Un creador vitalista

La evoluci¨®n sorprendente de las orquestas espa?olas tiene un claro ejemplo en la Filarm¨®nica de Gran Canaria que nos ha visitado ahora, dirigida por el polaco Antoni Wit (Cracovia, 1944), un excelente maestro bien conocido del p¨²blico espa?ol por sus visitas con Penderecki.Comenz¨® el programa con una p¨¢gina a modo de obertura titulada Celebraci¨®n del sonido de Juan Jos¨¦ Falc¨®n (Las Palmas, 1936), un creador musical vitalista e imaginativo que sabe definir con fuerte consistencia las l¨ªneas, insistir sobre los motivos para repetirlos o variarlos, contrastar inteligentemente los timbres desde un sentido del color que nos evoca la pintura de N¨¦stor. Falc¨®n aplica a la escritura orquestal sus muy conocidos y queridos conceptos coralistas con lo que logra una gran cohesi¨®n en la forma y naturalidad en los desarrollos que la sostienen. El ¨¦xito fue grande y el compositor salud¨® repetidas veces.

Triunfo grande tambi¨¦n fue el de la soprano salmantina Inma Egido, en las Siete canciones poulares de Manuel de Falla, seg¨²n la orquestaci¨®n de Ernesto Halffter, de mayor autenticidad y refinamiento que la interpuesta despu¨¦s por Luciano Berio, ac ci¨®n que caus¨® no poca tristeza al disc¨ªpulo de Falla, cuyo trabajo en las canciones hab¨ªa merecido la aprobaci¨®n de su maestro.

Luci¨® la orquesta sus mayores esplendores en la Quinta sinfon¨ªa de Shostakovich (1937) escrita despu¨¦s de una de las rega?inas dirigidas al autor por el aparato musical sovi¨¦tico, como "respuesta del creador a una cr¨ªtica justa". El supuesto arrepentimiento se advierte s¨®lo en un par de concesiones de aire militar y ¨¦pico. Justificaciones literarias aparte, Shostakovich hace su m¨²sica que obtendr¨ªa tanto ¨¦xito en la Uni¨®n Sovi¨¦tica como entre la burgues¨ªa de Nueva York. La interpretaci¨®n de Wit y los filarm¨®nicos de Las Palmas mereci¨® entusiastas aplausos.