El terror de Stephen King barre a Verne y Salgari en las lecturas de los j¨®venes
El 'orden de valores' literarios se convierte en tema de debate en las universidades
Los j¨®venes de hoy ya no nacen a la literatura espa?ola con los versos de Manrique, no aprecian la denuncia social o el realismo que comprometieron a sus padres, y cuando les interesan los libros, lo que no siempre ocurre, a menudo prefieren las grandes pasiones y las gestas. Para los universitarios prima el individualismo. Esas son, seg¨²n consulta a varios especialistas, las grandes l¨ªneas del canon de la literatura espa?ola hoy: o sea, lo que se prefiere y lo que no, y que es uno de los grandes temas de debate en las universidades.
Julio Verne y Salgari han muerto, viva Stephen King. Ese que hace unos a?os parec¨ªa imposible es el testimonio de Franciso Garc¨ªa P¨¦rez, profesor de Historia de la Literatura en el mayor instituto de Asturias, el n¨²mero uno de Gij¨®n. "Los chicos ni siquiera saben qui¨¦nes son [Verne y Salgari], y tampoco les interesa. Cu¨¢ndo les preguntas a principios de curso qu¨¦ les gusta leer, dicen: 'Nada, no me gusta leer', o mencionan a Stephen King o a Thomas Harris [autor de El silencio de los inocentes]".Mas no todo es rechazo: a los chicos les gusta Cervantes, no s¨®lo por la reciente serie en la televisi¨®n, sino porque Ies gusta que fuera un poco golfo"; tambi¨¦n Becquer, y "a las chicas, Rosal¨ªa: ser¨¢ sexismo, pero es as¨ª", dice Garc¨ªa P¨¦rez. En su opini¨®n, las reacciones a los diferentes autores son relativamente homog¨¦neas: as¨ª, con El s¨ª de las ni?as "alucinan", pues les parece cursi, y Larra se les antoja "redicho". Te saltan al cuello si les piden que lean La gitanilla, por ejemplo, aunque disfrutan si se la cuentan". Pese a un panorama que podr¨ªa desmontar la vocaci¨®n de cualquier literato y provocar los habituales l¨²gubres augurios sobre la cultura escrita, siempre hay "un chico o una chica que se sienta al fondo y te dice que ¨¦l tambien escribe versos".
Por qu¨¦ unos y no otros
La permanente reivindicaci¨®n en las universidades norteamericanas de los distintos grupos sociales -mujeres, negros, homosexuales, indios, chicanos- ha terminado por imponer el debate de la selecci¨®n. Esto es, el canon: por qu¨¦ se ense?a a ciertos autores y no a otros.Y se recuerda el argumento de que, como dice la historia, lo que hoy nos parece indiscutible no siempre lo fue. Moby Dick, recuerda el escritor Jos¨¦ Mar¨ªa Merino, fue ignorada por su tiempo hasta el punto que arrincon¨® a Herman Melville y dej¨® de escribir. Kafka s¨®lo conoci¨® el ¨¦xito despu¨¦s de muerto, y gracias a la infidelidad de Max Brod -una de las m¨¢s aclamadas infidelidades de todos los tiempos-, que no cumpli¨® con el encargo de destruir los manuscritos. Shakespeare fue minusvalorado hasta ser reivindicado por los rom¨¢nticos. G¨®ngora, por los del 27. Los grandes poetas del Siglo de Oro no fueron publicados en vida.
"No creo que ninguna obra haya sido aceptada en su tiempo", dice el escritor vallisoletano Jos¨¦ Jim¨¦nez Lozano, para quien "la memoria de un texto siempre va de acuerdo a los valores del momento". As¨ª se comprende el elaborado tipo de ejercicio que el acad¨¦mico Francisco Rico les pide a sus alumnos de universidad: "Escr¨ªbase sobre la influencia de C¨¦sar Vallejo en Quevedo": quiere decirse la evoluci¨®n del orden de valores contempor¨¢neo va modificando el antiguo.
Que Stephen King desplace a Verne en los adolescentes que leen no es tan importante como el debate de qu¨¦ o qui¨¦nes est¨¢n en el origen de estas preferencias. El novelista Javier Garc¨ªa S¨¢nchez piensa que "la posteridad no est¨¢ hecha tanto por los cr¨ªticos o los lectores, sino por la opini¨®n de otros escritores, que leen y acaban imponiendo su opini¨®n. Estos se vuelven buenos jueces del colega de una generaci¨®n desaparecida: la envidia ya no cuenta y quien ensalza se acrecienta con el poder del fantasma elogiado".
Hast¨ªo
V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, catedr¨¢tico de Literatura Espa?ola en Salamanca opina que ahora "se produce un hast¨ªo de la necesidad de ir por el mismo camino, y adem¨¢s contestando a los anteriores", que es lo que han hecho de siempre los movimientos literarios. Pese a todo, Garc¨ªa de la Concha s¨ª cree percibir en los actuales poetas la convergencia de algunos colores -la preocupaci¨®n por la forma r¨ªtmica, la dulce melancol¨ªa o el problema de la identidad del yo-, y un rechazo oolectivo de la novela social y el realismo."Estamos en una ¨¦poca de tanteo y somos hijos de la historia. Se ha derrumbado un mundo y los escritores se ci?en a la corta distancia", agrega.
Babelia
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