Es muy f¨¢cil criticar
Acaba de llegarme por correo, con cinco meses de retraso, un voluminoso cat¨¢logo del Ministerio de Cultura, un cent¨®n donde est¨¢ publicado el nombre de un gran n¨²mero de escritores espa?oles de ayer y del momento y no pocas de sus obras. Su t¨ªtulo es Letras de Espa?a. Los libros, y a primera vista parece un listado de los libros que se venden en el mercado.Hoy todo el mundo arremete contra Correos por esos retrasos. Es absurdo. Al contrario. Ser¨ªa bueno que todo lo que se publica en el mundo, desde peri¨®dicos, libros de novedades o art¨ªculos, incluido ¨¦ste, apareciera con unos meses de retraso, porque aunque parezca que no, cinco meses pueden trocarnos a todos de pesimistas y destructivos en personas muy fin¨ªsimas y risue?as; de gentes foscas con las solapas de la chaqueta subidas hasta las orejas, en transe¨²ntes que circulan por la calle pegando saltitos y casta?etas con los talones. Eso por un lado.
Est¨¢n luego los que, animados por la desaparici¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, alientan la esperanza de que desaparezca el Ministerio de Cultura, pero no est¨¢n siendo justos. Ni resulta tan f¨¢cil ni la Uni¨®n Sovi¨¦tica era tan compleja como el Ministerio de Cultura. Es verdad que los m¨¦todos empleados por la extinta Uni¨®n Sovi¨¦tica y por el inextinguible Ministerio de Cultura tienen en ocasiones un aire de familia, pero eso ser¨ªa llevar las cosas demasiado lejos, porque en el Ministerio de Cultura nos consta que los hay de comuni¨®n diaria, y yo, que vivo cerca de la plaza del Rey, donde el ministerio tiene su sede, he comprobado c¨®mo los funcionarios de ese ministerio a los ciegos de la ONCE, que tienen su propio ministerio un poco m¨¢s all¨¢, no los empujan para que los atropellen las camionetas de reparto, sino que dejan que crucen ellos solos la infernal calle de Barquillo.
Yo no s¨¦ por qu¨¦ me habr¨¢n enviado este cat¨¢logo ahora, pero tiene que haber una justificaci¨®n. En un ministerio, contra lo que se piensa, nunca se hacen las cosas al tunt¨²n y se esfuerzan siempre porque la poblaci¨®n quede contenta y atendida. Para este caso a m¨ª se me ocurre una explicaci¨®n razonable. Se conoce que despu¨¦s de la Feria de Francfort, para la que fue destinado, les han sobrado unos cuantos ejemplares defectuosos y han decidido envi¨¢rnoslos a quienes figuramos en ¨¦l. Esto, algunos con mala fe lo criticar¨ªan, pero en absoluto creo que pueda objetarse nada a proceder tan irreprochable, porque siempre ser¨¢ mejor eso que tirarlos a la basura o venderlos bajo cuerda a los libreros de lance, habiendo, como nos consta, tanta hambre de cultura por un lado y tanta corrupci¨®n por otro. En mi ejemplar, por ejemplo, de la p¨¢gina 160 se pasa a la 185, que sigue hasta la 200, para empezar de nuevo en la 177 hasta el final, lo que le da a la lectura un agradable y sedante vaiv¨¦n marino o ritmo de barcarola.
Como se ve, todos los que dudaron de que a los cinco meses las cosas no se ven siempre de otra manera tienen que haber quedado convencidos.
En un primer momento tom¨¦ este cat¨¢logo por uno que el mismo ministerio public¨® en el mes de septiembre ¨²ltimo, y que nunca llegu¨¦ a ver. Aqu¨¦l se hizo c¨¦lebre por el revuelo que arm¨®, porque hab¨ªan metido a unos s¨ª y a otros no, porque hab¨ªa sido excluido el teatro, porque... en fin, lo de siempre. La envidia.
Al margen del espect¨¢culo deplorable que es sorprender a un pa¨ªs dedicado a la rebati?a, los criticones tampoco en aquella ocasi¨®n ten¨ªan raz¨®n. Es verdad que faltaban algunos nombres. Pero tambi¨¦n sobraban o sobr¨¢bamos muchos m¨¢s, y nadie dijo nada. Es muy f¨¢cil criticar.
Quienes sostengan que los gobernantes no enmiendan nunca sus errores mienten como bellacos y habr¨ªa que apartarlos de nuestra comunidad. Con comentarios como los suyos tan disolventes y antisociales no hacen m¨¢s que gangrenarnos a todos la existencia. No, no, y mil veces no. Para demostrarlo, aqu¨ª est¨¢ el cat¨¢logo que con tan buen juicio me acaban de enviar.
De entrada, se ha subsanado, por lo que imagino, un error del primero. A pesar de que todo el mundo sabe que el teatro dej¨® de ser literatura hace muchos a?os para entrar en el mundo de las variedades, en este cat¨¢logo hay un apartado dedicado a ¨¦l, como lo reclamaba el pueblo.
Y no s¨®lo teatro. Hay, como se ha dicho, de todo. Desde los moros y cristianos a lo ¨²ltimo de lo ¨²ltimo.
Confieso un poco avergonzado que lo primero que hice al tenerlo en mis manos fue buscar mi nombre. ?Qu¨¦ ilusi¨®n si lo encontrara al lado del de Alfonso X el Sabio, del bracete del de Lupercio Leonardo de Argensola! ?Oh, qu¨¦ momentos de alborozada inquietud! ?Oh, qu¨¦ segundos de esperanza y de inquietud! Oh.
La verdad es que no fueron segundos, sino media hora, pero eso estaba pensado as¨ª para que todos pudi¨¦ramos deshojar a gusto la margarita de la inmortalidad: "?Estar¨¦?, ?no estar¨¦?", y no se puede ver en ello un defecto. No se pretender¨¢, por otro lado, que una literatura tan vasta y rica como la nuestra pueda ordenarse f¨¢cilmente, sin tener en cuenta, adem¨¢s, las ¨²ltimas aportaciones de la cr¨ªtica literaria, esa que a Manuel Machado no lo considera de la Generaci¨®n del 98 y s¨ª a Maeztu, que hasta ayer no era m¨¢s que un invento del franquismo.
?Podr¨ªa criticarse esto? ?Podr¨ªan citarse otros 100 nombres que faltan? ?Resultar¨ªa discutible que todas las generaciones aparezcan cambiadas y los nombres de los escritores vascos, catalanes, gallegos y castellanos mezclados? Por supuesto. Siempre hay quintacolumnistas. Pero para eso estamos aqu¨ª, para salirles al paso. La raz¨®n de que los que pertenec¨ªan a una generaci¨®n figuren ahora en otra y que muchos no aparezcan est¨¢ pensada para que los profesores y estudiantes de literatura de las universidades del mundo, aburridos desde hace unos a?os, se entretengan un poco en discutir si fulano pertenece a ¨¦sta o la otra generaci¨®n o si a mengano le dejamos pertenecer a alguna o lo mandamos al limbo. En cuanto a lo otro, a que todas las lenguas est¨¦n mezcladas, es en justa correspondencia con la Generalidad catalana, la Generalidad vasca y la Generalidad gallega, las cuales, siempre que publican cat¨¢logos similares a ¨¦ste con los escritores de sus lenguas, los mezclan con escritores espa?oles, y nobleza obliga. En cuanto a que faltan nombres, s¨®lo una cosa: para eso est¨¢ el Estado; para decir t¨² s¨ª, t¨² te aguantas, t¨² ya veremos.
Suponemos, pues, que el objetivo principal de este cat¨¢logo era promocionar el libro espa?ol entre los editores extranjeros. Y eso yo creo que lo habr¨¢n conseguido. Si un editor alem¨¢n (no se olvide que estamos hablando de Francfort) quisiera conseguir, pongo por caso, las obras completas de Leopoldo Panero que figuran aqu¨ª, se volver¨ªa loco, pues desaparecieron del mercado hace 15. a?os. Lo cual est¨¢ hecho no para re¨ªmos de los editores alemanes, sino para que se vea que en Espa?a, a pesar de las estad¨ªsticas, se lee. El caso, por ejemplo, del libro de Giner de los R¨ªos, ¨²nico que se incluye de su autor, es diferente. En este caso el libro no existi¨® nunca, Dos amigos editamos 200 ejemplares de ¨¦l, obligamos a otros 25 a que lo compraran, otros 25 se fueron para el autor y los 150 restantes se los qued¨® un simpatico timador que los tiene secuestrados desde hace 12 a?os. Si lo han incluido en el cat¨¢logo es para que se vea que no todo es el dinero y las grandes tiradas en la vida, y tambi¨¦n para que se admire la eficacia de los eruditos de ese incomprendido ministerio en mirar los listados del ISBN.
S¨®lo una, entre las cosas que he visto y que me ata?¨ªan a m¨ª personalmente, me ha dejado pensativo. En realidad no he tenido tiempo de contrastar nada que no se refiriera a mi modesta persona y mi m¨¢s modesta obra. Es, desde luego, una minucia. Se trata de una antolog¨ªa de la poes¨ªa de Miguel de Unamuno que prepar¨¦ hace tiempo. En la ficha bibliogr¨¢fica se hace constar estas misteriosas siglas: "trad. del al.". Al principio no ca¨ª en la cuenta, pero no tard¨¦ en comprender que se quer¨ªa decir "traducido del alem¨¢n", no s¨®lo para adular a los alemanes, sino por otra raz¨®n de peso. Porque si vamos a ver, todos escribimos el mismo libro y casi en la misma lengua. O como dijo el gran Rub¨¦n Dar¨ªo: "Los mismos ruise?ores cantan los mismos trinos / y en diferentes lenguas es la misma canci¨®n". De donde se deduce que muy probablemente Unamuno todo lo escribi¨® en alem¨¢n.
S¨®lo me sabe mal abordar una ¨²ltima cuesti¨®n. Para m¨ª es harto enojoso hacerlo. En su d¨ªa se acus¨® a un pobre hombre, empleado en el ministerio, como causante de todas estas desdichas. Se dijo: "La culpa de todo la tuvo un siniestro y oscuro funcionario". Otra vez lo mismo. Para empezar, esto es un pleonasmo: todos los funcionarios, cuando ejercen de eso, son oscuros y siniestros, por lo que no sabemos bien a qu¨¦ viene ahora ose cargar las tintas. Y adem¨¢s, si ese funcionario es el que yo me supongo, tengo que declarar aqu¨ª que se est¨¢ siendo injusto con ¨¦l. Puede ser oscuro, siniestro incluso, pero justamente su perversidad le impedir¨ªa aprovechar nuestras cr¨ªticas, de manera que perdon¨¦mosle aqu¨ª la vida, que es cosa que a buen seguro le irritar¨¢ menos.
As¨ª pues, hablando y dialogando se entiende la gente. Los que piden la inmediata disoluci¨®n del Ministerio de Cultura est¨¢n en un grave error. No son sino voceros de una campa?a orquestada. A ese digno ministerio le quedan una larga vida por delante y grandes y nobles empresas con las que pasmar al orbe. La primera ser¨¢ reimprimir esta hermosa gu¨ªa, a la que deber¨ªan enriquecer con traducciones, a doble columna, en sueco (hay que pensar que eso es una cantera de futuros premios Nobel), en cast¨²o y en ingl¨¦s, y tambi¨¦n engalanarla con lujosas tapas duras. Y cuando la acaben, que nadie piense que ya est¨¢ todo ganado. Todav¨ªa el ministerio deber¨¢ acometer muy altas y preclaras batallas, como, por ejemplo, a?adir a los escasos premios institucionales que ya existen, el Juan de la Cruz (no san Juan de la Cruz, sino Juan de la Cruz), dotado con 35 millones de pesetas, para m¨ªsticos ateos y amargados, y otro, el Mariano Jos¨¦ de Larra, dotado con 100 millones, para quienes pensamos que escribir en Espa?a es una maravilla.
es escritor.
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