Denuncia falsa

A veces me pregunto por qu¨¦ se valora tan poco la palabra de una mujer, por qu¨¦ cuesta tanto creer a una mujer, por qu¨¦ se quiere tener a las mujeres en una minor¨ªa de edad permanente, como seres humanos de segunda categor¨ªa, sin derecho a una plena autonom¨ªa y libertad y, consiguientemente, a la absoluta responsabilidad de sus propias acciones, sean ¨¦stas acertadas o err¨®neas.Viene esta reflexi¨®n a cuento de la informaci¨®n, con fecha del 30 de marzo, encabezada por el titular El vicepresidente del Parlamento vasco ser¨¢ juzgado por malos tratos a su mujer. Una informaci¨®n elaborada sin que mediara la m¨¢s m¨ªnima consulta conmigo para contrastar la veracidad de los datos. Ley¨¦ndola, me he sentido absolutamente indefensa.

No s¨¦ si va a servir para algo, pero no estoy dispuesta a callar. Reitero, libre y voluntariamente, lo que ya dije en su d¨ªa: que present¨¦ una denuncia falsa contra mi marido, como consecuencia de una crisis nerviosa que me impidi¨® considerar el da?o injusto que pod¨ªa causar, y que asumo la responsabilidad de aquella acci¨®n.

Hace tan s¨®lo unas horas me ve¨ªa obligada a expresar, por segunda vez, esta realidad en un diario del Pa¨ªs Vasco. Ahora lo tengo que hacer en su peri¨®dico. Con anterioridad expuse en un par de ocasiones mis rectificaciones ante el Juzgado de San Sebasti¨¢n. ?Qu¨¦ m¨¢s tengo que hacer para que me crean? ?Tanto cuesta entender que una persona pueda equivocarse hasta el punto de llegar a cometer una injusticia con los que la rodean?

Quisiera, por ¨²ltimo, reclamar para m¨ª la comprensi¨®n que se le debe a cualquier ser humano, para que no se prolongue una tortura psicol¨®gica que se me est¨¢ haciendo insoportable y que nos est¨¢ afectando muy negativamente a m¨ª y a los m¨ªos.