Esperando a Aristide
Los desheredados de Hait¨ª aguardan el regreso del presidente derrocado como a un mes¨ªas
Un rayo de luz ilumina al viejo negro Lionel cuando, tras retirar con mano temblorosa el sudor de su frente, detiene el carro de carb¨®n que a duras penas arrastra por el estercolero de Cit¨¦ Soleil, el arrabal de Puerto Pr¨ªncipe que concentra en el m¨¢s absoluto hacinamiento a 200.000 indigentes, y exclama en criole: "Nac¨ª libre y morir¨¦ esclavo, pero no dejar¨¦ esta tierra sin ver de nuevo entre nosotros a Titid".
Lionel se refiere al presidente derrocado Jean-Bertrand Aristide, el hombre que lleg¨® al poder empujado por los desfavorecidos y que hoy, despu¨¦s de que un golpe de Estado acabara con su pol¨ªtica profunda de reformas, es esperado de nuevo en Hait¨ª como un mes¨ªas que se supone va a sacar al 90% de la poblaci¨®n de la m¨¢s absoluta miseria.El viejo Lionel, a sus 70 a?os, es de los pocos ancianos que, por milagro de la naturaleza, ha podido llegar a esa edad (las esperanzas de vida en Hait¨ª se sit¨²an en torno a los 45 a?os), y todav¨ªa por unas burdes, la moneda local, al d¨ªa suple a la bestia tirando, a pleno sol caribe?o, una carreta r¨²stica repleta de sacos de carb¨®n. Lionel, como Inocent, 40 a?os menor que ¨¦l, o Martin, un adolescente que se dice hu¨¦rfano de la vida, son algunos de los 500.000 habitantes de Puerto Pr¨ªncipe que carecen de un m¨ªnimo refugio, a modo de casa, donde poder vivir y guardar sus escasas pertenencias. Duermen junto a la v¨ªa del ferrocarril azucarero, unas noches protegidos por cartones y otras al abrigo de una peque?a fogata.
Lionel, Inocent y Martin confiesan no haber comido desde hace a?os m¨¢s que la raci¨®n de ma¨ªz molido o de fr¨ªjoles con arroz, esto ¨²ltimo a modo excepcional, que mam¨¢ Ma, una anciana de Cit¨¦ Soleil que comparte la olla del d¨ªa con quienes se le acercan, expone al aire libre entre el olor putrefacto de una charca y frente al habit¨¢culo de dos metros cuadrados levantado con cartones y madera de desecho en el que cohabita con otros seis familiares.
Vivir como animales
En Cit¨¦ Soleil, Les Salines, Saint Martin, Cit¨¦ Mustique o Cit¨¦ Carton, donde los seres humanos viven como animales, se espera con paciencia la llegada del padre Aristide. El Ej¨¦rcito, la polic¨ªa y los tontons macoutes que han vuelto en estos cinco meses y medio, los tienen amedrentados. No exteriorizan su deseo de ver pronto entre ellos a Aristide, pero por dentro le esperan ansiosos. Es incre¨ªble que gente analfabeta como ¨¦sta, que no ha visto jam¨¢s la televisi¨®n, pero que si encuentra una radio no se despega de ella, sepa actualmente c¨®mo se est¨¢ llevando a cabo el proceso de negociaciones para la vuelta del presidente y domine ya toda la terminolog¨ªa pol¨ªtica que se est¨¢ empleando. Ello se debe a Radio Enriquillo, una emisora que pese a las diferentes presiones de todo tipo que le llueven para dejar de emitir hacia Hait¨ª, lo hace diariamente desde la Rep¨²blica Dominicana con mensajes en criole, camuflando con m¨²sica y c¨¢nticos las noticias del destierro.Seg¨²n datos oficiales, el 39% de las mujeres embarazadas de estos barrios tienen anemia, el 33% de los reci¨¦n nacidos sufre malnutrici¨®n y el 50% de su poblaci¨®n laboral se ve obligada a emplear las tres cuartas partes de lo que gana para comprar la m¨ªnima alimentaci¨®n diaria. La mortalidad infantil, seg¨²n un estudio de una universidad privada de Arizona, est¨¢ estimada en 117 por cada 1.000 habitantes, y en el pa¨ªs hay un m¨¦dico por cada 10.000 personas.
Conciencia clara
Gerard Pierre Charles es un veterano profesor de Econom¨ªa de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico que particip¨® activamente en el equipo de coordinaci¨®n de la campa?a electoral de Aristide. Reside en Puerto Pr¨ªncipe y es de los pocos supervivientes dentro del territorio nacional del llamado Grupo de M¨¦xico, que aglutin¨® junto al salesiano Aristide a una intelectualidad local. "La gente est¨¢ callada y replegada, pero tiene los ojos abiertos" dice. "Hay una conciencia clara de que Aristide, cuyo principal error fue no ensanchar las bases de la democracia, tiene el apoyo internacional y sabe que el Gobierno militar est¨¢ condenado a desaparecer. Las clases populares, pese al sacrificio que les supone, son conscientes de que el embargo es un buen aliado".
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