci¨®n en las calles de Barcelona al final de la guerra civil son rematadamente malas. La pel¨ªcula, en cambio, mejora bastante cuando se vuelve intimista, incluso melodram¨¢tica, y sobre todo cuando el actor franc¨¦s Jean Rochefort y, en mucha mayor medida, Vittorio Gassman est¨¢n en la pantalla. Ambos componen dos personajes complejos y cre¨ªbles. Especialmente dif¨ªcil es el de Gassman, que alcanza a expresar magistralmente algo tan complejo como la ambig¨¹edad del comportamiento de un mayordomo en una casa de alta burgues¨ªa. Su trabajo est¨¢ resuelto con una facilidad y una precisi¨®n s¨®lo posibles en un grande de su oficio.
Dijo ayer Jaime Camino: "Gassman es el responsable en gran parte de la construcci¨®n de su personaje, al que iba enriqueciendo a medida que lo ¨ªnterpretaba". En efecto, Gassman gana en magnetismo a medida que la pel¨ªcula avanza y al final es el due?o y se?or de la pantalla. De ah¨ª proviene parad¨®jicamente otro de los defectos del filme: se pierde en historias colaterales sobre la vida de la familia protagonista, que a veces interesan muy poco, mientras el espectador a?ora la presencia del actor italiano. Cuando ¨¦ste aparece, la pel¨ªcula sube autom¨¢ticamente.
Otros altibajos
Los que comienzan a ser alarmantes, trat¨¢ndose de un personaje de audiencia y celebridad mundial, son los altibajos de Woody Allen. El cineasta neoyorquino se ha ganado a pulso muchos adictos a lo largo de su f¨¦rtil carrera, pero ¨²ltimamente se dedica a sembrar desiertos en la pantalla y sus viejas y anta?o infalibles gracias comienzan a parecerse demasiado a la pura y simple soser¨ªa, al chiste aprendido de memoria.
En Sombra y niebla, Allen hace una incursi¨®n impotente, descabellada y arbitraria dentro del universo en blanco y negro del cine expresionista y all¨ª se pierde por completo. Con un reparto de oro -¨¦l mismo, Jodie Foster, Madonna, John Malkovich y, por supuesto, la impepinable Mia Farrow, entre otras estrellas- hace Allen mala bisuter¨ªa cinematogr¨¢fica, carente incluso de los destellos de su ingenio verbal, aquellas desarmantes r¨¦plicas con que adornaba sus pel¨ªculas y que a veces le permit¨ªan sacarlas adelante cuando ya parec¨ªan estancadas. Por desgracia Sombra y niebla se estanca y no hay ninguna frasecita providencial que la saque del barro.
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