Tom Petty re¨²ne a los Heartbreakers para presentar su ¨²ltimo disco
Tom Petty entusiasm¨® el lunes por la noche a las 25.000 personas que acudieron al Wembley Arena de Londres. El rockero norteamericano est¨¢ presentando su ¨²ltimo disco, Into the great wide open, en una gira mundial. Par¨ªs ser¨¢ la mejor oportunidad de que dispondr¨¢n los incondicionales de Petty para disfrutar de su excelente espect¨¢culo, sazonado con una serie de n¨²meros teatrales, de entre los cuales destaca la persecuci¨®n a la que es sometido el cantautor por tres pertinaces ejecutivos a los que consigue al fin ahuyentar por un gigantesco s¨ªmbolo de la paz.El concierto se bas¨® fundamentalmente en el material de los dos ¨²ltimos discos, Full moon fever -realizado sin la colaboraci¨®n de sus fidel¨ªsimos Heartbreakers-, e Into the great wide open, que da nombre a la gira y para cuya grabaci¨®n volvi¨® a reunirse el grupo. Con este disco y la gira celebran su d¨¦cimoquinto aniversario en activo como m¨²sicos. Petty se permiti¨® entusiasmar a la audiencia con temas de tanta solera como American girl, grabado en 1977.
Los t¨¦cnicos emplearon 59 pistas para conseguir un sonido de alta calidad. Pero el espect¨¢culo fue mucho m¨¢s all¨¢. La iluminaci¨®n cont¨® con gigantescas ara?as de cristal provistas de velas en su interior, cuya psicodelia se complementaba con las im¨¢genes proyectadas en una pantalla gigante. Un ¨¢rbol de cinco metros de altura, digno de un cuento de los hermanos Grimm, presid¨ªa el escenario. En la copa del ¨¢rbol, un cedro, se abr¨ªa y cerraba una puerta reiteradamente utilizada por el cantante durante sus n¨²meros.
Los m¨²sicos no cayeron en la tentaci¨®n del virtuosismo, pese a su indiscutible calidad y oficio. Todas las canciones estuvieron impregnadas de sentimiento, con un nivel de intensidad que Petty, due?o y se?or de la escena en todo momento, regulaba a placer. Guitarras ac¨²sticas y el¨¦ctricas rotaban por las manos de Petty y los Heartbreakers, que se dieron el gustazo de interpretar, cada uno, una canci¨®n en solitario. La sombra de Dylan sobrevol¨® el auditorio, e incluso las guitarras sonaron ocasionalmente a Mark Knopfler.
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