El campe¨®n que nunca lo fue
Jean-Fran?ois Bernard nunca ha ganado nada importante. El ciclista franc¨¦s, que cumplir¨¢ 30 a?os el 2 de mayo, pas¨® en poco tiempo de ser el sucesor in pectore de Bernard Hinault a convertirse en un hombre acabado, en uno de tantos h¨¦roes frustrados que llenan la historia del deporte. La necesidad francesa de crear l¨ªderes hundi¨® en la miseria a un corredor que deslumbr¨® al mundo entero en la cronoescalada del Mont Ventoux del Tour 87. Desde entonces s¨®lo consigui¨® nader¨ªas, triunfos de etapa en la Vuelta y el Giro y demostraciones de clase en su gran especialidad, la cronoescalada: la m¨¢s recordadada, la de la Par¨ªs-Niza de 1990. La presi¨®n a la que le somet¨ªan la Prensa de su pa¨ªs, que siempre le colocaba en el grupo de los favoritos al principio de cada Tour, le hund¨ªa en los momentos decisivos. Sus actuaciones acababan siempre en decepci¨®n para los que creaban las expectativas. En febrero de 1991 tom¨® la decisi¨®n definitiva: huir de Francia. "No aguanto m¨¢s la presi¨®n de ser el l¨ªder de un equipo franc¨¦s", declar¨®. Hizo la maleta y se vino a Espa?a, al Banesto de Pedro Delgado y Miguel Indur¨¢in. Cumpl¨ªa su gran sue?o: pasar inadvertido.Ahora, despu¨¦s de la terapia de un a?o en manos de Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri, trabajando a destajo en el Giro para ¨¦l mismo y en el Tour para Indur¨¢in -?qui¨¦n no recuerda su tarea sucia en la ascensi¨®n de las primeras rampas. de l'Alpe d'Huez?-, ha llegado su momento: el retorno a las primeras p¨¢ginas en su propio pa¨ªs.
El ciclista que nunca muri¨®, ya que, en realidad, nunca lleg¨® a estar vivo, se encuentra en las v¨ªsperas de una resurrecci¨®n en la que s¨®lo ¨¦l cre¨ªa. Tiene todas las bazas. S¨®lo falta que la presi¨®n, su mayor enemigo, no vuelva a derrotar al hombre que s¨®lo luce en su historial un triunfo final, la Vuelta al Mediterr¨¢neo de 1986.
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