"Le Pen crece con la infelicidad de los franceses"
Bernard Tapie irrumpe como un meteoro en su cuartel general de la Canebi¨¨re, la m¨¢s popular arteria de Marsella. Enfunda un cuerpo recio y de mediana altura en un traje de elegante dise?o italiano. Su boca es sensual; su mirada, golfa; su pose, chulesca. Habla con calor meridional y crudeza de suburbio. Emana confianza en s¨ª mismo. Tiene prisa."Cada cual lucha contra Le Pen a su manera", dispara antes de que el periodista haya podido abrir la boca. "Yo lo hago a la m¨ªa. Lo que me diferencia de los dem¨¢s no es que yo diga que Le Pen y sus votantes son unos canallas. Lo que me diferencia de veras es que soy de los pocos que creen que el fen¨®meno Le Pen es muy grave y muy duradero".
Cambio imprudente
Las causas de ese fen¨®meno, dice Tapie, est¨¢n agrav¨¢ndose: "La izquierda francesa fue muy imprudente en 1981 al decir: 'Vamos a cambiar la vida'. Ahora tenemos tres millones de parados y problemas como el sida o la droga que no exist¨ªan hace 11 a?os. La vida ha empeorado para mucha gente. No estamos en esta mierda por casualidad".El movimiento electoral animado por Tapie tiene nombre de emisora de FM, Energ¨ªa Sur, y un lema que puede sonar a sarcasmo en la noche del 22 de marzo: Aqu¨ª vamos a asombrar a Francia. Seg¨²n las encuestas, Energ¨ªa Sur apenas recibir¨¢ el 20% de los votos en Provenza-Alpes-Costa Azul, cuatro o cinco puntos menos que las listas dirigidas por los otros dos aspirantes a la presidencia regional: Le Pen y el actual titular, el centrista Jean-Claude Gaudin.
"Le Pen no alcanzar¨¢ aqu¨ª el 25% que le dan las encuestas, de eso me encargo yo", asegura Tapie. "Y si pierde la batalla en esta regi¨®n, donde la gente es mucho m¨¢s sensible a la inmigraci¨®n que en otras partes, Le Pen habr¨¢ perdido para siempre".
El l¨ªder del Frente Nacional est¨¢ intentando "una importante jugada de p¨®quer" en la regi¨®n Provenza-Alpes-Costa Azul. Le Pen es "un nazi reencarnado, cuyo sue?o es llegar alg¨²n d¨ªa al poder mediante las urnas, como lo hizo Adolf Hitler, "su predecesor favorito". ?sa es una posibilidad que Tapie no excluye. "El aumento del Frente Nacional", dice, "es directamente proporcional a la infelicidad de los franceses".
La pregunta de por qu¨¦ Le Pen ha escogido esta regi¨®n para su jugada de p¨®quer acelera a Tapie: "Dej¨¦monos de tonter¨ªas. Aqu¨ª no hay m¨¢s racismo que en otras partes. La gente es racista all¨ª donde sufre. En cualquier pa¨ªs donde la gente sea desdichada hay un terreno de cultivo para los que dicen que la culpa la tienen los que son diferentes".
Y la regi¨®n Provenza-Alpes-Costa Azul, la tercera en poblaci¨®n del pa¨ªs, con 4,2 millones de habitantes, es hoy una de las m¨¢s pobres, inseguras y contaminadas de Francia. Su ¨ªndice de paro (11,6%) es superior al de las regiones lionesa y parisiense (7,9% en ambos casos). Aqu¨ª se cometen anualmente 99 delitos por cada 1.000 habitantes, frente a un 61 por 1.000 de media nacional. La educaci¨®n y la sanidad son casi tercermundistas en relaci¨®n a otras zonas. Abundan las industrias contaminantes; las basuras todav¨ªa son arrojadas al mar en algunos municipios, y hasta el anta?o hermoso estanque de Berre parece podrido.
La decadencia de Marsella como metr¨®poli mediterr¨¢nea resume la crisis de la regi¨®n. Marsella tiene un ¨ªndice de paro del 18%; sus astilleros de La Ciotat agonizan; su puerto, caro, escasamente mecanizado, controlado por el dur¨ªsimo sindicato de dockers, no puede resistir la competencia de G¨¦nova o Barcelona.
Hace unos a?os, Fran?ois Mitterrand decidi¨® convertir a Tapie en el palad¨ªn de la izquierda en el sur de Francia. Nacido hace 49 a?os en el seno de una familia modesta de Par¨ªs, casado y con cuatro hijos, Tapie es el caso m¨¢s espectacular de triunfo a partir de la nada en la reciente historia francesa. Su especialidad es comprar empresas en dificultades, sanearlas y revenderlas. Pero se dice en Par¨ªs y en Marsella que su ¨²ltimo gran bocado, Adidas, bien pudiera atragant¨¢rsele.
Mitterrand espera que Tapie aporte a los socialistas el 22 de marzo esa buena fortuna que le ha convertido en millonario y ha conducido al ¨¦xito europeo al Ol¨ªmpico de Marsella, el club de f¨²tbol que preside. Es una apuesta que no comparten muchos socialistas meridionales. A Tapie, acusado de demagogo en su propio campo, le est¨¢n faltando apoyos en su batalla contra Le Pen, y eso le merece el siguiente comentario: "La cobard¨ªa es un sentimiento muy extendido".
Tapie tiene una alta opini¨®n de su persona: "La gente sabe que, de los tres candidatos a la presidencia de esta regi¨®n, yo soy el m¨¢s capacitado para luchar contra el paro. ?Qui¨¦n crea empleos? Tapie. Todo el mundo es tambi¨¦n consciente de que, con el Ol¨ªmpico, yo soy el ¨²nico que est¨¢ dando una imagen positiva de Marsella. ?Qui¨¦n conoce a Gaudin en Italia o en Estados Unidos? Nadie. A m¨ª, en cambio, me conocen en todos lados, y la gente tiene en general una impresi¨®n positiva".
Coraz¨®n de izquierda
?ste es su autorretrato pol¨ªtico: "Tengo un coraz¨®n de izquierda". Y ¨¦ste su mensaje: "A la gente ya no se la contenta con un descenso de medio punto de la inflaci¨®n. En el top 50 de las preferencias de los franceses est¨¢n ahora el comandante Jacques Cousteau, el profesor L¨¦on Schwarzenberg o el abad Pierre. Gente que encarna la generosidad, que habla de fraternidad entre los seres humanos y de nuevas relaciones con la tierra".El modelo de convivencia de Tapie es el Ol¨ªmpico de Marsella. Cuando habla de su club de f¨²tbol se entusiasma: "Venga a nuestro estadio y comprender¨¢. Gentes que no pueden ni verse fuera de all¨ª, franceses expulsados de Argelia e inmigrantes ¨¢rabes, por ejemplo, aceptan compartir durante 90 minutos una pasi¨®n com¨²n. Ese modelo se puede trasponer a la vida social. Se puede crear un gran proyecto com¨²n que proponga a todos ser generosos, que d¨¦ ganas de superar los ego¨ªsmos y las diferencias".
?Y si Tapie fracasa el 22 de marzo? "Por el momento", responde, "yo embisto. Luego ya haremos las cuentas".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.