Capitalismo a la carta en Polonia
El Gobierno de Varsovia debate todav¨ªa el mejor modo de devolver la propiedad estatal
En el parque situado frente al imponente Palacio de Cultura, un feo monumento de estilo estalinista que simboliza a la perfecci¨®n el r¨¦gimen anterior, otro edificio, menos imponente pero m¨¢s feo todav¨ªa, se acaba de construir, y encarna, por su parte, la nueva era: una construcci¨®n de chapa ondulada alberga a decenas de peque?os quioscos comerciales. Ropa, zapatos, frigor¨ªficos, aparatos de sonido o caviar ruso, todo se puede encontrar en este nuevo templo del consumo en pleno centro de Varsovia. Y es que Polonia se ha volcado, como sus vecinos, en la fiebre del consumo, moderada, bien es verdad, por el d¨¦bil poder adquisitivo de la poblaci¨®n, en este pa¨ªs donde el salario m¨ªnimo equivale a 8.000 pesetas, y el medio intersectorial, a 10.000.Los polacos siempre tuvieron fama de buenos comerciantes. El comercio minorista, adem¨¢s, estaba en parte en manos privadas desde el r¨¦gimen anterior, as¨ª como buena parte de la agricultura. Este sustrato empresarial deber¨ªa, l¨®gicamente, haber favorecido a Varsovia en la carrera entre los pa¨ªses del Este hacia la privatizaci¨®n. Y, sin embargo, Polonia da la impresi¨®n de quedar distanciada en esta competici¨®n, en parte por los bandazos pol¨ªticos de sus Gobiernos sucesivos. 'Tos h¨²ngaros venden los bienes del Estado, los checoslovacos los distribuyen y los polacos titubean", como lo resume de manera un tanto sarc¨¢stica un observador extranjero.
Es precisamente esta observaci¨®n la que irrita sobremanera al nuevo hombre fuerte de la econom¨ªa polaca, Jerzy Eysymontt, ministro del Plan (una palabra que, no est¨¢ precisamente de moda en estos momentos en Polonia). "Lo que pasa es que los h¨²ngaros y los checoslovacos supieron vender mejor que nosotros su imagen en el exterior", afirma. "Pero aqu¨ª tambi¨¦n se est¨¢ avanzando. El comercio est¨¢ ya privatizado al 75%, y en la industria, el sector privado pas¨® entre 1989 y 1991 del 8% al 25% de la producci¨®n".
Si la operaci¨®n de privatizaci¨®n da, a pesar de todo, una cierta impresi¨®n de confusi¨®n, es porque el Gobierno eligi¨® una estrategia a la carta. Se opt¨® en una primera fase por privilegiar la estrategia de la venta, pero con varias f¨®rmulas posibles. "Nuestra idea fue la del caso por caso", recalca el director de una de las principales compa?¨ªas contratadas para asesorar al Gobierno. "Para una empresa d¨¦bil, por ejemplo, hab¨ªa que encontrar un inversor muy activo. Para una empresa peque?a foment¨¢bamos el sistema del accionariado de los propios empleados. Para las empresas mayores, la participaci¨®n del capital extranjero".
Las autoridades de Varsovia, sin embargo, se encontraron, como las de Budapest y Praga, frente a un serio obst¨¢culo: la insuficiencia del ahorro interno. Bien es verdad que algunas fortunas empezaron a forjarse durante estos ¨²ltimos a?os en Polonia, especialmente por medio del comercio, y los coches lujosos que empiezan a verse en las calles de Varsovia as¨ª lo atestiguan. "El gran hueco en la ¨¦poca del comunismo era el sector de los servicios, y es all¨ª donde se pod¨ªa ganar m¨¢s dinero en menos tiempo", recalca el viceministro de Transformaci¨®n de la Propiedad, Tomasz Stankiewicz. "En este sector ven¨ªamos de una econom¨ªa de escasez, y el primero que entraba se encontraba en una posici¨®n de monopolio".
Adem¨¢s, para favorecer el acceso de los polacos a la propiedad se intenta hoy desarrollar un sistema financiero por el momento todav¨ªa poco diversificado: los bancos comerciales representan apenas el 10% del mercado del cr¨¦dito. Una de las principales prioridades en este terreno es la de favorecer, como en Hungr¨ªa, la participaci¨®n de los empleados en la propiedad de sus empresas mediante cr¨¦ditos bonificados.
Movilizar el capital
Pero todo eso no basta para movilizar el capital necesario para una operaci¨®n de privatizaci¨®n de esta envergadura, menos a¨²n cuando las inversiones extranjeras, como en Checoslovaquia, entran s¨®lo con cuentagotas. Por tanto, el Gobierno polaco se prepara hoy para a?adir a la v¨ªa de la venta la otra estrategia posible: la de la distribuci¨®n, aunque sea parcial, de la propiedad estatal. Es lo que se llama hoy en Varsovia la "privatizaci¨®n masiva". Y eso, a pesar de las reticencias de algunos ministros, para quienes parec¨ªa m¨¢s c¨®modo utilizar los recursos de la privatizaci¨®n para financiar un d¨¦ficit p¨²blico que va creciendo. Jerzy Eysymontt, sin embargo, que tiene hoy plenos poderes en el terreno econ¨®mico, zanj¨® aparentemente el debate: "La privatizaci¨®n sirve para devolver los bienes del Estado a la sociedad y no para resolver los problemas presupuestarios del Gobierno", recalca.
"Nos queremos acercar al m¨¦todo checoslovaco de distribuir la propiedad, pero aprendiendo de su experiencia", explica el ministro polaco del Plan. "Por ejemplo, los fondos de inversi¨®n fueron all¨ª una fuente de especulaci¨®n y de confusi¨®n. Aqu¨ª deber¨ªa limitarse su n¨²mero a unos pocos, y se crear¨ªan desde el Gobierno con el fin de coordinar mejor la operaci¨®n". "No ser¨¢ siquiera necesario imprimir cupones o bonos", explica, por su parte, el viceministro Tomasz Stankiewicz. "Basta una simple inscripci¨®n electr¨®nica en un ordenador. Cada polaco tendr¨¢ as¨ª un n¨²mero de identificaci¨®n que le dar¨¢ derecho a unas acciones. Estas acciones van a ser gestionadas por unos fondos de inversi¨®n durante un a?o, antes de que se empiece a distribuirlas efectivamente a los ciudadanos. Nuestra intenci¨®n actual es la de privatizar por esta v¨ªa por lo menos el 20% de la propiedad industrial".
En Varsovia, como en Praga, sin embargo, los responsables econ¨®micos reconocen las dificultades que entra?a este sistema, como la de determinar el valor inicial de las acciones, en este pa¨ªs donde todav¨ªa poqu¨ªsimas empresas cotizan en la reci¨¦n creada Bolsa. "Nuestro compromiso inicial y m¨¢s importante es el de otorgar la propiedad a los ciudadanos", dice Jerzy Eysymontt. "S¨®lo despu¨¦s esta propiedad empezar¨¢ a adquirir su valor de intercambio".
Las intenciones del Gobierno suscitan, sin embargo, cr¨ªticas, como la de Rynard Bugaj, un antiguo economista del sindicato Solidaridad, que dirige hoy el grupo parlamentario de un partido de oposici¨®n socialdem¨®crata. 'Tos fondos de inversiones van a convertirse en los nuevos due?os del pa¨ªs", afirma. %Y qui¨¦nes son los que van a elegir a sus dirigentes? ?Los 28 millones de ciudadanos accionistas? El Gobierno ha propuesto elegirlos ¨¦l mismo durante un periodo transitorio, pero ser¨ªa como volver al r¨¦gimen anterior, cuando los eleg¨ªa el partido. Adem¨¢s, si se distribuyen masivamente los t¨ªtulos de propiedad de los bienes del Estado, es inevitable que pierdan de su valor, por la l¨®gica de la oferta y de la demanda. Y ya ning¨²n inversor participar¨¢ en una subasta de bienes p¨²blicos, cuando le basta esperar a que aparezcan acciones infravaloradas".
Son todav¨ªa muchos interrogantes sin respuesta. Y es que si hay en la historia reciente muchas experiencias de nacionalizaci¨®n de la econom¨ªa, hay muy pocas, en cambio, de privatizaci¨®n masiva. Y nadie sabe a ciencla cierta c¨®mo pasar de un sistema al otro.
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